VAN CAYENDO LAS FICHAS

Por ILDE SILVERO

ilde@abc.com.py

Los jugadores empedernidos suelen decir que “nos van cayendo las fichas”, porque la vida es una ruleta donde, más tarde o más temprano, ganarás algo o perderás todo. El sida, el calentamiento global, el zika, el dengue y el coronavirus son productos surgidos de nuestras acciones como habitantes irrespetuosos de este planeta.

Toda acción genera una reacción igual y contraria, advertía el viejo Newton, según estudiábamos en la secundaria. La humanidad, irónicamente también denominada como la civilización, ha cometido acciones dañinas a la preservación de la naturaleza y, por ello, enfrenta ahora consecuencias negativas muy preocupantes.

El calentamiento global de la Tierra es el ejemplo más claro. Debido a la contaminación del medio ambiente, por la producción masiva del monóxido de carbono en todo el mundo, la capa de ozono que envuelve al planeta se ha ido debilitando y la luz del sol eleva la temperatura promedio en todos los países. Esto provoca una serie de hechos como el mayor descongelamiento de glaciares, aumento del calor en zonas tropicales, mayor frecuencia y fuerza de los temporales y huracanes, etc.

Paralelamente, contribuye a empeorar la situación la tala masiva de árboles en las grandes reservas de bosques, lo que disminuye el proceso de creación de aire limpio y saludable.

Los virus que han dado lugar a epidemias y pandemias, como hace algunos años el SARS, el zika y ahora el covid-19, también son productos de acciones humanas, ya que provienen de la manipulación y consumo de animales que no integran la lista habitual de comidas típicas de las distintas culturas culinarias.

Aunque no existe una confirmación científica, hay bases razonables para creer que el coronavirus surgió del consumo humano de la carne de los murciélagos que habitan en colonias masivas en la localidad china de Wuhan. La extraña “sopa de murciélagos” habría sido el origen de esta nueva cepa del coronavirus.

La proliferación de casos de dengue en nuestro continente, en especial en nuestro país, responde a una situación generada por nuestra gente: falta de higiene personal y, sobre todo, acumulación de basura en calles, plazas y baldíos. En tales lugares abundan los recipientes desechados de vidrio y plásticos que se convierten en los criaderos del mosquito Aedes aegypti, el transmisor de la enfermedad.

Se supone que somos la especie inteligente de los seres vivos que habitan este planeta, pero los hechos demuestran que no es así. Por nuestras acciones, el medio ambiente se va deteriorando en forma permanente y, sin tomar conciencia de ello, las futuras generaciones recibirán un mundo bastante maltratado.

La humanidad ha padecido el cólera, la peste negra, el ébola, el VIH y múltiples infecciones bacterianas, pero no ha aprendido la lección.

Ya es tiempo de que usemos el cerebro, dejemos de destruir el ambiente del planeta en que vivimos y también evitemos acciones que conduzcan a la producción de nuevas enfermedades que acaban con la vida de miles de seres humanos. Dejemos de ser el clásico výro chusco.

Fuente: ABC Color

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Sección OPINIÓN

Domingo, 15 de Marzo de 2020

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