ANTOLOGÍA MÍNIMA
SANTIADO DIMAS ARANDA
LUIS MARÍA MARTÍNEZ
Selección de poemas HEDDY BENÍTEZ
Editorial Arandurã
Diseño de tapa: OSVALDO SALERNO
Ilustración: Osvaldo Salerno, “Rasgo”,
Impresión sobre papel, 2008.
Asunción – Paraguay
Junio, 2013 (90 páginas)
PALABRAS MÍNIMAS
Tomar la responsabilidad de publicar esta antología mínima implica seleccionar con una visión subjetiva los poemas de un autor, en este caso de dos autores: Santiago Dimas Aranda y Luis María Martínez, quienes reúnen en sus voces poesía y coherencia de vida. Escritores que ajenos a sí mismos irán cobrando nuevos símbolos, marcando sus huellas poéticas en nuestra cultura, en nuestra historia.
Cada uno, a su modo, expresa su ineludible compromiso social, tal vez por eso sentí la necesidad de reunirlos en esta Antología Mínima, buscando ofrecer un acercamiento a la trayectoria poética de ambos, apenas una muestra de lo que llevan escrito hasta el presente. El orden de los poemas no es estrictamente cronológico.
Esta publicación es una forma de decirles: ¡Gracias poetas paraguayos!
Lo fundamental es seguir bregando por el arte, por la poesía, por la justicia, en el sueño de una Patria grande.
Heddy Benítez
DOS POETAS COMUNISTAS
Imaginemos por un momento el Paraguay de los años 40. Sus calles soleadas hasta el filo de la tarde. Su silencio en la oscuridad, y el "toque de queda" después de las doce de la noche. Veamos cómo unos muchachos bautizan a uno de sus hijos: Ahí están Antonio Bonzi y su esposa, quienes pretenden el amparo de Dios mediante sus padrinos. Ahí están también Santiago Dimas Aranda y Mariano Roque Alonso -quien morirá en tortura un tiempo después- dispuestos a asumir el riesgo del ritual. Los tres son perseguidos por el gobierno de Higinio Morínigo. Mediante la delación -uno de los soportes de la oligarquía en defensa de sus intereses-, la policía consigue saber el lugar en donde se llevará a cabo la ceremonia. En medio del jolgorio, en medio de la milagrosa aparición del vino y el pan, llegan los uniformados y arman tal desastre que todos terminan en la cárcel.
La cárcel y el silencio serán duros enemigos de Santiago Dimas Aranda, sin embargo él encuentra en la paz de su íntegro carácter la manera de enfrentar los tiempos de ignominia. Hombre de trato afable y persuasivo, pretende encontrar en el Paraguay su rumbo. Pero sabe que el destino de un poeta de ideas liberadoras es siempre el riesgo. Y lo enfrenta con una mezcla de hierro y luz. Poeta premiado en numerosos concursos literarios, recibe el saludo de sus pares y el silencio de la burguesía que controla los hilos del poder cultural. Poeta torturado bárbaramente por los esbirros de la dictadura que hasta hoy se pasean impunemente por la Asunción mediterránea, supo decir Su Palabra. Poeta marginado pero nunca olvidado, las generaciones de escritores jóvenes le rindieron homenaje publicando Fragancia de raíces1 en los años ochenta.
El caso de don Luis María Martínez es algo similar. Pero en él se da algo que hasta hoy es un milagro: desde su más tierna juventud, desde la clandestinidad colaboró en "Adelante", periódico de su partido -que se encontraba fuera del orden establecido-; con el paso del tiempo y la muerte, encarcelamiento o el exilio de los sucesivos directores de ese órgano de resistencia, le toca ejercer la dirección del mismo. Qué de proezas vivió al frente de ese condenado periódico, porque "Adelante" nunca dejó de publicarse. Escondido en pensiones, en el fondo de casas de familias, en las oficinas de sindicatos amigos, el mimeógrafo en el que se imprimía nunca fue detectado por la policía de Stroessner. Y el que ponía el pecho en la dirección era don Luis María Martínez. Y, paralelamente a esa lucha por sus ideales, ¡nunca dejó de escribir ni un solo día! El compromiso con su tiempo era la guía que lo empujaba al compromiso con la Literatura, y la prueba de ello es, entre muchísimos libros publicados, un estupendo Cuaderno de Notas2 que nos relata con detalles cotidianos, la vida cultural y política de aquellos años.
