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JOSÉ NICOLÁS MORÍNIGO

  MARZO DE 1999: HUELLAS, OLVIDO Y URGENCIAS - JOSÉ NICOLÁS MORÍNIGO (Compilador)


MARZO DE 1999: HUELLAS, OLVIDO Y URGENCIAS - JOSÉ NICOLÁS MORÍNIGO (Compilador)

MARZO DE 1999: HUELLAS, OLVIDO Y URGENCIAS

JOSÉ NICOLÁS MORÍNIGO (Compilador)

LUIS A. GALEANO; ESTEBAN CABALLERO;

ROBERTO L. CÉSPEDES; CARLOS MARTINI.

Primera edición: Noviembre, 1999

Diseño de cubierta: LUIS ALBERTO BOH

Diseño, diagramación y armado: IMAGO/Patricia Eulerich

Corrección: JOSË MARÍA GUERRERO y DANIELA DESANTI

Fotos: Gentileza del diario “EL DÍA” y RAMÓN ROMERO

Serie CUADERNOS DE FILOSOFÍA Y CIENCIAS HUMANAS

UNIVERSIDAD CATÓLICA

Con el apoyo del Centro de Informaciones y Recursos para el Desarrollo,

USAID Paraguay y la Fundación NAUMANN.


A todos los jóvenes que dieron la vida por la libertad que apenas despuntaba

y que ya era perversamente amenazada.


En especial a nuestros queridos estudiantes de la Universidad Católica:

MANFRED STARK y JOSÉ MIGUEL ZARZA.


INDICE

Prologo

SEIS DIAS PARA LA HISTORIA

Cronología de los sucesos políticos del 23 al 28 de marzo

LA DISOLUCIÓN DEL PODER DUAL Y EL ORIGEN DE UNA NUEVA LEGITIMIDAD POLÍTICA

UNACE Y LA CRISIS DE MARZO EN LA PERCEPCIÓN CIUDADANA

LOS PODERES DEL ESTADO DESPUÉS DE LOS SUCESOS DE MARZO  

LOS ACTORES SOCIALES EN EL MARZO PARAGUAYO DE 1999   

LA COMUNICACIÓN EN EL MARZO PARAGUAYO O LA CRISIS TELEVISIVA EN EL ÁGORA ELECTRÓNICA    

ANEXOS



PRÓLOGO

EN LA MEMORIA Y EN EL CORAZÓN

Se ha escrito que el pueblo sin pasado no tiene futuro. A un pueblo que comienza desde cero, trabajo le va a costar proyectarse hacia delante en un intento de crecer y de vivir dignamente. Pero, además, en la era de la imagen y de la informática el tener un pasado ya no basta. Hay que mantenerlo siempre vivo en la memoria y en el corazón.

Los acontecimientos del mes de marzo de 1.999 en Asunción, y más concretamente en las plazas que están delante de la Cámara de Diputados y del Senado, "La Plaza”, han sido reconocidos como una verdadera revolución democrática por el 60% de los paraguayos y paraguayas encuestados. Y estos mismos en un 76,8% nos hemos sentido orgullosos de su protagonista principal: la juventud. Para muchos esos días fueron una continuación de los grandes días del Paraguay. Esas conmemoraciones que hemos de tener siempre presentes para recordarnos que somos un pueblo con derecho a sobrevivir dignamente como tal.

Y, precisamente, la obra que presentamos, editada por la Universidad Católica y escrita por Profesores del Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la citada Universidad, cumple esta misión. Nos está recordando desde diversos ángulos la realidad del marzo paraguayo.

El Dr. José Nicolás Morínigo inicia la andadura del libro con una versión de conjunto, que es la clave para situarse en la globalidad de la semana del 23 al 28 de marzo. Una semana que en sus antecedentes tiene una cronología de los acontecimientos que vivimos en la velocidad de las noticias y que podrían haber quedado un poco confusos. El autor explica con claridad el contenido ideológico y la marcha de un proyecto político dirigido por Oviedo y que iba avanzando inexorablemente con el apoyo del Gobierno de Cubas. Y frente a él, los intentos democráticos de algunas autoridades y buena parte de la ciudadanía que casi nos sentíamos incapaces de frenarlo.

Al final del texto, el Dr. Morínigo analiza un tema vital, el de la legitimidad del poder surgido en la semana trágica del 23 al 28 de marzo, en donde concluye que, " el acceso legítimo al poder del actual Presidente está avalada por la renuncia del Presidente Cubas, las prescripciones constitucionales, pero lo fundamental desde una perspectiva sociológica y política, es que el consenso, o sea, la aceptación del procedimiento como un hecho aprobado dentro de la sociedad paraguaya, se logró con la lucha de los ciudadanos. Sin la participación ciudadana en los momentos más duros del conflicto, la legitimidad sería fundamentalmente normativa, pero no vinculada a la vivencia de los ciudadanos. Sus palabras quedan confirmadas con los resultados de la encuesta que ha dirigido y que fija para siempre aquel momento histórico.

El Dr. Luis A. Galeano nos muestra a continuación la contrapartida: el juego político de Oviedo en la UNACE y la percepción que el ciudadano tuvo de toda esta corriente. Se comenta en este sentido la encuesta realizada por la UCA en 1.999. En un 71% los encuestados aseguran que la Iglesia Católica fue el más decidido actor social contra la UNACE.

El Dr. Roberto L. Céspedes acomete la tarea de deslindar los actores sociales en el marzo paraguayo. Curiosamente resulta que es la Iglesia seguida de los medios de comunicación, las dos instituciones sociales que más credibilidad tenían antes de marzo, las que en dicho acontecimiento más apoyaron a sus protagonistas: la juventud. Es también muy interesante la respuesta a la pregunta que se hace el autor "¿Quiénes estuvieron en la plaza?". Dejo al lector el estudio de este punto tan interesante.

Ciertamente no se pueden explicar los sucesos del marzo sin la presencia activa de los Medios de Comunicación Social. Y el Dr. Carlos Martini presenta un estudio muy interesante en este sentido. Analiza cada medio en su participación y concluye con algo sugestivo: "En marzo paraguayo las imágenes fueron protagonistas. Allí cumplieron una función, una misión de control y movilización " Y, con él, nos preguntamos "¿Cumplen a menudo tan benéficas funciones?".

Y no se puede estudiar marzo del 99 sin lo que vino después. El Dr. Esteban Caballero Carrizosa emprende con valentía esta tarea de evaluación, que no es nada fácil. Tampoco es muy agradable en sus resultados. Y, con preocupación, compartimos la idea de que el Pueblo para ver los resultados "no ha extendido un crédito de muy largo plazo al nuevo Gobierno":

Por eso es comprensible el título de este libro: Marzo 1.999: huellas, olvido y urgencias. Huellas, porque los acontecimientos constituyen parte fundamental de nuestra historia contemporánea. Olvido, en el sentido que después de cuatro meses, tiempo de realización de las encuestas ya aparecen interrogantes críticos con respecto a la acción del nuevo Gobierno y Urgencia, porque los datos de la encuesta indican la existencia de grandes problemas sociales que urgen resolverlos.

Y este es el libro al que me ha tocado poner estas palabras de presentación. Como ciudadano de a pié que estuvo presente en el marzo paraguayo agradezco a sus autores y a la UCA el haberlo escrito. Personalmente nunca olvidaré aquella semana en la plaza. Cambió mi vida y fue la confirmación de mi identidad con mi Pueblo paraguayo. Aquellos días sentí que la sangre paraguaya era ya la mía. Y era sangre joven, heroica.

Pero la memoria es frágil y con el paso de los años se debilita en las personas y en los Pueblos. Por eso, voy a ser el primero que va a tener como recordatorio estas páginas que se han editado.

Es necesario recordar a Henry, a José Miguel, a Víctor Hugo, a Cristóbal, a Tomás, a Manfred, a Armando y a tantos otros asesinados o que sufrieron en sus cuerpos y en sus espíritus la masacre de quienes no reparaban en medios para conseguir sus objetivos egoístas. Y, al recordarlo, junto con las fotos y vídeos que conservo, tal vez me emocione. Y esto no será una debilidad. La tarea de construir el Paraguay Jaipotava es tan grande y difícil que solamente la haremos si nos llenamos la mente y el corazón de un acontecimiento único del que tuvimos la bendición y el compromiso de ser testigos. Como cristiano deseo añadir algo de lo que también estoy convencido: en la semana del 23 al 28 de marzo de 1.999 Dios también caminaba entre nosotros por la plaza. Y si me preguntan cómo y por qué y aún no lo descubrieron, prefiero que lo hagamos despacio en otra ocasión. Pero, lanzo la idea: Dios también estaba luchando entonces por la felicidad de su Pueblo paraguayo.

Francisco de Paula Oliva s.j.



SEIS DIAS PARA LA HISTORIA

CRONOLOGÍA DE LOS SUSCESOS POLITICOS DEL 23 AL 28 DE MARZO (1)

 

Martes 23 de marzo

Asesinato del Vicepresidente Argaña. Marcha campesina y confusión.

Es asesinado el Vice-presidente Luis María Argaña (8:52 hs.).

Casi simultáneamente y sin que hubiera ninguna relación de causa y efecto, campesinos congregados en el Seminario Metropolitano- se dice que unos 25.000—marchan hacia el Congreso para exigir algunas reivindicaciones del sector, manifestación que ya es tradicional en el mes de marzo.

Los Ministros del Tribunal Superior Electoral que fueron sancionados por la Corte Suprema de Justicia, Expedito Rojas y Carlos Mojoli, emiten una resolución convocando a elecciones para la Vice Presidencia de la República (11:45 hs.)

Jóvenes marchan desde el ''Sanatorio Americano" donde están los restos del Vicepresidente asesinado. La polícía intenta detener la marcha pero los jóvenes rebasan el cordón policial y llegan hasta la plaza ubicada frente a la Cámara de Senadores.

El Ministro del Interior Rubén Arias presenta renuncia al cargo. Asume, como nuevo Ministro, el Capitán retirado Carlos Cubas, hermano del Presidente (19:00 hs )

Se desatan varios enfrentamientos con la policía en el microcentro de la ciudad.

Los "Jóvenes por la Democracia " se instalan frente al Parlamento (19:30 hs).Exigen juicio político al Presidente Raúl Cubas.

Líderes políticos de los partidos de oposición no asisten a una reunión convocada por el Presidente Raúl Cubas Grau. (21:30 hs.)

Los campesinos abandonan la plaza frente al Parlamento y van a dormir a otras plazas aledañas. Los Jóvenes por la Democracia y otros sectores ciudadanos se quedan montando guardia.

Las plazas frente al Parlamento pasan a ser el espacio estratégico y simbólico.


Miércoles 24 de Marzo

Firme posicionamiento campesino y una franja para oviedistas

Huelga general convocada por la Central Unitaria de Trabajadores y la Central Nacional de Trabajadores. Exigen la renuncia del Presidente Cubas.

Durante la madrugada se inician conversaciones entre los dirigentes campesinos, Jóvenes por la Democracia y otros sectores sociales. Unos 200 campesinos llegan en formación a la Plaza en frente del Congreso para apoyar a los manifestantes (3:30 hs.).Una hora mas tarde un nuevo grupo de campesinos mucho más numeroso, como de unos 1000, llega y se suma a los manifestantes llenando todos los espacios vacíos de la plaza frente a La Catedral (4:30 hs.) La nueva consigna común es: Juicio Político al Presidente y condonación de deuda campesina.

Acusación contra el Presidente Raúl Cubas. Los diputados remiten los antecedentes a la Cámara de Senadores para el Juicio Político (11:00 has.)

Los oviedistas llegan para copar la plaza del Congreso armados con piedras, bombas y balines; usan como PC (lugar de operaciones) el edificio del Correo (14:00 hs). Los Cascos Azules intentan, en varias oportunidades, desalojar toda la plaza situada enfrente de la Casa de la Cultura para que la ocupen los oviedistas (17:00 hs.),

A las distintas intentonas y estrategias, una y otra vez, los Jóvenes por la Democracia, los campesinos y otros manifestantes se interponen y desbaratan las distintas acciones policiales.

