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BRANISLAVA SUSNIK (+)

  LAS INQUIETUDES DE LOS PUEBLOS GUARANÍES POR LAS HOSTILIDADES GUAYCURÚES - Por BRANISLAVA SUSNIK


LAS INQUIETUDES DE LOS PUEBLOS GUARANÍES POR LAS HOSTILIDADES GUAYCURÚES - Por BRANISLAVA SUSNIK
EL PUEBLO GUARANI COLONIAL 

LAS INQUIETUDES DE LOS PUEBLOS GUARANÍES POR LAS HOSTILIDADES GUAYCURÚES.

 
EL INDIO COLONIAL DEL PARAGUAY
 
 
 
Asunción-Paraguay, 1965. 243 pp.
 
Versión digital:
 


 

 

CONTENIDO DEL LIBRO

INTRODUCCIÓN

1 – El primer servicio y el yanaconato.

2 – El mitazgo.

3 – Extracción de indios. Oficios. Salarios.

4 – El pueblo guaraní colonial.

a) Formación

b) Tierras, bienes comunales y potencialidad económica de los pueblos

c) Las inquietudes de los pueblos guaraníes por las hostilidades "guaycurúes"

d) Particularidades de algunos pueblos y los Guaraníes monteses.

e) Indio libre y mestizo

f) El gobierno del pueblo.

5 – La resistencia activa de los guaraníes.

APÉNDICE:

Decreto declarando ciudadanos libres a los Indios naturales de toda la República. 7 de Octubre de 1848.

Indice de citas

Abreviaciones

 

 

 

EL PUEBLO GUARANI COLONIAL.

a) Formación

b) Tierras, bienes comunales y potencialidad económica de los pueblos

 

 


LAS INQUIETUDES DE LOS PUEBLOS GUARANÍES POR LAS HOSTILIDADES GUAYCURÚES.




Antes de la Conquista española ya, los neolíticos guaraníes sufrían de constantes asaltos de los pueblos chaqueños, pescadores y cazadores paleolíticos; la misma orilla izquierda del río Paraguay hacía insegura la pesca; los chaqueños asolaban sus tierras y cautivaban sus mujeres; este contacto hostil entre los vecinos cazadores y cultivadores circunstanciaba una causa poderosa para la alianza de los guaraníes con los españoles. En el siglo XVII, los asaltos de los payaguáes y mbayáes a los pueblos guaraníes destruíanlos económicamente hasta obligarlos a desplazar sus asientos, ocurriendo una despoblación total de los guaraníes de las antiguas provincias de Itatí, Guarambaré, Jejuí y, parcialmente, Tobatí. Los Payaguáes, siguiendo su acostumbrada táctica de entrar por los afluentes del río Paraguay en las épocas de creciente, asolaron el pueblo de Jejuí, importante para los mismos españoles, pues "... aquel pueblo estaba en medio de las poblaciones de españoles y era tan amigo [que] facilitaba y ayudaba la comunicación de toda la tierra, cosa que ahora no podrá ser sin riesgos..." (483); el camino de la antigua Villa Rica a Asunción ya no podía contar con el pueblo de apoyo que era Jejuí. Bajo el gobierno de Hinestrosa, el pueblo de Jejuí sufrió otro ataque payaguá, y los valles de Jejuí y Piray comenzaron a despoblarse (484); bajo el gobierno de Garabito de León, los "guaycurúes" destruyeron definitivamente también la villa de Jejuí (485). El pueblo de Jejuí, con asiento en donde está el moderno pueblo de Lima, nunca formó una organización propia de un "táva" colonial; del mismo informe de Hurtado de 1616 se desprende que los parciales jujeños dividían periódicamente su residencia entre el asiento-pueblo y el monte (486). Durante los años 1640 a 1660, muchos pueblos guaraníes sufrían por causa de asaltos de los payaguáes y mbaya-guaycurúes, como Tobatí, Atyra y otros; la expedición de castigo bajo el mando de S. de León revela la preocupación que provocaron los ataques "guaycurúes" a los vaqueros criollos y guaraníes en la otra orilla del río Paraguay; muchos guaraníes que iban a prestar su servicio de mitazgo a sus encomenderos asunceños, también fueron atacados esporádicamente como consta en algunas declaraciones de los cautivos guaraníes, liberados posteriormente; la paz significaba muchas veces asegurarse "las vaqueadas libres" de criollos e indios (487). Los ataques de los payaguáes a los mitayos guaraníes por los caminos eran casi constantes y hay noticias de ellos hasta el gobierno de Andino (488); no todos los guaraníes fueron muertos por los chaqueños, sino mantenidos muchos como cautivos y ocasionalmente traídos en los mismos pueblos guaraníes a fines de rescate a modo de una compra venta de cautivos; el guaraní mitayo resultaba fácil presa para los chaqueños.