Dos hombres magníficos como para creer en la especie humana.
Hoy, con más de ochenta años, estos exponentes siguen en pie. Y porque con estos imprescindibles, la lucha contra el Golpe de Estado del 22 de junio tendrá al fin su merecida victoria, estas palabras sólo pueden ser agradecidas.
¡Hasta la Poesía, siempre!
Ricardo de la Vega, 27/12/2012
1Fragancia de raíces. Ediciones Taller, Asunción, Paraguay, 1984.
2 Cuaderno de notas. Editorial Arandurá, Asunción, Paraguay 2002.
SANTIAGO DIMAS ARANDA
Villarrica, 1924
Santiago Dimas Aranda, poeta paraguayo, pertenece a la generación del 50, nació en Villarrica del Espíritu Santo el 25 de marzo de 1924. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en su ciudad natal. Apenas con 18 años fue a Buenos Aires a causa de problemas políticos que sacudieron a los jóvenes estudiantes; allá realizó sus estudios en la Escuela Industrial Otto Krause. Regresó a Paraguay en 1946, ya como profesional técnico. Nuevamente se vio obligado a salir del país con los exiliados a causa de la guerra civil del 47. Retornó a la capital argentina, donde consiguió un trabajo seguro y permanente, lo cual le posibilitó iniciar sus estudios universitarios en Filosofía en 1956. Formó parte del grupo literario de la Casa de la Cultura Argentina, donde se destacó como uno de los mejores poetas jóvenes.
Desde muy joven colaboró en revistas y diarios a nivel internacional, como también en Asunción y Villarrica.
Varios poemas de Aranda están musicalizados. Obras editadas:
- Sangre de tierra y luna, Buenos Aires, 1956, poemas.
- Palo verde, Asunción, 1965, poemas.
- Antología del silencio, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1970, poemas.
- Metal de la fragancia, Ed. Criterio, Buenos Aires, 1973, poemas.
- Fragancia de raíces, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1984, poemas.
- Medio siglo de agonía, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1994, novela.
- Vida, ficción y cantos, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1995, cuentos y poemas.
- La pesadilla (Primer Premio Hispanidad 1976), Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 1980, novela.
- El amor y su sombra (Tercer Premio Hispanidad 1976), Ed. Mediterráneo, Asunción, 1984, novela.
- Los pájaros nocturnos, Ed. Manuel Ortiz Guerrero, Asunción, 2008, cuentos y poemas.
Obras inéditas:
- La señal de las cruces, novela.
- Los ojos de la cigarra, cuentos.
- Nunca en silencio, poemario.
- Fuera de tiempo, poemario.
Otras aún sin título.
PRÓLOGO DEL POEMARIO SANGRE DE TIERRA Y LUNA DE SANTIAGO DIMAS ARANDA
De una realidad que pesa como un sueño terrible sobre el pueblo guaraní se nutren nuestra poesía y nuestra literatura contemporáneas. Abrazados estrechamente con su época y con su gente los poetas y escritores paraguayos han definido rotundamente su actitud al asociar sus obras a las luchas de su pueblo y expresar con ellas sus anhelos más intensos. Escriben con el pulso y con la sangre. Recogen sus esperanzas y con estas centellas que brillan férreamente en la opresiva noche, señalan el camino del triunfo.
A esta legión de poetas del pueblo, fieles personeros de su conciencia, custodios de su voz multitudinaria, pertenece Santiago Dimas Aranda.
Identificado por temperamento al mundo del hombre y del paisaje, intuidor profundo de sus enigmas y claridades, ideológicamente comprensivo de su desarrollo histórico social, Santiago Dimas Aranda logra un registro denso y hondo de la realidad paraguaya en su esencia y significación más intensa. Oído afinado en el canto de la tierra, ojos deslumbrados por la incandescencia del sol sobre selva y ríos, espíritu caldeado por ese otro fuego aún más ardiente de la pasión de la libertad, Santiago Dimas Aranda ha escrito sus poemas después de haberlos vivido, de haberlos macerado en su experiencia personal, de haberlos asimilado a la sustancia de su sangre y de sus sueños. Mito y realidad, individuo y colectividad, amor y desvelo por el hombre se funden en la musicalidad de sus poemas que se ofrecen límpidos y puros, arrolladores y genésicos, pero también ungidos de una bondad ingénita y luminosa, de una sabiduría abierta y fraterna, la bondad y la sabiduría del pueblo, árbol fragante del que está cortada la madera de este hombre cuya poesía es la respiración natural de su vida, de sus sueños, de su invencible esperanza.