Antes de que los Cascos Azules cargasen nuevamente contra el ya frágil cordón ciudadano de resistencia, dos jóvenes (un chico y una chica) subieron al montículo y dieron la instrucción de sentarse acostarse en el suelo, de no tirar más piedras ni defenderse con los palos de los Cascos Azules. Rápidamente los manifestantes obedecen. La nueva estrategia funciona. Los Cascos Azules, frente a los jóvenes desarmados y acostados en el suelo, no se animan a cargar nuevamente.


Jueves 25 de marzo

Juicio Político; arrecian los enfrentamientos.

A tempranas horas de la mañana los campesinos, que durmieron en otras plazas del microcentro, llegan nuevamente frente al Parlamento con su acostumbrada y fuerte disciplina. Son recibidos con fuertes aplausos.(7:00 hs.)

Los funcionarios públicos son liberados por el Gobierno con la instrucción de ir a engrosar el pequeño grupo oviedista (10 hs. ) Muchos de ellos desobedecen y se van a sus casas, otros "desertan” e integran las filas ciudadanas democráticas. La Cámara de Senadores inicia el proceso de juicio político al Presidente Cubas (11:00 hs.)

En distintas ciudades del interior hay movilizaciones pidiendo la renuncia del Presidente. A media noche se produce un fuerte enfrentamiento entre la ciudadanía democrática que defiende al Parlamento, y los oviedistas que, apoyados por la policía, quieren copar la Plaza del Congreso. Gases lacrimógenos, chorros de agua, cachiporras y escudos. Cascos Azules, camiones hidrantes y policía montada a caballo cargan, una y otra vez, contra la ciudadanía. Frente a los tanques, los manifestantes se defienden corriendo de un lado para otro, lanzando piedras y palos, haciendo pequeñas barricadas. Nadie retrocede.


Viernes 26 de marzo

¡Barricadas humanas contra las balas !

Ángel Seífart, Miguel A. González Casabianca y Juan B. Ybáñez, entre otros, anuncian que no aceptarán la destitución del Presidente y amenazan con una guerra civil (12 hs ).

La Policía Nacional, por orden de su Comandante, Crio. Gral, Niño Trinidad, intenta tomar por asalto la Plaza del Congreso (17 hs.) La represión no tiene explicación alguna. Los manifestantes consiguen avanzar hasta la esquina del edificio Zodiac haciendo relegar a los Cascos Azules. Nuevamente las tres plazas son retomadas por la ciudadanía. Se comienza a implementar estrategias de barricadas en todas las bocacalles de acceso a las plazas situadas frente al Congreso. Vehículos particulares y maquinaria pesada (camiones de basura, tractores, camiones cisterna...) de la Municipalidad y de otros entes públicos son utilizados para formar las barricadas (19:00 hs.).

Los ánimos se calman momentáneamente. Los Cascos Azules observan tranquilamente como los manifestantes construyen las barricadas (20:00 hs).

Los medios de comunicación anuncian la salida a las calles de los militares que con tanquetas se dirigen al microcentro "para restablecer el orden "(21:00 hs.) Ante la posible intervención militar, en todos los frentes, se comienza a diseñar y explicar la nueva estrategia de defensa ciudadana no violenta.

Detrás de las barricadas y rodeando las plazas, se hace un cordón humano, sentados en el suelo, los brazos enlazados. Comienzan a cantar. Se viven momentos de tensión muy fuerte mientras se espera la llegada, en cualquier momento, de las tanquetas militares. Frente al asombro e incertidumbre de los manifestantes, llegan las tanquetas militares al microcentro de la ciudad pero no intervienen, (21:30 hs.)

Sorpresivamente y sin ningún tipo de explicación, los Cascos Azules se retiran de todos los puntos de acceso a las plazas del Congreso.

Una media hora después comienzan fuertes enfrentamientos con los grupos oviedistas instalados en los alrededores del edificio Zodiac (22:00 hs.). En la misma esquina del Zodiac se da una impresionante petardeo que sirve de silenciador a los disparos de las armas de fuego de las hordas y francotiradores oviedistas (10:30 hs.)

Comienzan a caer muchos manifestantes heridos de bala. En medio de los enfrentamientos, sobre la tarima instalada en frente del Parlamento , el P. Oliva s.j. Hugo Maídana s.j., otros sacerdotes y el Pastor Emilio Abreu, celebran la eucaristía (24:00 hs.)

Frente a las balas no había más estrategia: pechos descubiertos y a la carga por la libertad, la democracia y la vida. Unos 200 heri¬dos. ¡Ya son 6 los muertosi. Aún hoy (7 de abril) quedan heridos graves.


Sábado 27 de Marzo

Muerte y luto. Negociaciones y esquemas de seguridad

En la madrugada las negociaciones se multiplican para intentar parar aquella masacre.

Varias reuniones se suceden:

1.      Cuartel Central de Policía (0:00 has.)Mons. Adalberto Martínez, los padres Alberto Luna, Gerardo Oscar Martín, otro sacerdote y el Pastor Abreu, exigen al Crio. Gral. Niño Trinidad que la policía frene los ataques de los oviedistas y que sea intervenido el edificio Zodiac, desde donde estaban disparando algunos francotiradores. El Comisario fría y cínicamente, responde que va a hacer todo lo posible...Se disculpa diciendo que era muy peligroso intervenir el Zodiac porque había unos hombres armados en la puerta de acceso y que él no podía arriesgar la vida de sus policías.

2. Cuartel Central de Policía (1.00 hs.)Estando aún en el Cuartel Central de Policía, Mons. Adalberto supo que el Ministro del Interior se encontraba en el recinto. El obispo y el grupo de sacerdotes consiguen una reunión con el Capitán Carlos Cubas, el Fiscal General y el Comisario General de Policía. Un grupo de policías fuertemente armados junto con los Cascos Azules, el Fiscal y el Jefe de Policía salen para intervenir el edificio Zodiac. El edificio del Correo había sido intervenido anteriormente.

3. Congreso Nacional (2:00 hs.) Saliendo del Cuartel Central, Mons Adalberto y los sacerdotes que lo acompañaban, se dirigen al Parlamento. Allí se tiene una reunión en la que participan varios congresistas, algunos representantes de Jóvenes por la Democracia y los representantes de la Iglesia.

4. Palacio de Gobierno (3:00 hs.) Mons.Adalberto con un sacerdote intentan dirigirse a pie hasta el Palacio de Gobierno. Al atravesar la barricada de la esquina del Zodiac, un grupo de manifestantes que montaba guardia allí les alertan sobre la peligrosidad de seguir adelante. Vuelven al Cuartel Central de Policía y solicitan un vehículo que les lleve al Palacio de Gobierno para recoger al Ministro.

Hay preocupación porque los oviedistas pueden acabar de bloquear los accesos de entrada y salida del Palacio. La vuelta al Arzobispado, ya con el Ministro en la patrullera, es, si cabe más riesgoso,

5. Arzobispado (4:00 hs.) :Están en esta reunión negociadora los representantes de Jóvenes de la Democracia, un representante campesino, Mons.Adalberto, el Ministro del Interior y el Jefe de Policía. Tres esquemas de seguridad se discuten. Primera propuesta: Los oviedistas (llamados durante las negociaciones sector "oficialista") quedarían en la plaza frente a la casa de la Cultura: Jóvenes por la Democracia y demás manifestantes se situarían en la plaza frente a la Catedral quedarían libre, como franja de seguridad, la plaza frente al Congreso.

Segunda propuesta: el sector oficialista (oviedistas) se situaría en el área del puerto, los Jóvenes por la Democracia y demás manifestantes querían hacia la plaza uruguaya.

Tercera propuesta: sector oficialista (oviedista) detrás de la casa de la Cultura, Jóvenes por la democracia y demás manifestantes frente a la Catedral. Las tres plazas quedarían libres y custodiadas por la Armada Nacional quién además aseguraría la vigilancia de los edificios aledaños a las plazas.

Es esta tercera propuesta la que es consensuada. Los jóvenes aceptan la propuesta y rubrican su compromiso con la tregua rezando y cantando masivamente alrededor del pequeño cementerio simbólico que habían construido en medio de la plaza. Muchos, de rodillas, lloran desconsolados por los compañeros caídos... amanece.

Las plazas tienen un aspecto desolador. Durante este tiempo, el ministro del interior, desde el Arzobispado, comunica el Plan a la Armada Nacional. A las 6. 30hs tiene lugar una rueda de prensa en el mismo Arzobispado para dar a conocer el sistema de seguridad acordado. Están presentes en ella el Ministro del Interior, el Obispo, representantes de jóvenes por la democracia, algunos laicos y sacerdotes.

A las 8.00 hs. Los últimos grupos de manifestantes se dirigen a la explanada de la Catedral y se implementa el sistema de seguridad acordado. Los soldados de la Armada son recibidos con aplausos por parte de los manifestantes.

El Comisario General Niño Trinidad es relevado del cargo y arrestado por su presunta complicidad en las muertes de la noche anterior (13.00 hs.)

A las 13.30 hs. Los abogados del Presidente presentan su defensa en la Cámara de Senadores. Al mismo tiempo comienzan las negociaciones para la renuncia de Raúl Cubas.

Los canales de Televisión muestran filmaciones de aficionados que captan a oviedistas disparando a mansalva a los jóvenes y campesinos (18:30hs) Durante todo el día muchos grupos de Asunción y del interior del país se fueron sumando a los manifestantes frente a la Catedral. Tensión, alegría y miedo se mezclan. La noche es más tranquila.


Domingo 28 de Marzo

¿Masacre? No. Resurrección

Una retirada inesperada de la Armada Nacional a las 6:00 hs renueva la incertidumbre, se piensa que nuevamente van a atacar los sicarios oviedistas.

Eucaristía en la catedral en memoria de los jóvenes caídos (11 .00hs). Varios Obispos y sacerdotes concelebran. La Catedral esta repleta. Rumores de masacre. Hay innumerables procedimientos policiales y de la Armada para detener a francotiradores Un radio aficionado capta el mensaje del senador González Quintana quien ordena eliminar a los "Sierra" (se supone que son Senadores opositores al gobierno) (16.00hs).

Se filtra que los embajadores manejan la información de que habrá una masacre (17:00hs). Se crea una enorme confusión donde muchos plantean el abandono de la explanada de la Catedral y otros asumen quedarse hasta las últimas consecuencias.

Alas 17:15 hs. varios comandos de las Fuerzas Armadas anuncian a través de comunicados que se ponen a las órdenes del Presi¬dente del Congreso Nacional.

A las 19-40 hs renuncia el Pte. Raúl Cubas y 20 minutos después asume el Presidente del senado Luis González Macchi la Presidencia de la República. Abrazos y lagrimas. Todo parecía y sueño; la pesadilla había acabado. "El pueblo había vencido"


NOTA

1- La presente cronología es una síntesis del artículo publicado por Máximo Mendoza S.J, Alberto Luna S.J., Oscar Martín S.J. y Femando López S.J., en la revista Acción Nº 192. Abril 1.999. Tercera Epoca. Año XXXI



Jose Nicolas Morínigo

LA DISOLUCION DEL PODER DUAL Y EL ORIGEN DE UNA NUEVA LEGITIMIDAD POLITICA


Introducción

El análisis de corta duración no puede comprenderse en su complejidad y totalidad si no se hace referencia a las características generales del proceso que constituye el marco general de la coyuntura. En este caso, el análisis de los sucesos que se registran en la semana del 23 al 28 de marzo, se vincula e íntegra al proceso de transición política en el Paraguay, que se inicia con el golpe militar del 2 de febrero de 1989 y pone punto final a treinta y cuatro años de poder del dictador Alfredo Stroessner, La larga transición paraguaya se caracteriza por:

1.      La ausencia de un proceso de ruptura con el régimen anterior. Esta ausencia se manifiesta en la continuidad de la élite de conducción del aparato estatal. El primero de los cuatro presidentes que tuvo el Paraguay, desde el golpe militar hasta el año 1999, el general Andrés Rodríguez, fue quien derrocó a Stroessner, del que era consuegro y además segundo en la línea de poder durante la dictadura. El ingeniero Juan Carlos Wasmosy estaba vinculado con la élite política y fue el gestor directo de la participación paraguaya en la construcción de la represa de Itaipú, una de las más grandes del mundo. El presidente Raúl Cubas Grau, quien renunció al cargo después de ocho meses, es hijo de quien en vida fuera presidente del Instituto de Previsión Social -entidad que administra un volumen importante del dinero público en efectivo- y por último, el presidente Luis González Macchi, hijo del ex Ministro de Justicia y Trabajo de la era stronista y miembro representativo de su círculo áulico. Como es previsible, dado que ni siquiera han existido cambios en la élite de conducción, tampoco se observó una alteración en el posicionamiento de las fuerzas sociales en relación con el poder político.