Con la expansión de los mbayáes y en virtud de su nuevo módulo cultural de guerreros ecuestres comenzó el problema de los pueblos guaraníes norteños huidos, desplazados y en continua mudanza; los pueblos itatines experimentaron los primeros ataques; en 1663 hay noticias sobre el asalto al pueblo de Aguaranambí, en aquel tiempo junto con Tareí y Caaguasú ya en vías de mudanza hacia el río Ypané por causa de los ataques de los bandeirantes en los años 1647-1649. La tendencia de los mbayáes de ocupar las tierras en la orilla izquierda del río Paraguay ocasionó en los años 1664-1668 una inquietud constante de los pueblos norteños, Atyrá, Ypané, Guarambaré y hasta Tobatí; las tentativas españolas de llevar socorro a los pueblos no tenían éxito. El guaraní de los pueblos no manifestaba ya el antiguo ethos guerrero, conocido de los guarambarenses a través de sus revueltas en el siglo XVI; Ypané y Guarambaré apenas tenían 300 hombres de tomar armas; los pueblos comenzaron a retirarse de sus asientos; desertó Atyrá y parte de las familias huyeron, unas a los montes, otras a las faldas de la serranía vecina (489). La definitiva despoblación de los antiguos pueblos fue provocada por el ataque Mbayá y sus aliados, Payaguáes, Guanás, Lengua, Guaycurutí, en el año 1673; en Atyrá, los mbayáes mataron y cautivaron 120 indios, siguiendo luego los estragos en Ypané y Guarambaré (490); la primera retirada de los pueblos fue orientada hacia las tierras de Curuguaty. Según el informe de J. V. Bazán, los guaraníes de Guarambaré se congregaron en un paraje a media legua de Terecañy, los de Atyrá en el paraje de Ytanará, y los de Ypané en el paraje de Ytaú; todos estaban dispuestos a mudarse a los parajes más al sur por una mayor seguridad; su subsistencia en los parajes provisorios durante la retirada era mínima, "... porque al presente se estan sustentando con palmas y palmitos del monte y algún pescadillo que cogen por aquel territorio..." (491). Los de Arecayá se retiraron hacia el arroyo de Aruayá; eran más numerosos que los de otros pueblos, teniendo unas 730 almas. Los pueblos se desintegraron, pero los grupos parciales quedaban aún unidos, viendo la imposibilidad de una retirada segura y además, por el contacto prolongado con el ambiente criollo, ya no dispuestos para volver a la vida de los monteses. Los parajes curuguateños tampoco ofrecían seguridad por causa de los bandeirantes, los que pretendían venir a llevar a los indios "con nombre de negros de la tierra" de los mismos pueblos Ypané y Guarambaré, según la noticia de 1676 (492). El protector de los naturales pidió para los dos pueblos la posesión de las tierras de Ñaendá y Bocayatí en el valle de Guarnipitan y la suspensión del servicio de mitazgo por 3 años (493). Presionados así por los mbayáes y por los bandeirantes, los pueblos iniciaron su camino hacia Asunción y fueron asentados en lugares que hoy llevan sus nombres; los pueblos S. Pedro de Ypané y Todos Santos de Guarambaré conservaron la unidad del grupo; S. Francisco de Atyrá fue asentado junto con los remanentes guaraníes de S. Benito de los Yoys con apenas 60 almas, originarios del lugar probablemente, pero en los padrones nunca anotados como "táva"; los arecayenses fueron, por licencia Real, agregados en 1675 al pueblo de S. Lorenzo de los Altos, manteniéndose los grupos alteño y arecayense siempre antagónicos, aunque con la misma residencia pueblerina. Las retiradas de los pueblos norteños y sus primeros nuevos emplazamientos fueron costeados parcialmente con ganado de la estancia de la ciudad de Asunción; a tal título, Atyrá, Guarambaré e Ypané recibieron la ayuda de 300 cabezas de ganado (494); los dos últimos pueblos nunca llegaron luego a la solvencia económica considerándose siempre entre los pueblos pobres. Las entradas chaqueñas en los valles de Guiray, Salinas, Capiatá y otros, en 1679, amenazaban e inquietaban a Tobatí y Altos; teniendo el gobierno interés en el paraje de Caapucú por razones de defensa, había una