En un tiempo como éste, la poesía popular amasada con un vibrante clamor de las gestas, es una herramienta de iluminación y de combate, al mismo tiempo de ser una expresión artística y verdadera.
La poesía de Santiago Dimas Aranda lo es en su más genuino sentido. El Paraguay muestra en ella su rostro, "amalgama de sueños y paciencias", sobre el que ya planea, por encima del odio, la luz del triunfo de la justicia. Una poesía de vida y esperanza, captada en su latido más profundo por un poeta del pueblo.
Augusto Roa Bastos
1960
ROJA TIERRA
Vengo quedándome de a poco
permaneciendo en ti
permaneciendo
roja tierra de sol
de donde vengo
de donde emerge mi voz
de donde vengo
abandonando el alma
abandonando
una esperanza anclada
en cada puerto
Es del destino andar
dejando siempre
en cada rama un nido
una promesa
una esperanza nueva
en cada beso
y desplumar la vida
hasta el martirio
en cada canto al viento
abandonado
No sé si odiar o amar
y sigo amando
mi roja tierra, tú
de donde emerjo
y a donde voy
como follaje al sol
que es vida y muerte
Vivo muriendo así
de canto a canto
de canto a canto así
vivo esperando
tendiendo a ti
mis anhelantes brazos
Quiero entregarte ya
toda esta vida
esta gota de sol
gota infinita
de este fecundo aliento
una semilla
una semilla fértil
de este sueño
en la fértil llanura
de tu anhelo
de Sangre de tierra y luna
CAMINO Y CANTO
Bebo mi sed
manantial que zumba exuberante
bajo tu piel de nardo
Vivo a lo largo
de este camino que amo
de este largo camino donde
me iré cantando
Dura, dulce y tendida como un camino
eres, mujer, mi tierra
y eres
lo que sin desnudarse y después
encuentro en ti
Vivo buscando espacios
para beber estrellas
Y amo todas tus cosas
pequeñas, humanas, bellas
Desde la presentida fogata de tus ojos
hasta la hermosa rosa en que te das
Las amo más allá del deseo
de la sangrienta búsqueda del hambre
del pétalo arrancado
de la amapola que se desluce al sol
Amo esa rara crueldad de tus reproches
al viril arrebato de mis versos
y amo la inviolada desnudez
de tus actos de amor
Y amo más aún
Amo mi soledad donde te espero
donde miro y respiro
y miras y respiras junto a mí
Y vivo
Quiero decir que pienso
Y soy feliz
Quiero decir que canto
Y espero
Quiero decir que viviré cantando
de Sangre de tierra y luna
PRIMERO FUE EL INDIO
Aún hablo del indio
porque el dolor pasado es el dolor de hoy
MANUEL DEL CABRAL
Vedlos masticando el viento
arrastrándose contra el mezquino viento
silenciosos y eternos
como la soledad
Víctimas y espectadores
de una muerte impía y servicial
De un amargo misterio, misteriosos
entenados de amor, cruzando el tiempo
cruzando nuestro tiempo ajeno
sin más arma que un silencio absurdo
sin más amparo que un absurdo cielo
cruzando van
Cruzando
sobre un caballo flaco: la desgracia
enfermo ajuar de cantos a la espalda
morral de niños y miserias a la espalda
y plumas y fetiches de otro tiempo
Oscuro lodo calcinado a sol
duras espaldas cargando
pesado corazón como cadena
pasándoles la vagarosa historia
del histórico mito de un gran pueblo
Han sacado las venas
Las han secado para dar al blanco
una indómita sangre de quebracho
una indómita herencia sin dominio
sangre quieta que a veces también hierve
que en apretado tormento
a veces muerde
Vedlos masticando el viento
perforando la noche y el silencio
donde el silencio colma la vastedad del alma
de Antología del silencio
REBELDE CORAZÓN DE AMÉRICA
Este es el sueño
en este tiempo sin paz encanecido
largo como un largo río
brotando de la noche
Largo grito este grito
largamente labrado en labrantía de siglos
hondamente rebelde y perseguido
Este es el pueblo
Esta, la tierra por siglos defendida
Esta es la vida
Esta es paciencia
Esta, la madre de los hijos buenos
Mi tierra es amalgama de sueños y paciencias
Sueño de saberse hombres
viviendo como parias
Paciencia de ser sombra solamente
voz de perro que ladra sobre el espacio huérfano
Mi tierra quiere al hombre
su mejor heredad
Mi tierra busca al hombre
Mi tierra es un espejo donde
el hombre contempla su dolor
su ausencia malogrando espigas
derrochando la corta moneda de su vida
su erosionado amor
¡Padre nuestro que estás en las amelgas
esmirriado y anónimo
indefinidamente ciego de atisbar el desierto
triste de invierno en invierno
enfermo de roer el hosco panal del hambre
sordo de gritar
en la ajena vastedad de los ajenos campos!