2.      Aun cuando se produjo un proceso de ajuste y liberalización del sistema económico, la estructura del Estado ha tenido muy pocas modificaciones, al punto que el número de funcionarios públicos, lejos de disminuir, aumentó sin que se alterara la estructura organizativa de ninguno de los ministerios.

3. Si bien se dieron cambios en las posibilidades del ejercicio de los derechos ciudadanos, el débil crecimiento de la economía, con profundas y dramáticas crisis cíclicas financieras, llevaron a agudizar el estado de pobreza social de la ciudadanía y el descreimiento hacia las bondades del nuevo régimen político. Sin embargo, el clima de libertad y el ejercicio de la opinión ciudadana ha variado sustancialmente, creando las condiciones para el desarrollo de una sociedad más abierta.

4. La creación del nuevo orden legal con la sanción y promulgación de la Constitución Nacional del 20 de Junio de 1992, así como la creación de las nuevas instituciones democráticas, no están aún sustentados por una cultura política impregnada de valores democráticos, lo que hace que los procesos electorales no se ajusten a los criterios de igualdad de oportunidades respecto a la ley, neutralidad en el uso de los bienes y mecanismos del aparato estatal, hasta este momento al servicio del partido en el poder.

5. El proceso de descentralización, aun cuando se realiza lentamente, está produciendo un clima de mayor participación y control ciudadanos. Los municipios han adquirido mayor preponderancia en tanto que las gobernaciones, por la nueva Constitución, se van convirtiendo en referentes claves de la vida política, económica y cultural de las áreas geográficas departamentales.

Las cinco características indicadas aparecen como el marco general de la transición paraguaya, en donde emergen los cambios pero sin la fuerza necesaria como para producir el nacimiento de un nuevo régimen político. Tanto es así, que el proceso de democratización, antes que tener un cierto ritmo de avance permanente, tiene marchas y contramarchas que definen periodos claramente diferenciables dentro del proceso.

El periodo que será analizado en este trabajo se extiende desde el 17 de abril de 1998, semanas antes del día de las elecciones generales, hasta el 28 de marzo de 1999, fecha en que Raúl Cubas renuncia a la presidencia, como consecuencia de la presión de la ciudadanía, el Congreso y la comunidad internacional.

Es un tiempo denso y complejo en la vida política, económica y social del Paraguay, en el que se pasa del laberinto electoral a la coexistencia entre el poder fáctico y el poder formal, y que culmina con el intento de apropiación del gobierno por parte del primero, que arrastra al poder formal hacia su disolución.

Para una interpretación más adecuada, hemos dividido nuestro trabajo en cuatro partes. En la primera parte se presenta un análisis político del periodo que sirve de pórtico a los sucesos de la trágica semana de marzo. En la segunda, se plantea el estudio de la ideología del movimiento Unión Nacional de Colorados Eticos, a partir de los comunicados emitidos por diversos grupos integrados al movimiento y de los discursos del general retirado Lino César Oviedo. El análisis coyuntural de la semana trágica de marzo se presenta en la tercera parte de este trabajo, quedando para el final el estudio acerca de la percepción de la ciudadanía de los hechos acaecidos entre el 23 y el 28 de marzo, que constituyen la base para profundizar sobre la legitimidad del poder político del presidente González Macchi. Esta última parte se fundamenta en los resultados de una encuesta de cobertura nacional, cuyos datos fueron obtenidos a fines de junio y en el mes de julio de 1999.



Parte I

Análisis de coyuntura: desde la condena de Oviedo, el 17 de abril de 1998, hasta los días previos a la semana trágica de marzo de 1999

Las etapas del proceso

El análisis de coyuntura entre el 17 de abril de 1998 hasta los días previos al 23 de marzo de 1999 puede a su vez subdívidirse en cuatro etapas, cada una de ellas con una particularidad específica.

La primera etapa se inicia el 17 de abril de 1998, cuando la Corte Suprema de Justicia confirma la resolución emitida por el Tribunal Militar Extraordinario que condena a diez años de prisión al candidato a presidente de la República por el Partido Colorado, Lino César Oviedo. El hecho provoca una profunda recomposición en la representación del Partido Colorado. Este periodo culmina el 10 de mayo con la realización de las elecciones generales.

La segunda etapa abarca desde el triunfo contundente del Partido Colorado en las elecciones generales, hasta la conmutación de la pena a Oviedo, el 17 de agosto, dos días después de la asunción a la presidencia de la República del ingeniero Raúl Cubas. La conformación del gabinete y la liberación de Oviedo nos remiten a la existencia de un poder constitucional que coexiste con el poder fáctico del ex Comandante del Ejército. Es la eta de consolidación del poder dual.

La tercera etapa se extiende del 17 de agosto al 15 de setiembre. En este periodo, el Congreso presenta una acción de inconstitucionalídad contra el Decreto N° 117, en tanto que el Tribunal Militar Extraordinario, compuesto incluso por dos de los miembros que anteriormente habían condenado al general retirado a diez años de prisión, emite una resolución en donde lo absuelve de culpa y pena, hecho que agudiza la confrontación entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

La cuarta etapa se inicia con el Acuerdo y Sentencia N° 415 de la Corte Suprema de Justicia que confirma la sentencia dictada por el Tribunal Militar Extraordinario que juzgó y condenó a Oviedo. La reacción del oviedismo constituye la antesala de la trágica semana de marzo.

Aun cuando se advierta fácilmente la importancia del aspecto jurídico en la coyuntura analizada, aspecto clave en la larga y compleja transición del Paraguay, en este trabajo nos interesa rescatar el comportamiento, no sólo de los actores definidos en términos institucionales -los poderes del estado, las Fuerzas Armadas, los partidos políticos- sino también, el papel que desempeñan las fuerzas sociales, (1)

Por consiguiente pretendemos rescatar la dinámica del juego del poder centrado en el Estado y al mismo tiempo, la dinámica de la sociedad civil.


Primera Etapa: del 17 de abril al 10 de mayo

Los orígenes del poder dual o bifronte

A sólo veintidós días de las elecciones, la angustiosa íncertidumbre acerca de su realización quedó superada. El largo y tedioso proceso jurídico que puso fin a la candidatura del general retirado Lino César Oviedo a la presidencia de la República en representación del Partido Colorado se selló con la resolución de la Corte Suprema de Justicia, que avaló la sentencia dictada por un tribunal militar condenando al ex Comandante del Ejército a diez años de prisión.

La decisión de la Corte eleva como candidato del Partido Colorado a la primera magistratura al vicepresidente de la fórmula liderada por Lino Oviedo. La nueva dupla del Partido Colorado conformada por un casi desconocido candidato a la presidencia, el ingeniero Raúl Cubas, y un vicepresidente, el doctor Luis María Argaña, proveniente del movimiento interno que había confrontado duramente contra Oviedo, constituye una extraña mezcla cuyos efectos, como se verá más tarde, lejos de producir una reacción negativa, provocó la unidad electoral del Partido Colorado.

La Alianza Democrática, integrada por los partidos Liberal Radical Auténtico y Encuentro Nacional, que en las elecciones generales de 1993 había obtenido el 32 % y el 23 % de los votos respectivamente, por fin tenía competidores con rostros precisos. La hipótesis optimista de la oposición estaba pendiente de los efectos negativos que tendría la deserción a última hora del candidato ganador de las internas coloradas, el general retirado Oviedo, más que en su propia capacidad de obtener votos. Esa concepción simplista se agravó por un comportamiento cerrado de los dirigentes que llevó a la Alianza a definirse como la suma de dos partidos políticos, hecho que se vio reflejado incluso en el cambio de su logotipo, convertido en una suma de los símbolos de ambas organizaciones políticas. Esta idea, egocéntrica en sus acciones y poco abierta a la ciudadanía, nunca pudo ser superada por la Alianza.

La reacción, sobre todo de los adherentes del movimiento Unace, se constata en la encuesta publicada por la Universidad Católica, cuyos datos se obtuvieron inmediatamente después del cambio de la fórmula presidencial en el Partido Colorado, en donde la oposición logra una ligera ventaja del 3 % en la intención de votos, pero al mismo tiempo hay un aumento de ciudadanos indecisos que de acuerdo a la información, eran precisamente simpatizantes del Partido Colorado en su mayoría (2). La cuestión era sin embargo clara: el cambio se había dado no como consecuencia de la acción desarrollada por la oposición, sino como consecuencia del efecto del cambio de dupla en el partido de gobierno.

En las semanas siguientes, sin embargo, dicho partido logra alterar sustancialmente la situación. La línea wasmosysta, enemiga acérrima del oviedismo, cierra fila entorno a la candidatura del ingeniero Cubas, porque con el desplazamiento de Oviedo considera alcanzados sus fines. Los oviedistas, con la promesa realizada por Cubas de liberar al ex Comandante del Ejército, aseguran su apoyo irrestricto al candidato colorado, y los del Movimiento de Reconciliación Colorada liderados por Luis María Argaña, que logran vincularse también a la estructura administrativa del Estado desde la vicepresidencia, aseguran los votos a favor de su antiguo adversario interno. Así, paradójicamente, el reagrupamiento de la fórmula presidencial oficialista logra producir un efecto íntegrador antes que disolvente. Esta realidad es la que se constata en los resultados del 10 de mayo, donde los candidatos del Partido Colorado a la presidencia y vicepresidencia obtienen el 53,7 % de los votos, en tanto que suman el 46 % los votos de los candidatos de la Alianza Democrática (partidos Liberal Radical Auténtico y Encuentro Nacional).

Para alcanzar tal éxito, Wasmosy puso el poder del Estado; Argaña el aparato del partido y Oviedo la movilización popular.

El gran error del Movimiento de Reconciliación Colorada fue no disputar el control de la capacidad de movilización de los afiliados colorados al movimiento oviedista. Si bien esto es comprensible por la derrota sufrida en las internas y el sentimiento de frustración de sus líderes, al dejar el espacio de la movilización bajo control del movimiento Unace, Oviedo emerge como el sostén real de la candidatura de Cubas y éste como un simple continuador de un poder de hecho que por circunstancias especiales, aún no puede emerger. La solución electoral colorada crea, por consiguiente, el poder bífronte, que irá creciendo cada vez más.


Segunda Etapa: del 10 de mayo al 17 de agosto

Los primeros indicadores de la dualidad de poderes

Durante el gobierno de Wasmosy, la corrupción enraizada en todo el funcionamiento del Estado desde la época stronista, no fue desterrada. De hecho, recién entonces la prensa trabajaba con más libertad, y en consecuencia, los actos de corrupción tenían plena divulgación. La corrupción adquirió un carácter más visible que el juego oculto, pero real y vigente, durante la dictadura stronista. Entre los problemas más serios denunciados durante el gobierno del ingeniero Wasmosy se mencionan: a) La falta de cuatro millones de dólares de la bóveda del Banco Central del Paraguay, fraudé que se verificó en la subtesorería del Banco Central donde los bancos de plaza guardan los depósitos del encaje legal, b) Numeraciones duplicadas en la destrucción de los billetes, c) Numeración de billetes que no figuran en las actas de destrucción ni en las de arqueo, d) Adquisición de terrenos sobrevalorados en el departamento de Alto Paraná para la construcción de la aduana, e) Sobrefacturación en la construcción del aeropuerto Guaraní, f) Construcción de 997 viviendas en Alto Paraná a precio doblemente facturado, g) La falta de control en la utilización de 600 millones de dólares destinados a hacer frente a la crisis financiera.