propuesta del cabildo asunceño para que en dicho lugar se trajera la gente del pueblo de Atyrá, "... y se pueble conjunto a el de los españoles para que dándose la mano el uno y otro sea de efecto en las urgencias de defensa ya por el río o ya por la tierra..."; esta propuesta no llegó a concretarse. Durante los años 1692 y 1698 fue el pueblo Tobatí que más daños sufría por causa de los chaqueños; el ataque de los mbayáes, payaguáes y lenguas en el año 1697 lo dejó casi arruinado; asolaron los enemigos las sementeras, robaron el ganado, y quedando "... dichos indios totalmente acobardados y desanimados no solo a cultivar las tierras para sementar sino aun lo que es más lamentable para meter el agua y leña..." (495), por no atreverse a salir fuera del cercado del pueblo sin la escolta de los soldados, según lo describe el gobernador episcopal. El pueblo deseaba la mudanza; fue desmoralizado no tan solamente por su propia ineficiencia, sino también por ver que los mismos españoles y criollos huían y despoblaban los valles cercanos a los ríos y expuestos a los asaltos chaqueños. El cabildo civil fue contrario al proyecto de mudarse el pueblo Tobatí; consideraba que de esta manera dejábase el campo libre a los enemigos, "... de donde pueden cometer sus hostilidades en las estancias y chacras de todos aquellos que habitan por el valle de Yviturú y Tacaaení, Ytaibú, Yaguí que son únicamente las que le han quedado a esta provincia por asilo donde la mayor parte de los vecinos y moradores de ella tienen sus estancias..." (496). En una de las reuniones del cabildo asunceño se proponía hasta que los desubicados villariqueños vinieran a poblar Tobatí, participando ambos, tobatines y villariqueños en la defensa (497); el plan no se concretó y el pueblo se emplazó en donde [está] el actual Tobatí. Durante el gobierno de Escobar Gutiérrez, los infieles dominaban con sus asaltos periódicos los campos de los pueblos Atyrá, Tobatí y Altos (498); al estar en peligro de ser invadido Altos, el cura-administrador se quejaba al cabildo asunceño por lo indefenso que se hallaba el pueblo, debido a la ausencia de hombres del pueblo, ocupados en el servicio de las embarcaciones (499). Esta queja refleja gran parte de la verdad; para mantener la sumisión de los pueblos, los gobiernos trataban de no conferir a los pueblos guaraníes medios de autodefensa; cuando se requerían los caciques a servicio militar, éste se limitaba a trabajos puramente auxiliares; la idea del "indio-bracero" predominaba en su sentido más amplio; la importancia de disponer de remeros y timoneros guaraníes, como en otras partes de yerbateros guaraníes, era mayor que la de la defensa de los pueblos. Los ataques chaqueños constituían gran preocupación en los años del gobierno de Echauri y La Moneda; los mbayáes entraban en los parajes mismos de la cordillera, y eran "... los naturales y vecinos de aquellos parajes afligidos y oprimidos: como asimismo los tres pueblos de indios cristianos que son hoy Altos, Atyrá y Tobatí..." (500). También en el sur acrecentaron las amenazas periódicas de los mocovíes y tobas; en los años 1735 a 1738 casi se despobló el valle de Guarnipitan; los parajes de Tebicuary y Cumbatarí eran los más expuestos, siendo amenazados también los pueblos Itá, Guarambaré e Ypané (501), particularmente sus estancias y chacras. Muchos de los guaraníes caían cautivos y fueron luego revendidos a los españoles en ocasión de treguas y períodos de paz; esta situación se desprende con bastante claridad de un bando de Echauri de 1736: "... por cuanto los indios guaicurús han acostumbrado vender algunos indios y con la codicia de lo que les dan han ido a hacer guerra y han muerto mucha gente, que lo mismo han hecho y podrán hacer otras naciones y aún españoles perdidos acostumbran sacar y hurtar indios y traerlos a unas partes a otras y venderlos en la misma color..." (502). Las "paces" con los mbayáes y payaguáes solían implicar la condición de devolver a los indios cautivos.