Hay violencia en la sangre
Hay lodo en las conciencias
Hay siembra de olvido
de dilatada muerte en la gleba que devora el viento
Vieja muerte trillada y viejo grito
en este viejo corazón rebelde
Pero siempre es la tierra, la esperanza
mujer sin rostro
sin harapos
dulce espiga en los pechos
dulce escudo de cantos
Simplemente esperanza
Simplemente semilla postergada
insepulta semilla sustentada
Calandrias en la cruz del viejo rancho
un símbolo desnudo de protesta
En torno
la barbarie del hombre contra el hombre
Y en torno
el silencio
¿Dónde andarán los héroes olvidados?
¿Forjarán nuevas armas con metal de campanas
al izar la mañana su pendón de luceros?
de Sangre de tierra y luna
LLUVIA
Llueve en la calle
Y por dentro
comienzo a sentirme solo
La noche gime en los árboles
se enrosca en los árboles
y siento
tu voz que me anega
y pienso
Vengo de donde
la fiera ofrece un corazón a un pájaro
y tú no estabas
Vienes de donde
la angustia danza parábolas de amor y muerte
sobre el escueto lomo de la pampa
y yo no estaba
Llego desde hace tiempo
He corrido
Vengo
con un gorrión cansado dentro del pecho
Vienes de una danza nupcial
del viento sobre los árboles
Llueve en la calle
y encuentro que estoy en el mundo solo
Déjame esconder mi soledad
en el cuenco de tus manos
Veo tus manos a través de la niebla
Sueñan como libélulas
Y veo tus ojos
a través de tus cabellos sueltos
Como la lluvia
Y veo tus labios
Pienso en ti corno si fueras mi patria
Pienso y voy creciendo en relámpagos
Pienso que soy la pampa
de Sangre de tierra y luna
LA SUBVERSIÓN
En Villamorra o Lambaré
dicen que fue.
Una bomba tal vez
o algo peor
en la octava de Reyes,
oh, Señor...
Dicen
que un experto descubrió
metida en un cajón
la subversión.
de Fragancia de raíces
ATILANO ARROYOS
Latigazo a la tierra descalza
roja tierra mojada de miel
Atilano partió con el alba
maniatado y al trote y a pie
Muchos años de zafra a la espalda
de aguaceros curtida la piel
¡Latigazo a la tierra descalza
roja tierra mojada de miel!
Caballeros medallas de cuero
con pequeños cerebros de pez
Potrerillos al alba invadieron
defensores de Dios y la Ley
Por la cincha tirado a caballo
cuero crudo trenzado de seis
En la punta gritaba Atilano
prometiendo muy pronto volver
No preguntes por qué no regresa
Todos saben que ha muerto y de qué
Cotizaron su cana cabeza
caballeros de whisky y papel
Por la cincha tirado a caballo
cuero crudo trenzado de seis
No preguntes por qué no regresa
Todos saben que ha muerto y de qué
de Sangre de tierra y luna
PALABRAS A RENÉ DÁVALOS
Di tu palabra, y rómpete
NIETZSCHE
Tenías que arrojarte desde tu rama altiva
para que te comprenda
Tenías que llegar hasta el silencio
con tu esbeltez de nardo
Tenías que sellar con tu más caro beso
la boca del misterio
Tenías que truncar en tu garganta el tiempo
para que te comprenda
Para que te comprendan los que siembran
sobre el absurdo barro la esperanza
viendo nacer, crecer, morir a flor de tierra
los árboles, los cantos, las calandrias...