Durante la administración del presidente Wasmosy se produjeron tres grandes crisis financieras (3). La primera de ellas en el mes de mayo de 1995, que deja al descubierto la existencia de un sistema financiero oculto, no visible. Este sistema se relaciona de una manera coherente con la existencia de una economía negra, que tiene como eje fundamental el contrabando localizado en Ciudad del Este. A una economía negra, corresponde un sistema financiero también ilegal.

La segunda crisis financiera se desata en junio de 1997, arras¬trando al banco de capital paraguayo más importante -el Banco Unión- y a otras entidades financieras. En este caso, aun cuando no se verifica la existencia de las famosas cuentas negras, la situación de desequilibrio financiero y de estafa a gran escala crea, no sólo una profunda decepción política, sino sobre todo de desconfianza hacía el sistema financiero de capital nacional.

La tercera crisis se produce en julio de 1998 e involucra nuevamente a la banca de capital nacional y tiene como factores explicativos: el retiro de los depósitos del sector público, la falta de liquidez de las empresas y un fuerte deterioro de la credibilidad hacia el sector financiero nacional.

Durante el gobierno de Wasmosy, la producción del algodón, aspecto clave para la economía campesina, entra en una profunda crisis. Basta constatar que en el año agrícola 1996/1997, la superficie sembrada disminuyó en 64 % y el volumen de producción bajó en 58%. La crisis del algodón es prácticamente sinónima de crisis campesina, en la medida que es el producto clave generador de renta. Sin embargo, la producción empresarial de soja tuvo en general, en el periodo de cinco años del gobierno de Wasmosy, un comportamiento favorable que desde luego no tiene el mismo impacto que la producción de algodón. (4)

No obstante, los resultados de las elecciones del 10 de mayo fueron notoriamente favorables para el Partido Colorado. La pregunta clave es ¿cómo un partido que fue el fundamento de un gobierno impopular puede triunfar de una manera tan contundente?

Entre las causas de la diferencia sustancial a favor del candidato del Partido Colorado mencionamos las siguientes:

1. El pobre desempeño de la oposición en el Poder Legislativo. La mayoría opositora no fue capaz de articular un plan sistemático para responder a las necesidades legislativas. El Partido Colorado realizó una fuerte campaña de desprestigio del Congreso, presentándolo como un ejemplo de lo que sería la administración pública en caso que triunfara la oposición. Resaltó sobre todo el aumento de los honorarios de los parlamentarios, en un momento en que la sociedad estaba castigada por una fuerte crisis de carácter económico-social, dando la imagen de un Congreso no solo displicente, sino también cargado de privilegios.

2. La ausencia de un posicionamiento claro frente al gobierno del ingeniero Wasmosy, que nunca contó con el apoyo y la simpatía popular. La oposición no fue capaz de distanciarse y ganar autonomía frente al Poder Ejecutivo, sino por el contrario, se vinculó a través de manifestaciones de acercamiento al poder, la mayoría de las veces en forma simbólica más que real (algunos pocos cargos públicos en puestos colegiados en donde la presencia de un opositor poco podría cambiar la línea política; viajes al exterior; reuniones privadas; llamadas por el ejecutivo casi siempre frente a situaciones de crisis, etcétera). Al final, algunos sectores del Partido Colorado, en una primera etapa el argañismo y después el oviedismo, fueron observados como mucho más opositores, aun cuando en diferentes momentos fueron los pilares que sostenían políticamente a Wasmosy.

3. La campaña electoral desarrollada en las internas del Partido Liberal Radical Auténtico por el sector opuesto a Domingo Laíno, con el argumento de que éste era un candidato perdedor. En este caso se privilegió el interés de un sector sobre el interés del partido, dañando de una manera profunda la imagen del candidato de la Alianza Democrática. La tesis desarrollada era que a Laíno siempre le faltó un 10 % de los votos para ganar las elecciones y que por consiguiente, debería cambiarse al candidato perdedor por otro capaz de aportar el porcentaje requerido. El problema es que en el argumento no se toma en cuenta el 35 % que aporta el candidato liberal, aspecto fundamental para intentar cualquier éxito electoral.

4. El posicíonamiento de ciertos medios de prensa que ayudaron a imponer la idea que Oviedo era un inocente perseguido por sus verdugos. Algunos medios, con una imagen relevante por haber luchado al final de la dictadura contra la opresión y a favor de la libertad, debilitaron con su prédica la actitud crítica del ciudadano hacia el oviedismo.

5. La prisión de Oviedo facilitó el desarrollo de la idea de un Oviedo que representaba la lucha contra el wasmosysmo. Por consiguiente, para castigar al gobierno, no se votó por la oposición, sino por el ala oviedista del Partido Colorado, que en realidad constituía una organización desarrollada de espaldas al partido. Paradójicamente, los oficialistas votaron por el Partido Colorado para evitar ser los responsables ante la historia de la caída de su partido, pero a su vez, los oviedistas votaron por el mismo partido para castigar a Wasmosy. El triunfo colorado se festejó tanto en la casa presidencial como en el lugar donde se hallaba recluido Oviedo. Así, los enemigos más directos brindaron por ser parte del mismo partido que podía resguardar en su seno al oficialismo y a la oposición.

6. La estrategia de la Alianza se basó en una suma de partidos, no en la construcción de un movimiento de ancha base social, capaz de integrar a las diversas formas de organización de la sociedad civil. Este aspecto fue subsanado al final de la campaña, pero muy a última hora como para ímpactar en los resultados electorales. Aún así, el Movimiento Ciudadanía Viva fue capaz de producir un acto de masas sin apelar a ninguna forma de comportamiento tradicional utilizados por los partidos.

7. El Partido Colorado es un partido-estado, por consiguiente, es una maquinaria con una gran capacidad movilizadora. Esta capacidad proviene de la dependencia del ciudadano de quienes controlan el aparato del Estado para acceder al empleo. La organización de la oposición es muy débil. Los colorados son profesionales en el proceso de hacer votar a la gente mientras la oposición simplemente crea organizaciones amateurs.

8. El estilo de conducción del PLRA, fundado en un liderazgo caudillista tradicional, creó un esquema organizativo sustentado en las relaciones personales más que en una estructura organizativa fuerte.

La derrota electoral dejó a la oposición sin un liderazgo visible, en tanto que, por las periódicas visitas realizadas por el candidato triunfador del Partido Colorado a Oviedo en su lugar de reclusión, la influencia del ex general se hacía cada vez más evidente.

El presidente Wasmosy, durante los tres últimos meses de su gobierno, intentó crear una suerte de cordón institucionalista dentro de las Fuerzas Armadas con el objetivo de detener el posible afianzamiento del oviedismo. Realizó cambios importantes en la conducción máxima de las Fuerzas Armadas, apelando a la voluntad de los comandantes, quienes solicitaron ser "pasados a retiro". De esta manera, de acuerdo con la cúpula dirigida por Wasmosy, sin necesidad de un dictamen del Tribunal de Calificaciones, se conformó la nueva élite de conducción militar, eligiendo a nuevos comandantes de la Fuerza Aérea, el Ejército, la Armada y de las Fuerzas Militares.

El 15 de agosto, cuando el Presidente Raúl Cubas anuncia la conformación de su nuevo gabinete, también tácitamente comunica la conformación de una dualidad de poder. Aparecen personas directamente vinculadas con el ex comandante del Ejército en la dirección de los Ministerios de Hacienda, Defensa Nacional, Justicia y Trabajo, Agricultura y Ganadería, Relaciones Exteriores e Interior. Seis de los diez ministerios controlaba Oviedo, cinco de ellos fundamentales. El de Hacienda, a cargo de Gerardo Dolí, un conocido administrador de los desconocidos recursos de Oviedo; el de Obras Públicas y Comunicaciones, que constituye el centro más fuerte de captación de recursos, es en donde ubica a Víctor Segovia Ríos, un general pasado a retiro por Wasmosy, lo mismo que el de Defensa Nacional, general José Segovia Boltes. En Relaciones Exteriores nombra a Dido Florentín Bogado asociado a Oviedo en el caso no aclarado de la introducción de basura tóxica al Paraguay, y por último, el Ministro del Interior, comisario Rubén Arias, quien fue destituido del cargo por el presidente Wasmosy como consecuencia de su desidia para impedir el acto político realizado por Oviedo cuando se entregó a la justicia militar.

En el gabinete, los nombres vinculados al Presidente son: el de Industria y Comercio, capitán Carlos Cubas, hermano del jefe del ejecutivo, y las ministras de Salud y Educación, Carmen Frutos y Celsa Bareiro.

Como fácilmente puede inferirse, el gabinete es la expresión clara de la existencia de un poder administrativo con dos cabezas. La cabeza de facto, que tiene una influencia hasta insólita, y la cabeza constitucional, que no se atreve a imponerse como único poseedor de una autoridad legítima, obtenida como consecuencia de un complejo juego de conflictos y un resultado electoral que no admite dudas sobre la opción popular a favor de la candidatura del Partido Colorado.

El ex general utilizó el triunfo del partido y el triunfo de su ex compañero de fórmula como un triunfo personal. Asumió que el apoyo popular hacia su persona tenía y tiene un carácter incontenible. Esta hipótesis no demostrada es la que sus adherentes y cierto sector de la prensa llamada independiente repiten con insistencia de letanía.

Las características del oviedismo, sin embargo, se fundan sobre los siguientes factores:

1. La utilización ilegal de las estructuras organizativas del Estado para privatizarlas al servicio de sus objetivos políticos. Oviedo no hubiera podido conformar nunca un movimiento político sin la perversión heredada del stronismo, que dejó unas Fuerzas Armadas convertidas en el brazo político de la A.N.R. Desde el Ejército organizó su movimiento para enquistarse en el Partido Colorado, un partido tradícíonalmente abierto a la influencia de élites extrañas a su propia organización.

2. La conformación de un poder paralelo a los poderes públicos legítimamente constituidos. Primero fue eliminando a sus camaradas para lograr un meteórico ascenso, para después construir un poder paralelo al del propio Presidente de la República. El contrapoder militar, que buscaba desarrollar un nuevo orden institucional, se hallaba fundado en una práctica constante a través de la cual Oviedo era jefe militar, pero también líder político, y en consecuencia debía compartir el poder. Esta tesis es la que lleva a Oviedo a levantarse contra el orden constitucional en la semana del 22 al 25 de abril de 1996, cuando el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas establece límites a sus actos. Ya en aquel tiempo el contrapoder de Oviedo llegó a tanto que la Embajada de Estados Unidos en Asunción se vio obligada a expresar en un comunicado oficial, hecho público a las 18 horas del 22 de abril, que "se revisará con los países de la OEA la gama completa de acciones necesarias" para establecer el orden conculcado.

3. Creación de una incipiente ideología destructiva de las instituciones republicanas. Oviedo desarrolla, más que en términos racionales, utilizando imágenes y en un lenguaje simple pero efectivo, una visión de la sociedad capaz de despertar adhesiones afectivas fuertes. Su visión del orden institucional es groseramente simple y se funda en la primitiva concepción que rescata, solamente como criterio de organización, la relación existente entre el líder y el pueblo. El líder es desde este punto de vista una encarnación del pueblo. Así, las instituciones republicanas dejan de tener sentido y la voluntad popular, cuya fe encarna el líder, suple la ausencia de un programa serio y sistemático. Oviedo propone cosas, enciende deseos, pero nunca explícita o desarrolla un plan racional. Utiliza la religión de una manera perversa, apropiándose de los símbolos que unen a la sociedad paraguaya para utilizarlos como factor distintivo de su movimiento, lo que implica tácitamente la exclusión de los otros. Posee un "ejército” de fanáticos que, identificándose con el líder, sufren la alucinación de compartir su poder.