 

 

d) Particularidades de algunos pueblos y los Guaraníes monteses.

e) Indio libre y mestizo

f) El gobierno del pueblo.

 

 



NOTAS:

483) Documentos históricos y geográficos relativos a la Conquista y Colonización Rioplatense. Buenos Aires, 1941. Carta del gobernador del Río de la Plata, Diego Marín Negrón, al Rey; 31 de Mayo de 1613; p. 211.

484) Documentos del Archivo Nacional de Asunción. Sección: HISTORIA-28; Nº. 1; f. 221.

485) Aguirre, Juan Francisco: "Diario del Capitán de Fragata de la Real Armada"..., en RBNB; ts. 18 y 19; año 1949, 1950. Buenos Aires. II; p. 408.

486) Documentos del Archivo Nacional de Asunción. Sección: NUEVA ENCUADERNACIÓN-229; f. 2.

487) Documentos del Archivo Nacional de Asunción. Sección: HISTORIA-28; Nº. 1; f. 263.

488) ibidem, f. 269.

489) Documentos del Archivo Nacional de Asunción. Sección: HISTORIA-27; Nº. 1; f. 1 ctd.

490) Actas del Cabildo de Asunción. Archivo Nacional de Asunción., 3 Julio 1675.

491) Actas del Cabildo de Asunción. Archivo Nacional de Asunción., 4 Dic. 1673.

492) Actas del Cabildo de Asunción. Archivo Nacional de Asunción., 20 Febrero 1676.

493) Actas del Cabildo de Asunción. Archivo Nacional de Asunción., 20 Abril 1676.

494) Actas del Cabildo de Asunción. Archivo Nacional de Asunción., 27 Febrero 1679.

495/496) Actas del Cabildo de Asunción. Archivo Nacional de Asunción., 18 Febrero 1698.

497) Actas del Cabildo de Asunción. Archivo Nacional de Asunción., 18 Febrero 1689.

498) Documentos del Archivo Nacional de Asunción. Sección: HISTORIA-42; Nº. 4; f. 13 ctd.

499) Actas del Cabildo de Asunción. Archivo Nacional de Asunción., 13 Julio 1701.

500) Documentos del Archivo Nacional de Asunción. Sección: HISTORIA-119; Nº. 1; f. 1.

501) Documentos del Archivo Nacional de Asunción. Sección: HISTORIA-119; Nº. 7; f. 3.

502) Documentos del Archivo Nacional de Asunción. Sección: HISTORIA-118; Nº. 9; f. 46.

 


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EL INDIO COLONIAL DEL PARAGUAY
 
 
 
Asunción-Paraguay, 1965. 243 pp.
 

 

 

 

 

 

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