Te conocí una tarde todo cerebro y fuerza
Por amor se inmolaban ruiseñores y rosas
en tu palabra abierta
Y otra tarde, pasados apenas innominados días
te hallé a la lumbre del adiós, yacente
aún tan niño que, sintiéndome sangrar por tus heridas
le confesé a la vida todas mis horas muertas
Te conocí de paso solamente
Solamente un manojo de palabras cambiamos
una tarde en un bar por profecías
-premoniciones tuyas y discordancias mías-
Nunca supe de ti, hasta esa tarde
y hasta pulsar tu pulso en la palabra escrita
de aquel "buscar la realidad"
La realidad, joven hermano ausente
se amortaja de amor y muchas veces
se disfraza de muerte
No me inclino a pensar
porque eso duele
Duele tanto el pensar cuando se pierde
en una noche así la claridad,
una estela de luz en la corriente
Yo no te digo "adiós"
Tu muerte
la tan independiente, es nuestra
que te digo "hasta siempre", joven poeta
Tú seguirás cantando en esta tierra
esta tan tierra tuya por lúcida y caliente
donde germinarás tus primaveras
y seguirás presente
de Nunca el silencio
LUIS MARÍA MARTÍNEZ
Asunción, 1933
Poeta paraguayo de vasta producción literaria, lleva editados más de veinte poemarios y dos importantes antologías, El trino soterrado I y II, y Antología de la poesía social paraguaya, a más de diversas publicaciones como ensayista.
El contenido de su poesía constituye un testimonio, un clamor por la justicia y una empecinada esperanza. Denuncia en versos el sentimiento de un pueblo, a veces con un lenguaje coloquial, a veces épico, pero siempre lleno de sinceridad y sentimiento solidario por los altos valores humanos.
Premonición de un tiempo nuevo, voz anunciatoria de cambio para la patria. Él mismo... ¿espera? ¿augura? ¿desea?... que su acento sea "un gran sol y un viento para todos...". Por sobre la voz vibrante de rebeldía que levanta a favor del pueblo oprimido permanece el amor, valga este verso de su autoría como ejemplo: "Amando es como vuelan las más bellas palomas".
Varios de sus poemas fueron musicalizados por compositores del Nuevo Cancionero.
Cargos ejercidos:
Presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay, 1986.
Director de la Revista de Cultura Estudios, 1986-1991.
Director de Revista Martiana
Presidente del PEN Club del Paraguay, 2000-2001.
Premios:
Club de Libros, 1972, como autor más votado.
PEN Club del Paraguay, 1980.
Premio Municipal de Literatura, 2012.
Poemarios:
- Poesías, 1960.
- Armadura fluvial, 1961.
- Ráfagas de la tierra, 1962.
- Arder es la palabra, 1966.
- El jazmín azorado, 1969.
- Desde abajo es el viento, 1970.
- Clarea el firmamento, 1975.
- Chile será victoria, 1975.
- Perpetuamente alondra, 1982.
- Ya no demora el fuego, 1986.
-Día primero, 1989.
- Días de vida, 1993.
- Fervor disperso, 1994.
- Hoja y hoja, 1994.
- La lucha está en el centro, 1995.
- El muro, 1995.
- El libro de las letanías, 1996.
- País difícil, 1997.
- Pertenece al amor, 1998.
- Merece el caballo verde, 1999.
- Persona y tiempo, 1991-1993/ 2003-2005.
- Poeta urbano, 1993-1994.
- Recorro mi país.
- Las cosas desiguales.
- Esperar la tormenta, 2007.
Prosa:
- El trino soterrado I y II. Rescate y compilación de poesía paraguaya histórica y social, 1985 y 1986.
- Poesía social del Paraguay, compilación, 2005.
- Periodista inoportuno, ensayo, 2006.
- Cuadernos de nota I y II, ensayo.
- Revista Estudios.
- José Martí en Paraguay, 2011 (Servi-Libro).
- Ensayos históricos.
Y CÓMO...