4.      Concepción absolutista y autocrática del poder. Con la tesis ele que la mayoría manda, la concepción de Oviedo pretende situarse por encima de todo orden jurídico, Para Oviedo lo importante no es adecuarse a la ley y a la Constitución, sino controlar los factores de poder para ejercer un poder sin frenos. Por eso pretendió y sigue pretendiendo controlar a las Fuerzas Armadas, al Partido Colorado, al Poder Judicial y al Poder Legislativo. Para Oviedo, el poder no es el ejercicio de un mandato en el marco de un orden jurídico, sino simplemente la capacidad de imponer un mandato en función a los recursos controlados. Tiene una fortuna económica que nunca pudo haber sido simplemente fruto de su salario como miembro activo de las Fuerzas Armadas y desde esta perspectiva, tiene capacidad para ejercer cierto control fundado en su capacidad de disponer recursos adecuados para sus fines políticos. La conducta transgresora de Oviedo siguió creciendo en la misma medida que iba creciendo su poder de hecho.

5- El esquema de dominación del liderazgo de Oviedo se funda en una legitimidad carismática. Esto implica que la búsqueda del consenso se funda en las supuestas cualidades sobrenaturales del líder. Esto explica porqué el movimiento Unace no produjo un esquema organizativo fundado en las reglas de juego de la democracia, sino un esquema jerárquico, en donde los allegados al líder eran directamente elegidos por el Jefe, en función a su lealtad y entrega personal.

El esquema impuesto por Oviedo dentro de su movimiento era contradictorio con el esquema fundado en sistema normativo jurídico. Eso explica porqué con tanta facilidad primero desprecia y luego se siente excluido de la obligación de cumplir con los mandatos de la ley. La Corte Suprema de Justicia carecía de competencia para juzgar a quien por propia decisión era la encarnación del pueblo paraguayo.

Incluso hasta último momento no fue capaz de observar las limitaciones que tenía su mas fiel y respetuoso partidario, el Presidente de la República, que debía actuar limitado por las reglas de juego que establece la Constitución Nacional. En este sentido, la opción del Presidente Cubas por una suerte de referencia formal de respeto a la ley, en su mínima expresión aparecía como una posición contradictoria con el esquema de dominación personal y fundada en la sola y exclusiva voluntad del que se sentía y se siente llamado por el destino para salvar al país, Oviedo llevó la contradicción a un punto sin retorno exigiendo al Presidente que éste deje de lado hasta las más insulsas formalidades de la ley y que se adecúe a su liderazgo personal y autoritario.

6.      El cuadro administrativo, es decir, el equipo de apoyo que se conforma para ejercer el poder, no fue creado en función a reglas y normas de representatividad democrática, sino en función a la voluntad del jefe. La voluntad de obediencia de quienes formaban parte de la organización a nivel de conducción operativa descansaba en la lealtad hacia el líder, en consecuencia, el esquema organizativo del movimiento se funda en una linea de transmisión de mando que se construye en función al grado de vinculación y acercamiento al jefe.

Las características del liderazgo de Oviedo y el cuadro administrativo del movimiento Unace a pesar de estar vinculado con el partido colorado, un partido tradicional de patronazgo, se funda sobre un tipo de dominación distinto que no reconoce las formas de representación y las reglas de juego de carácter tradicional. Oviedo, conforma un aparato paralelo al del partido, su intento primario no se orientó a controlar la organización partidaria, eso implicaría jugarse en el plano de la vigencia de las reglas de la tradición, una mezcla muy peculiar de reglas formales democráticas deformadas por las vinculaciones personales que sellan la relación entre caudillo y sus seguidores.

Oviedo, desde un comienzo crea un aparato paralelo leal, cuya primera gran acción política consistió precisamente en romper el esquema de legitimidad tradicional del partido Colorado.

La elite tradicional del partido, cuya conducción la ejercía el Dr. Luis María Argaña sin embargo fue fiel a la tesis de la vigencia del esquema de relación fundado en el respeto a la identidad colorada y nunca dudó que las bases del partido serian fieles a la conducción tradicional.

La confianza en la fidelidad a las reglas de la tradición, si bien fueron una base de sustentación del liderazgo de Argaña, significó también su descuido en la emergencia de un liderazgo carismático en el interior del partido, que necesariamente tenía que hacer saltar las reglas de juego fundamentales de la dominación tradicional. En una organización política tradicional como el partido colorado, es el partido el factor íntermediador entre el caudillo y sus seguidores, el elemento personal si bien es importante se diluye en el partido. Es el partido el que tiene sus símbolos, sus signos, su tradición, el caudillo solo expresa esa tradición. Oviedo, desde el inicio crea sus propios simbolos, sus signos. Utiliza al partido, que es el intermediario de su voluntad. Esa es la diferencia fundamental.

El oviedismo tiene apoyo popular, el segmento más decididamente oviedista pertenece a los sectores marginales del área urbana y, con una influencia mayoritaria en el campesinado empobrecido. Por otra parte, aunque parezca paradójico, Oviedo tiene un fuerte apoyo de los terratenientes y de un sector del empresariado nacional, cuya vinculación con el Estado es fundamental para el .afianzamiento y eventual crecimiento de sus negocios. Ahora bien, el apoyo popular que reclama Oviedo como suyo no está suficientemente demostrado. El 17 de agosto, Cubas presenta su plan de acción y llamativamente no cita ni una sola vez a Lino Oviedo, entonces se abre cierta esperanza en la tesis de que la prioridad económica y social había ganado la partida. Pero el discurso y las acciones posteriores definen un nuevo escenario.


Tercera Etapa: del 17 de agosto hasta finales de setiembre de 1998

El poder hecho se consolida y se abre el tema de la legitimidad política

En un discurso pronunciado el 17 de agosto, el presidente Cubas anunciaba su plan contra la crisis ecónomica, que se puede resumir en los siguientes puntos:

La disponibilidad de 400 millones de dólares para solucionar la crisis que afecta a la economía desde 1995. Estos fondos se obtendrían mediante condiciones ventajosas: a 20 años de plazo y 5 años de gracia, con una tasa Libor más un punto porcentual. Sin embargo, no aparece en el discurso ni el costo administrativo de la operación, ni las condiciones de control en el manejo de esos importantes recursos. A su vez, anuncia el envío de proyectos de ley para que el Congreso les dé tratamiento prioritario y de urgencia.

Dentro de este contexto, el Presidente sigue comentando las gestiones realizadas por su gobierno a fin de emprender la reactivación, anunciando un crédito otorgado por el gobierno de Japón para programas de financiamiento al pequeño productor agropecuario y la construcción y ensanchamiento de las redes víales; un convenio internacional con la República China - Taiwan- para construir 2,500 kilómetros de ruta en áreas rurales; líneas de crédito para la formación de cooperativas agrícolas y asistencia técnica para el rubro frutihortícola y lineas de crédito para la reactivación de las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes).

En cuanto al algodón, plantea capitalizar el Banco Nacional de Fomento para que pueda ampliar su línea de crédito y cumplir con su misión dentro del plan de siembra de 250,000 hectáreas previsto para la siguiente campaña agrícola.

Sin duda, estas medidas requieren un tratamiento serio y exigen relaciones de cooperación éntre el Congreso y el Poder Ejecutivo, aspecto delicado en la medida en que el oviedismo, durante el proceso de conformación de la mesa directiva de las Cámaras de Senadores y Diputados, fue desplazado de la conducción a través de una alianza entre un sector del Partido Colorado y la oposición.

El tema Oviedo constituía un aspecto clave del relacionamiento y el Presidente lo sabía muy bien. Por eso, la firma del Decreto 117 al día siguiente de su primer mensaje al país, por el cual se conmutó la pena de 10 años de prisión por otra de tres meses que el militar ya había cumplido, constituyó un acto absolutamente contradictorio a las manifestaciones del día anterior. Desde ese momento, la cuestión política se sitúa en el centro de la coyuntura. La razón es muy sencilla: es imposible pensar en algún tipo de política económica y social sin un respeto al orden institucional. En consecuencia, la coyuntura gira en torno a la cuestión jurídica y al Poder Judicial, más específicamente a la Corte Suprema de Justicia, que se convierte en el centro de la tormenta que amenaza con hacer trizas una transición que no termina de concluir.

La primera acción que demuestra que no todos responden de manera similar a la voluntad de Oviedo, es la renuncia del ministro de Industria y Comercio, capitán Carlos Cubas, hermano del Presidente, quien sin duda en esos momentos impulsaba la idea de consolidar un frente de apoyo al primer mandatario, autónomo a los deseos del general retirado. Tres días después de su nombramiento como ministro, Carlos Cubas renunciaba, en lo que probablemente constituyó todo un récord de velocidad en la pérdida de funciones ministeriales. Un indicador o presagio de lo que le ocurriría más tarde a su hermano, el Presidente.

La Corte Suprema de Justicia emite una resolución que niega validez al informe redactado y enviado al Poder Ejecutivo y en consecuencia, el decreto deja de cumplir con uno de los requisitos exigidos por la Constitución Nacional.

Sin embargo, de manera insólita, el mismo Tribunal Militar Extraordinario que había condenado a Oviedo, argumentando la existencia de "hechos nuevos", revisa la sentencia de la Corte Suprema de Justicia y ordena la libertad de Oviedo, eximiéndolo de culpa y pena. Por consiguiente, el problema de la institucionalidad siguió profundizándose y afectando al mismo Poder Judicial, que de acuerdo a la Constitución Nacional, «interpreta la ley, la cumple y la hace cumplir».

Entre tanto, desde el punto de vista político se planteaba un proceso con las siguientes características:

a- El inicio por parte del oviedismo de un rápido copamiento del cuadro administrativo del aparato estatal. Este copamiento no se realizaba en función a un proyecto racional, sino en función al más primitivo sistema de dominación que combina la tradición y la fidelidad hacia un liderazgo audaz e incapaz de comprender la importancia del respeto a las normas éticas y jurídicas que permiten la convivencia civilizada entre los seres humanos. Los que pasan a ocupar el cuadro administrativo del Estado no son los más capaces, sino los más leales, no son los más preparados para ejercer el cargo, sino los más fieles seguidores del general, aun cuando quizás puedan existir excepciones a la regla.

b- La conformación de una suerte de élite de apoyo intelectual cuya función es la de argumentar racionalmente las ambiciones irracionales del líder. El fascismo y el nazismo utilizaban, sobre todos en sus inicios, a pensadores que eran referentes de la intelectualidad europea de esos tiempos. Así también, el oviedismo buscó la ayuda de referentes intelectuales que sólo son fulgurantes estrellas mientras sean útiles al líder, que desde luego concentra toda la sabiduría del universo.

c- La relación entre la sociedad y el Estado empezó a tejerse, ya no através del Partido Colchado, sino de un nuevo eje organizativo que es el movimiento Unace. Así se explica la salutación al líder por parte de la Coordinadoira Colorada Unace de las Aduanas de la República (ABC, 18 de agosto- pág- 8), institución que desde el ascenso del presidente Cubas al Poder, forma Parte de los espacios organizativos de Unace, ¿Para quiénes recaudaron estas aduanas en el breve tiempo que funcionaron como parte del esquema organizativo de Unace?

d- La utilización del control que Oviedo ejerce sobre el Poder Ejecutivo intentando la vieja práctica del stronismo de controlar el poder en forma discrecional. Más allá de las grandes disquisiciones jurídicas, eso fue lo que sucedió con el decreto que liberó a Oviedo de prisión.

e- La aplicación de la estrategia del hecho consumado. El oviedismo se mueve manteniendo siempre la iniciativa. Mientras los otros responden, ellos ya están ejecutando otras acciones, con la ventaja de que no los detiene ni las normas éticas ni las jurídicas. Este posicionamiento, al margen de todo esquema normativo, es lo que los convierte en un movimiento audaz y temerario, aunque también ahí radica su deidad, porque no saben calibrar la fortaleza de los otros, a quienes siempre consideran débiles.

f-La obsesión por ímpresionar en su capacidad de organización y de movilización, intentando con esto demostrar que el oviedismo tiene un fuerte apoyo popular. Oviedo estructuró su movimiento desde las Fuerzas Armadas cuando éstas eran un segmento, -el más fuerte- dentro del Partido Colprado. Realmente la habilidad de Oviedo radica en la lucha psicológica. Es un ilusionista político que sabe vender esperanzas y sueños. "La tarea del manipulador consiste (...) en asociar el símbolo clave y la imagen clave oportunos al objeto social sobre el que se pretende aplicar el impulso emotivo- al repetirse de modo ilusivo y continuo esta asociación, el nexo entre el objeto social y la emoción llega a ser automática en los individuos manipulados". (5)


Cuarta etapa: del 2 de diciembre de 1998 al 20 de marzo de 1999

La reacción violenta del oviedismo como introducción a la semana trágica

La decisión de la Corte Suprema de Justicia conocida en la resolución N° 415 el 2 de diciembre de 1998, por la cual se confirma la sentencia dictada por el Tribunal Militar Extraordinario que había condenado a Oviedo a 10 años de prisión, abre una nueva etapa, fundamental para comprender los sucesos posteriores.

La reacción que produce la resolución citada es hasta asombrosa en el caso del Tribunal Superior de Justicia Electoral, en donde dos de sus tres miembros niegan validez a la resolución de la corte, con lo cual la confusión y el desconcierto llegan una situación de crisis institucional sin retorno. Es decir, cuando una resolución de la Corte Suprema de Justicia es desacatada por una institución que forma parte de la estructura organizativa judicial, es obvio que aumenta la posibilidad de injerencia de las Fuerzas Armadas, quienes controlan y pueden aplicar la violencia legítima. Pero, ¿a quiénes responderían las Fuerzas Armadas y las fuerzas policiales? ¿Responderían al Poder Ejecutivo, al Congreso, o a la Corte Suprema? Sin duda, la crisis se convirtió en una crisis de legitimidad del poder, ya que, lo que estaba en juego, era el fundamento que genera consenso hacia el poder político.

A partir de la resolución de la corte tomada por mayoría, los miembros que se opusieron a la pretensión oviedista fueron presionados impunemente. Los doctores Elixeno Ayala, Oscar Padello, Luis Lezcano Claude, Wildo Rienzi y el camarista César Augusto Sanabria son objeto de lo que el periódico Ultima Hora define como una "una agresiva y violenta campaña, cuya metodología va desde amenazas de muerte anónimas, manifestaciones públicas cargadas de agresividad, exhortaciones explícitas a la desobediencia y la coacción por parte de locutores radíales simpatizantes del movimiento...’’ (6)

La campaña de desestabilización iniciada por el oviedismo tiene dos objetivos: en primer lugar, presionar al presidente Cubas a que abandone todo intento de buscar vías alternativas que impliquen un desplazamiento de Oviedo y, en segundo lugar, intentar recomponer la Corte Suprema de Justicia, dejando a la creatividad de los asesores encontrar la vía adecuada para maquillar con posterioridad una resolución favorable a sus pretensiones.

El 10 de diciembre, Día Mundial de los Derechos Humanos, frente a la sede del Congreso Nacional, Oviedo, en un discurso amenazador, exige la renuncia de los cinco miembros de la corte que dictaron la resolución N° 415. "La historia siempre se ha escrito con sangre. Por eso, estoy decidido a luchar con ustedes y dejar la vida si fuere necesario para que renuncien estos violadores, prevaricadores y bandidos de la Corte Suprema", Un lenguaje nada pacífico en medio de un grupo de fanáticos seguidores, a quienes comunica que a partir de ese momento "se tomarán las medidas que correspondan para sacarles de dichos cargos (a los miembros de la Corte), porque en democracia el pueblo es el juez y él decide sí se pide un juicio político".

Pero Oviedo no sólo exige las renuncias, sino que a su vez anuncia que el pedido es de carácter innegociable, poniendo de manifiesto de esta manera todo el juego de vinculaciones políticas que en ese momento se desarrollaba, tratando de encontrar una salida negociada a su posición de no cumplir con la legítima decisión tomada por la Corte Suprema de Justicia.

No es casual, por consiguiente, que el principal asesor jurídico del general, el doctor José Francisco Appleyard, en un espacio reservado, haya tratado a los miembros de la Corte Paciello y Lezcano de "prevaricadores", y despectivamente de "ministro tijerita” a Rienzi. En tanto, tildó de "medroso y zalamero" al camarista Sanabria. (7)

Los atentados con bombas molotov contra las viviendas de los miembros de la corte se sucedieron en un medio socio-político en donde la violencia terrorista estaba vinculada a los órganos de seguridad del Estado y no a las reacciones de la ciudadanía, ni a la existencia de grupos especializados que habían realizado una opción por la violencia como forma de acceso al poder político.

La movilización ovíedísta presiona violentamente a partir de la orden pública dada por su jefe y líder único. El 22 de diciembre, turbas oviedistas frente al mismísimo Palacio de Justicia "queman cubiertas, detonan petardos, disparan balines y tiran piedras contra los vidrios del local" (8), hiriendo incluso al monseñor Ismael Rolón, cuya autoridad moral es indiscutible. Pese a todo, los miembros de la corte se mantienen firmes en la decisión de no renunciar.

La estrategia del oviedismo era paralizar el país. Es decir, todas las acciones de Oviedo apuntan a establecer un clima de absoluto desorden, cuya paralización dependía exclusivamente de su voluntad como carta de negociación. Y no es casualidad que, unido por un cordón umbilical conservador que busca a su nuevo conductor autoritario, "el empresariado comercial, industrial y ganadero, empieza a manifestarse y no lo hace necesariamente a favor del orden Constitucional" (9), con una excepción llamativa, el comunicado emitido por la Cámara y Bolsa de Comercio.

Entre tanto, el 1 de febrero de 1999, el Presidente del Congreso solicita poner en marcha el juicio político al presidente Cubas. Este hecho profundiza las relaciones que se dan en el seno del Congreso entre los opositores, del PLRA y el EN, los legisladores que responden al ex presidente Wasmosy y los argañístas, pero a su vez permite, sobre la base de las diferentes posiciones frente al juicio político, hacer más visible la posible existencia de otro plan orientado a superar la crisis. En efecto, el "punto de partida” consiste en el cumplimiento de la resolución de la Corte Suprema de Justicia, lo que abriría la posibilidad de buscar vías alternativas al problema.

Los voceros del movimiento Unace habían iniciado mucho antes una campaña muy fuerte de desprestigio del Congreso. Desde las radios Nanawa y Montecarlo se llama, no sólo al desacato, sino se pide que el Congreso sea clausurado,

Raúl Melamed en radio Montecarlo expresa: "yo creo que lo más sencillo es que el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas rodee el Parlamento y le dé un ultimátum y sino, que lo vuele en pedazos, que es mi deseo. De esa forma la solución política es más rápida, se ahorra más tiempo y se hace feliz al pueblo. Se llama a elecciones nuevas, así como similarmente lo hizo Fujimori” (10). Por otra parte, criticando al Presidente de la Corte Suprema de Justicia vocifera: "Y otra vez este idiota, este vendido de Sapena Brugada está a la cabeza. Yo no sé que es lo que busca esta clase de gente. Nos provoca que vayamos a liquidarle de una vez, porque eso es lo que merece, es lo que están buscando” (11). El contenido y la forma de la expresión es un reflejo del clima político que se vivía en la sociedad paraguaya.

La crisis institucional se va cerrando sin visos de solución. El 5 de febrero el doctor Wildo Rienzi accede a la presidencia de la corte por voto de sus pares y emplaza al presidente Cubas para que disponga "dentro del plazo de 72 horas y sin otro trámite la reclusión de los condenados (Lino Oviedo y José Manuel Bóveda) en una prisión militar" (12). El Presidente de la República, en nota enviada a la corte, expresa que esa sentencia es de cumplimiento imposible y llega aun más lejos al acusar a la corte de subvertir el orden en un "abierto intento de derrocar el gobierno constitucional” (13).

En estas condiciones, es obvio que la crisis debería dejar a una las partes al margen del poder, cerrándose un arreglo posible entre oviedistas y opositores. Esta realidad de confrontación se observa también en las Fuerzas Armadas, en donde los aproximadamente doscientos oficiales que fueron dados de baja por el presidente Wasmosy y que se constituyeron en el cuadro administrativo político en el proceso electoral en las internas coloradas y más tarde en las elecciones nacionales, son nuevamente integrados a la institución. Las líneas van tendiéndose peligrosamente. El 11 de febrero, el ex comandante de la Fuerza Aérea, César Crámer, se presenta para cumplir una orden de detención emitida por el Tribunal Militar Extraordinario con el visto bueno del Comandante en Jefe. La recomposición y el control de Oviedo sobre las Fuerzas Armadas eran aparentemente muy fuertes.

En el mes de marzo, la confrontación se va ampliando rápidamente, Al ámbito político y militar, se suma el posicionamiento de las fuerzas sociales. La Feprínco, la Unión Industrial Paraguaya y la Asociación Rural del Paraguay, cada cual con su estilo, deciden apoyar al general amenazando con la ejecución de un plan de paralización total del país.

Al final, la coyuntura nos remite a nada menos que al tema de la legitimidad del poder, es decir, a la naturaleza, o sí se prefiere, al título que fundamenta la validez del poder político.

La legitimidad del poder democrático se fundamenta no sólo en la voluntad popular, sino también, en el respeto al conjunto de normas plasmadas en la Constitución Nacional. Esto tiene algunas consecuencias determinantes.

1. En un régimen democrático, el origen legítimo del poder no garantiza su legitimidad permanente. El régimen puede dejar de ser legítimo en la medida en que el poder se aparte de la ley. Esto significa llanamente que la legitimidad del poder del presidente Cubas, que se funda en el triunfo electoral en las elecciones del 10 de mayo, devendrá en un poder ilegítimo si con sus acciones no respeta la Constitución.

2. Si bien el poder político tiene la "exclusividad del ejercicio de la fuerza", este ejercicio no responde a la sola voluntad del presidente Para que tenga un efecto legítimo, su voluntad tiene que ajustarse a la Constitución y las leyes, y todos los ciudadanos y las diversas instancias organizativas del Estado, entre ellas las Fuerzas Armadas, sólo responden y respetan al poder en tanto el Presidente respete el orden constitucional. (14)

3.      Para hacer más claramente visible el principio de la legitimidad fundada en la ley, la misma Constitución Nacional establece que ella «no perderá validez si dejara de observarse por actos de fuerza o fuera derogada por cualquier medio distinto del que ella dispone».



PARTE II

Estrategia de comunicación. La Ideología oviedista

Los comunicados a la opinión pública provenientes del oviedismo constituyen un material valioso para el análisis de su incipiente ideología. Estos comunicados constituyen esfuerzos racionales, sistematizados y en cierto sentido coherentes, que brindan una interpretación de la sociedad, así como de los valores y símbolos orientadores del comportamiento político de una fracción del coloradismo, organizado en el movimiento Unión Nacional de Colorados Éticos (UNACE).

La expresión ideológica manifestada en el calor de los acontecimientos tiene la ventaja de su fuerte carga estratégica orientada hacia la acción. El esfuerzo intelectual no se dirige simplemente a la especulación, sino orienta todas sus baterías hacia la práctica política. Se piensa y se reflexiona para plasmar ideas y valores en el seno de quienes forman y hacen una sociedad.

 

El estilo de la comunicación

Los comunicados emitidos por el movimiento oviedista tienen un doble objetivo: definir posiciones y difundir instrucciones para los militantes frente a hechos considerados graves, y asegurar la coherencia e identidad del grupo.

No existe un sólo comunicado en donde no aparezca el líder, Lino Oviedo, como el eje articulador de todos los juicios. Pero al mismo tiempo, los comunicados expresan las acciones del militar retirado, fundadas en la expresión de la voluntad popular, para lo cual su autor o autores recurren a símbolos religiosos y referencias a momentos dramáticos en la vida colectiva de la sociedad paraguaya.

Por otra parte, los comunicados tienen un destinatario. No se dirigen a una amorfa opinión pública, sino a actores concretos, de acuerdo a las circunstancias y al momento. La finalidad, en este caso, consiste en interpelar a instituciones específicas o a todas las Instituciones que caben en la imaginación del "ideólogo". Una muestra de ello es el comunicado "Un clamor de las madres paraguayas", donde se interpela a la Conferencia Episcopal Paraguaya, al representante de su Santidad el Santo Padre, a los diplomáticos, a la Cruz Roja Internacional, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, a la Corte de San José de Costa Rica, al periodismo, a los gremialistas sociales hasta llegar a la Liga Paraguaya de Fútbol (véase comunicado del 20-X-97 en ABC Color).