Y cómo permanece
todo lo que soñamos,
todo lo que dejamos.
Somos como viajeros
que vivimos, penamos y pasamos.
¡Somos como un momento!
Y sin embargo,
cómo permanece
lo que fuimos y no,
lo que soñábamos,
como si nunca, nunca, nunca,
debiéramos morirnos...
de Perpetuamente alondra
HOY PIENSO FLORECER
Hoy pienso florecer,
estoy pensando en florecer de pronto en la mañana,
de sacarme de encima lo baldío,
la tristeza, hojarasca en este día.
Hay algo nuevo aquí, por este entorno:
centenares de pájaros que siembran
su amor o su ilusión por lo que adviene,
abejillas, insectos, mariposas,
que están por todas partes
y una riada o dos o cuatrocientas
de lo verde, lo azul o lo amarillo...
¡Y en el trasfondo un río de rumores!
Nada me detendrá.
Hoy pienso florecer.
de Perpetuamente alondra
DE LA VIEJA CIUDAD, LA DEL PASADO
De la vieja ciudad tengo recuerdos
que están ya solamente en la memoria.
Por ejemplo:
El mercado de amenos carreteros,
con burreras, con árganas, canastos.
Con bueyes, con borricos, vendedores.
Con cuadras con olor a las boñigas.
Con verduras en alfombras en el suelo.
Con matronas de pueblo con cigarros
y peinetones y cosas de corales.
Y rudos campesinos con polainas
tomando un mate amargo o contemplando
ese intenso abejeo de las gentes.
Y perros y sombrillas y braseros,
pailas, ollas, cacerolas,
y frituras y leche derramada.
Las calles eran pequeños naranjales
con perfumes de asombros y azahares,
con gente que ponían sus sillones
por la tarde o la noche en las aceras.
Andaba con su carro el panadero
a igual en ese empeño el carbonero.
Con gritos pertinaces iban burreras
anunciando las cosas de su esfera.
De puerta en puerta era el escobero
gritando: escoba, escoba, escoba.
Con tarros de latón eran lecheras
que volcaban la leche en cacerolas,
en casas con portones o zaguanes.
Estaban los largos corredores
donde ofrecían telas los tenderos,
carteras y zapatos, el zapatero,
cigarros, jarras, dulces, las mujeres,
y baúles, valijas y frazadas.
(En escueto español reiterativo
ofrecían sus telas los tenderos.
Y bajaban y bajaban como un gancho
para el cliente, el precio de sus cosas).
Y luego el almacén, los almacenes
con olores a queso y bacalao,
a vino de barril o en damajuanas,
a conservas y aceites,
a maderas de pinos, de embalajes...
Los ómnibus pequeños y el tranvía
que en horas ya avanzadas
ponían sus metálicos chirridos,
en el seno tranquilo
de la vieja ciudad semidormida.
de Poeta urbano
AVANZAR
Sólo cabe avanzar a todas horas
y conquistar la vida, el optimismo
a fuerza de valor y de enterezas.
Sólo cabe avanzar, ser consecuente
en el camino que la lucha indica
y no rendirse nunca al pesimismo.
Se debe avanzar sin detenerse
y marchar y marchar con alegría,
como si fuera el único motivo
de nuestra vida ardiente y generosa.
16-III-1993
de Persona y tiempo
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ÍNDICE
Palabras mínimas
Dos poetas comunistas
Santiago Dimas Aranda
Prólogo del poemario Sangre de tierra y luna de Santiago Dimas Aranda
Ofrenda
Roja tierra
Camino y canto
¡Maestra!
Primero fue el indio
Rebelde corazón de América
Lluvia
La subversión
Atilano Arroyos
Palabras a René Dávalos
La tierra es el amor
Seis por diez
Chacarita
Piel de sol, piel de cal
Procesión
Luciérnaga
Árbol talado
Misión cumplida
El canto demorado
Fragancia de raíces
Luis María Martínez
Petición
Nuestra presencia
Y el canto fue clavel
Y cómo
Hoy pienso florecer
Yo soy un caso
El fuego
Con Arturo Pereira
De la vieja ciudad, la del pasado
Avanzar
El árbol
Necesito
Dependo
Me da vergüenza
Padre
Julián
Por qué
Aún duerme
No digan
Hace falta, hace falta
No cabe ya esperar
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