Al mismo tiempo, los comunicados provienen, no de una estructura burocrática, sino de "sectores vivenciales”, o para ser más concretos, de las "bases organizadas” (véase los siguientes comunicados: De los sub-oficiales de las FFAA, 16-X-97; Manifiesto de los Abogados Colorados, 19-X-97; Manifiesto del Coloradismo de New York, 30-X-97; Unión Paraguaya de Descendientes de Veteranos de la Guerra del Chaco, 2-XI-97; Funcionarios del Poder Judicial, 5-XI-97; etc.,).

El objetivo es el de crear la imagen de un movimiento de gran capacidad de movilización y articulación, no sólo dentro del territorio nacional. Si bien puede mover una sonrisa socarrona el coloradismo de New York, lo importante en el mensaje es dar la imagen de una presencia en cierto sentido mundial. Sin embargo, todos los pasos que se deben dar para producir y publicar una comunicación desde lugares tan diferentes demuestra, más que una gran capacidad de movilización autónoma, un movimiento disciplinado, jerarquizado y altamente manipulable.

La forma de redacción guarda un estilo similar: más que a la claridad conceptual, apelan a lo que Max Weber denomina una ética de la convicción, es decir, opción por valores que no son discutibles, Un oviedista cree en Oviedo, no porque que tenga razones, sino porque tiene fe, lo que facilita un comportamiento fanático, que se funda en una ética de convicción. (15)

 

El mesianismo (16)

Aun cuando Oviedo se jacta de haber derrocado a Stroessner, los comunicados de Unace repiten la misma tesis ideológica del dictador. Para la ideología stronista, tan certeramente denominada por Adriano Irala Burgos de la segunda reconstrucción, la sociedad paraguaya sólo progresa en tanto emerge un líder fuerte, capaz de conducir con seguridad el Estado e imponer sus objetivos políticos a la sociedad. Por esta razón, el Paraguay sólo progresa cuando aparecen esos "grandes hombres”: Francia, los López y Bernardino Caballero. Después, hay un silencio sepulcral en la historia hasta que aparece un nuevo líder, el héroe que "reata el hilo de la historia".

Para Unace, el nuevo conductor es el general Lino Oviedo. Es "el soldado que jamás desobedeció el llamado de su patria", a la que le espera "con Lino Oviedo Presidente en 1998, un futuro de grandeza y felicidad". En su persona, el pueblo paraguayo se diluye y se confunde de tal manera que Oviedo y el pueblo son una misma cosa "pues unidos y hermanados formaremos una sola persona trabajando juntos para engrandecer nuestra querida patria”.

El general es también el libertador del pueblo, el que rompe las cadenas que lo ataban a la dictadura. Oviedo es "el militar que no escatimó ofrendar su propia vida para que el paciente y sufrido pueblo paraguayo sea libre".

La patria, el Partido Colorado y el general conforman una trilogía inseparable. Los comunicados casi siempre terminan con expresiones de júbilo: "¡Viva el Paraguay, viva el Partido Colorado, viva Lino César Oviedo!". En algunos casos, con esta muletilla muy llamativa: "Presidente de todos los paraguayos" o más específicamente como "el elegido mayoritariamente como su presidente para el periodo 1998-2003”.

La unidad entre el partido, la nación y el general, dibuja una característica clave de un movimiento político excluyente, que se apropia de la identidad con la nación y al apropiarse, asume ser la única expresión genuina de la misma, lo cual le permite, en nombre no ya del movimiento sino de la nación, primero discriminar y luego perseguir a quienes no piensan igual. El que no está con el general, no está con el movimiento; el que no está con el movimiento, no está con la nación y el que no está con la nación, simplemente es un traidor a la patria.

 

Manipulación del sentimiento religioso

Es llamativa la apelación que se realiza en los comunicados a la religión, con una gran carga de carácter emotivo y tradicional: "con la poderosa fuerza de nuestra fe en Dios y nuestra devoción a María Santísima, desterraremos el odio, la mentira, la trampa”.

Se toma como punto referencial a líderes religiosos, en una mezcla aparentemente incoherente, pero con la intencionalidad de hacer aparecer como vinculados en igual preocupación a Oviedo y a los líderes de la Iglesia Católica. Incluso el comunicado emitido el 20 de octubre de 1997 termina con una expresión enraizada en la religiosidad popular: "que Dios y su madre nos bendigan (Ha tupa jha y sy tañanderovasa)". No es casual esta referencia a la religión. La propuesta del comunicado no tiene de esta forma un significado sólo político, sino también aparentemente religioso.

La ideología mesíánica-nacionalísta de Unace, termina por identificar la situación del movimiento con la situación del todo el país. Pide que se devuelva "la paz, la tranquilidad y seguridad a nuestros compatriotas”. Como Oviedo es la clave de toda la vida, del movimiento y de la misma sociedad paraguaya, todo cuanto le ocurre a Oviedo, por transferencia, le ocurre a todos los ciudadanos paraguayos. Este salto de lo particular a lo general se hace de manera inconsciente. La historia de la sociedad paraguaya de hoy es para la ideología mesiánica, la historia de Oviedo. Una pretensión similar tuvieron Hitler y Mussolini.

 

Las frases que desnudan la visión del mundo de Oviedo

A finales de abril de 1992, Oviedo declaraba que "las Fuerzas Armadas y el Partido Colorado gobernarán per sécula seculorum”, y siguiendo la misma línea de pensamiento, el miércoles 11 de marzo de 1992, expresaba: "que alguien quiera prohibir, con un artículo de la Constitución, de que tengamos un club o un partido, está en contraposición con la democracia" (17).

Oviedo, cuando se pone eufórico, recita su proyecto sin manicura alguna. Cuando un militar en actividad como Oviedo se expresa de la forma indicada, desde luego no está planteando una simple hipótesis, sino fundamentalmente un proyecto de acción. El proyecto es claro. Vinculación entre las Fuerzas Armadas y el Partido Colorado, y la conocida tesis por la cual la democracia es posible sin un marco normativo constitucional. Por consiguiente, él puede determinar lo que es y no es democrático, en una muestra cabal e indiscutible que la voluntad del que tiene poder no admite limitación alguna.

Oviedo maneja con destreza la palabra en el contexto de la cultura paraguaya y es capaz de generar un sentido de identidad con el paraguayo pobre, pero nunca ofrece una respuesta racional de cómo superar la pobreza. Se presenta como una suerte de profeta, cuya voluntad deviene de un poder superior. No es casual que afirme que "Dios apoya su lista que es la diez, como los diez mandamientos”. Más allá del carácter estrictamente propagandístico del número de lista para las internas del Partido Colorado para la presidencia de la República, subyace también el sentido de una autoridad cuyo fundamento no proviene de un mandato ciudadano. Por eso, afirma que "el Paraguay necesita volver a vivir en paz y libertad. Yo soy el elegido y el mensajero para encontrar el camino”. La pregunta es saber quién lo elige y en nombre de quién se le otorga ese mensaje.

Repite una vieja trilogía generalmente típica de los movimientos exclusivistas que no admiten el pluralismo y la confrontación de ideas: "La lucha de nuestro movimiento es ética, moral y cristiana, bajo el lema Dios, patria y familia". Lo que ocurre normalmente es que los grupos conformados en torno a este tipo de lema se apropian de una supuesta vinculación preferencial con Dios. Son una suerte de elegidos, los únicos capaces de identificarse con la patria. En consecuencia, todos los que no piensan igual son herejes y traidores.

Oviedo puede ser capaz de expresar su lema de "Dios, patria y familia” y, sin embargo, expresar después que "el buen colorado debe ser gaucho y los hombres deben hacer el sacrificio de tener muchas mujeres”. Así el tendotá (jefe), asume su rol patriarcal, en una concepción primitiva y tradicional.

Cuando se dirige al campesino, lo halaga y expresa que defiende los intereses del mismo y que por esa razón "no existen seudos empresarios en su movimiento". La expresión seudo le permite, en caso de aclaración, expresar que no dijo estar contra el empresariado, sino contra los seudos empresarios. Esta forma de construir las frases, que constituye una fórmula elemental de la manipulación, es muchas veces observada como cargada de agudeza y de ingenio, cuando en realidad es simplemente un recurso de aquel que no es capaz de defender sus ideas. Por eso, ante los funcionarios públicos afirma que "no permitirá la venta de Antelco a trasnacionales desconocidas”. El término desconocidas viene a cumplir la misma función que en la frase anterior el término seudo.

El ex comandante del Ejército es un buen actor, y se mimetiza en los otros. Por eso no tiene un discurso programático. "El lenguaje no es abstracto, no se funda en conceptos, sino en imágenes simples y en referencias deseables" (18).  Su habilidad radica en hacer creíble el mensaje, pero no a partir de un protagonismo crítico del interlocutor, sino de una supuesta identificación con un estilo de vida que en la vida real nada tiene que ver con la realidad. Por eso, Oviedo recurre siempre al pasado, a su experiencia en otros tiempos, cuando Oviedo no era el que ahora conocemos, ni ahora ni antes cuando desde la Caballería en tiempos de Rodríguez y antes, en tiempos de Stroessner, manejaba los hilos que unía el comercio ilegal entre Ciudad del Este y Asunción .

Puede afirmar que "Paraguay es alquilado y maniatado por los gringos", mientras amenaza con "sacar tarjeta roja a la diplomacia extranjera". Pero a su vez, en los hechos, se muestra absurdamente obsecuente, como cuando desde una carretilla, mientras ofrecía un discurso en el Mercado Municipal N° 4, recibió una llamada del presidente argentino, Carlos Menem, quien lo saludó por su cumpleaños. Como respuesta a la salutación, el general le brindó un sonoro triduo de hurras, capaz de hacer reír y llorar por lo grotesco del acto.

Pero cuando el ex comandante del Ejército asume su papel con unción y seriedad es cuando amenaza recurrir al uso de una fuerza que le pertenece. Por eso, puede decir que "alinearé como velas a los patrones de los medios (de comunicación)”. La frase está cargada de un sentido violento, cuyo poder de aplicación no se vincula con el orden jurídico, sino con la voluntad del general.

Ofrece siempre en sus discursos alternativas que implican una violación del orden jurídico. Esto no es casual. Lo que busca es demostrar que su poder está incluso por encima de la ley. Esta concepción está muy adentrada en la concepción política del poder que predomina en la sociedad paraguaya. En efecto, para el paraguayo tener poder significa imponer su voluntad más allá de la ley.

"Cuando sea Presidente, los campesinos tomarán las riendas de la nación, los corruptos irán a la cárcel y los asesinos y violadores terminarán en la silla eléctrica". Sin embargo, los hechos demuestran que cuando Oviedo tenía poder se apropió de recursos de los indígenas; era amigo, agente solidario y parte de la corrupción, y los asesinos y violadores nunca fueron denunciados por el general.

Aun cuando la Constitución Nacional prohíbe la pena muerte, anuncia la silla eléctrica, demostrando nuevamente que la ley es una norma que se estrella contra su voluntad (19).



Parte III

La semana trágica del 23 al 28 de marzo. El fin del poder bifronte.

Si todo el proceso visible en los meses anteriores a la semana trágica de marzo apuntaba a una profundización generalizada del conflicto, existía también otra alternativa que se estaba jugando en los círculos políticos vinculados, según indicios, con la Embajada de Estados Unidos. El 23 de febrero la embajadora norteamericana, Maura Harty, y los señores Mc. Farlan y Lolinweigth tienen una prolongada reunión con el Dr. Luis María Argaña en su residencia. En momentos de crisis, la visita al domicilio de uno de los involucrados es un indicador, un signo de apoyo y mucho más, cuando la embajadora había actuado de similar manera en circunstancias del "ataque" de las turbas oviedistas al Poder Judicial. Al día siguiente también, la diplomática aplicó su peculiar política de la visita amistosa.

La estrategia consistía en la conformación, de lo que Milda Rivarola denomina "la nueva mayoría” (20), cuya viabilidad en gran medida dependía del apoyo que el doctor Luis María Argaña pudiera darle. La "nueva mayoría" se sustentó en un amplio acuerdo entre el Partido Colorado, el PLRA y el PEN orientado a producir cambios, a través del juicio político que llevaría al vicepresidente a la primera magistratura, o bien consolidando al presidente Cubas, obligándolo a romper el cordón umbilical que le unía a Oviedo. En ambos casos, el doctor Argaña aparecía como eje fundamental de las alternativas políticas de cara al futuro y en ambos casos, el desplazamiento de Oviedo aparecía como un hecho viable y posible. Al parecer, el doctor Argaña trabajaba la idea de un gobierno de unión nacional. Según Julio César Frutos, nombrado Embajador de Paraguay ante el gobierno Español, el vicepresidente explicitaba su tesis a un grupo de amigos diciendo: "el gobierno de coalición es una repartija porcentual y acomodaticia del poder. Debemos establecer un gobierno de unión nacional, unión en los grandes objetivos de la política, donde el empeño común sea el de ejecutar las políticas de estado que hayan sido científicamente consensuadas". (21)

Lo importante de esta expresión, que contrasta con otras de carácter auténticamente sectarias, es que efectivamente abría la posibilidad para iniciar un proceso de cambio que podría significar una profunda alteración de la estructura del poder vigente.

Por otra parte, la alternativa de seguir con el juicio político, implicaba el acceso al poder del vicepresidente, y sin duda alguna, el fin de la carrera de Lino Oviedo, que debería cumplir, por lo menos, con parte de la sentencia dictada por el Tribunal Militar Extraordinario y respaldada por la resolución de la Corte Suprema de Justicia.

Sin embargo, el martes 23 de marzo a las 8:52, el vicepresidente era asesinado a balazos, abriendo de esta manera los sucesos dramáticos de la semana de marzo.

Las radioemisoras que habían asumido una posición crítica al oviedismo, a partir de las 9:00, eran interferidas, registrándose también cortes en la línea del sistema telefónico celular. (22)

Las características del operativo y la forma de reacción de los organismos de seguridad, cuando menos demuestran una permisividad irresponsable, que posteriormente, con la actuación represiva contra los jóvenes, campesinos y ciudadanos en general, dejarían plenamente al descubierto su complicidad.

La comunicación del atentado y posterior fallecimiento del vicepresidente generó un clima de tensión y preocupación por el futuro del país. En las calles, en los comercios, en los bares y sitios de reunión ciudadana, la expresión de rechazo al magnicidio asumía un carácter público.

Para la sociedad paraguaya, la eliminación física del adversario político a través de un asesinato planificado y ejecutado profesionalmente rompía con las reglas de juego normalmente vigentes en las relaciones políticas.

A las nueve de la mañana del mismo día, se congregan en la plaza ubicada frente al Congreso Nacional, después de una marcha, alrededor de 20.000 campesinos que venían a solicitar al Congreso la condonación de las deudas contraídas con organismos financieros del Estado. El atentado contra el vicepresidente es en un primer momento interpretado por sus líderes, como una suerte de acción destinada a ensombrecerla protesta campesina. Entusiasmados por el éxito de la convocatoria y el recibimiento de la ciudadanía, los líderes campesinos consideraron que se encontraban a punto de realizar un acto político sin precedentes, cuando se produce el atentado. En estas condiciones, el hecho es observado como un elemento perturbador a los objetivos que deseaban alcanzar. Esta visión irá cambiando paulatinamente, de acuerdo a los acontecimientos.

Antes del mediodía se produce un hecho hasta si se quiere insólito, que en ese momento no causó impacto, pero que posteriormente y con más serenidad adquiere importancia. Dos miembros del Tribunal Superior Electoral, Carlos Mojoli y Expedito Rojas, emiten una resolución a través de la cual se convoca a elecciones para el cargo de vicepresidente de la República. Anteriormente, el día 11 de febrero, los mismos habían dado a conocer una resolución por la que Oviedo era considerado un ciudadano sin restricción alguna en el ejercicio de sus derechos políticos. Sin duda, existe entre una y otra resolución una clara adecuación de medios a fines. Al devolver los derechos electorales a Oviedo y llamar inmediatamente a elecciones, no cabía duda que se daban las condiciones para que el ex general retomara el camino que lo podía llevar a la presidencia, pasando desde luego, por una vicepresidencia relámpago, a la que probablemente llegaría con el apoyo irrestricto de la Justicia Electoral.

Reunidos frente al lugar en donde se encontraban los restos mortales del doctor Argaña, un pequeño grupo, en su mayoría jóvenes, inicia una marcha hasta la plaza y por primera vez se producen enfrentamientos con la policía. Los llamados "Jóvenes por la Democracia", que en la crisis de abril de 1996 habían tenido una activa participación para evitar el nombramiento de Oviedo como Ministro de Defensa, logran muy hábilmente ubicarse en las plazas adyacentes al Congreso. Ese pequeño grupo rompe esa suerte de parálisis que durante horas se había apoderado de la ciudadanía y crea las condiciones favorables para la movilización.

A las 20:00 se produce el primer choque con la policía, que reprime sin consideración a los manifestantes que piden la renuncia del presidente Cubas.

La estrategia del oviedismo consistía en asegurar la consolidación de una salida supuestamente jurídica, cuyo eje lo constituía el Tribunal Superior de Justicia Electoral. En esas condiciones, lo importante consistía en asegurar el reconocimiento del liderazgo del Presidente. Por esa razón, a las 19:00, el capitán retirado Carlos Cubas jura como nuevo Ministro del Interior. Se pretendía así aplacar los ánimos alterados de la ciudadanía por la actuación policial, pero al mismo tiempo, se buscaba crear las condiciones para una negociación. El presidente Cubas invita a los líderes de la oposición a un diálogo sobre la situación política, pero el ofrecimiento es rechazado por los dirigentes de la misma.

El cambio del Ministro del Interior produce una alteración fundamental dado que introduce en la estructura jerárquica de la Policía a una persona ajena al proceso y que, probablemente es de suponer, manejaba los hilos de la conspiración. Más tarde, el mismo Ministro del Interior confesaría que los más altos jefes policiales, simplemente no obedecían sus órdenes.

En tanto, las plazas adyacentes a las Cámaras de Senadores y Diputados están ocupadas por un número relativamente pequeño de jóvenes. Los campesinos abandonan el lugar y se refugian en otras plazas cercanas, demostrando de esta forma, casi brutalmente, que no existe coincidencia entre sus objetivos y los de quienes piden la renuncia de Cubas.

El miércoles, durante el entierro del doctor Argaña, se evidencia la consternación que provoca su muerte; en tanto que desde el punto de vista político, en la Cámara de Diputados, el sector argañista acompañado por la oposición cierran filas para aprobar la acusación contra el presidente Cubas. Fue probablemente la votación que con mayor interés y tensión siguiera en los últimos tiempos la ciudadanía, y que dio al Congreso una imagen de poder público nunca alcanzado hasta ese momento. La votación fue favorable y en consecuencia se remitieron los antecedentes a la Cámara de Senadores para el juicio político.

El presidente Cubas sigue con su estrategia de intentar calmar las aguas para negociar, y como prueba de su intención, emite un decreto por el cual ordena el arresto del ex general Lino Oviedo, comunicándole tal determinación al presidente de la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, un ensorbecido Oviedo frente a su supuesto lugar de reclusión en un cuartel militar expresa: "Vengo de motu propio, con mi abogado, para aclarar mi situación jurídica... (23). El mensaje era claro. Oviedo ejerciendo el poder de hecho, se alza contra la resolución presidencial.

La estrategia del Presidente, buscando la concertación, se diluye. Por consiguiente, todo hace suponer que la última palabra la tendrán quienes ejercen el control de la violencia legítima. A partir de entonces, la plaza se convertirá en un símbolo del apoyo ciudadano. El objetivo oviedista era el de intentar desplazar a los jóvenes de la misma, y el de los jóvenes y la ciudadanía en general, el de seguir permaneciendo en ella. La plaza se transforma en un referente fundamental del apoyo ciudadano, es decir, quien controla la plaza lo hace porque su acción genera consenso en la población.

Los oviedistas, con la colaboración efectiva de la policía, logran ganar un espacio haciendo retroceder al grupo allí apostado, que estaba también integrado por miembros de los partidos políticos. Continúa, de manera intermitente pero aumentando cada vez, la represión policial y la presión de los seguidores de Oviedo por controlar las plazas adyacentes al Congreso. El jueves, la policía arremete con ferocidad contra los manifestantes, y es en ese momento cuando el apoyo de los 5.000 campesinos que se habían quedado en la capital se vuelve fundamental.

Precisamente durante la tarde, los diputados se comprometen con los líderes campesinos a tratar el tema de la condonación de deudas; el apoyo de los campesinos al grupo que controla la plaza se vuelve esencial, no sólo por el número, sino sobre todo, por la disciplina interna de la gente del interior. Aunque de hecho habían empezado a hacer una clara opción por los jóvenes apostados en la plaza, el apoyo masivo se logra con posterioridad.

A partir de ese momento, el campesinado juega un rol clave por su constancia y valentía. Esa conjunción de sectores sociales no sólo es novedosa, sino que crea, al mismo tiempo, un sentido de unidad popular que se transmite en la existencia de un clima, que si bien registraba peligro, mantenía una peculiar alegría, sentimiento de solidaridad y sentido de futuro.

El jueves se reunió el Senado para escuchar la acusación presentada por la Cámara de Diputados, remitiéndose la misma al Presidente, para que en un término de cuarenta y ocho horas preparara su defensa. Los oviedistas, en tanto, aun contando con el apoyo de la policía, no lograron desplazar a los manifestantes de la plaza; mientras que en otro sector, los jóvenes y campesinos organizaban el control y sitio de la misma, para permitir el ingreso y la salida de los muchos ciudadanos que se acercaban trayendo víveres, como lo venían haciendo desde el martes, con tanto apoyo, que los organizadores debieron pedir que se suspendieran los aportes voluntarios.

El viernes, en la Cámara de Diputados se aprueba la ley de condonación de deudas y se sella el acuerdo con los campesinos. Casi ninguno de ellos abandona la plaza; ya habían hecho suyo el deseo de los jóvenes; la idea era sencilla: hacer dimitir al Presidente y con ello, derrotar a Oviedo.

A las cinco de la tarde se inicia un proceso de presión sobre los ciudadanos de la plaza. Carros hidrantes, policías de operaciones antimotines y policías montados a caballo inician el operativo de limpiar la plaza. El operativo resulta un fracaso. No es casual el hecho que los tanques de la Caballería salieran a las calles, ni que los marinos de la Armada rodearan a quienes se encontraban en la plaza. Después, hubo un repliegue llamativo, en tanto que más y más ciudadanos se acercaban hasta la plaza.

Aproximadamente desde las 19:00, del viernes 27, hasta las cuatro de la mañana del día sábado, el Paraguay quedó en manos de grupos paramilitares. La policía nacional abandonó su deber; derecho y obligación de mantener el orden social. Por otra parte, las Fuerzas Armadas antes que asumir sus responsabilidades constitucionales, dejaron que francotiradores ubicados en el edificio "Zodiac", ubicado frente a la plaza del Congreso, con fusiles con miras de rayos láser, hirieran a sus víctimas primero, para luego tirar a matar.

En la misma esquina un grupo de oviedistas, no por casualidad ubicado en ese lugar estratégico, hacían un infernal ruido con el estruendo de las bombas cuya finalidad consistía en evitar que se escucharan los disparos y vieran los fogonazos provenientes de las armas asesinas. A pesar, que la televisión permanentemente pasaba las imágenes de los francotiradores disparando desde la terraza del edificio, o desde los andamiajes que sostienen los carteles de publicidad, la policía nacional no hacía absolutamente nada, tampoco las Fuerzas Armadas. Era sin duda un plan concertado en las más altas esferas del poder, cuya finalidad era la de provocar la salida de la multitud que había copado la plaza. Siete horas quedó el Paraguay sin que los que controlan el monopolio de la fuerza legítima asumieran su responsabilidad. Ocho muertos, la mayoría jóvenes y centenares de heridos de bala, convirtieron la plaza en campo de atención hospitalaria, allí entre suspiros agónicos, cantos de esperanzas y oraciones, la ciudadanía paraguaya demostró el coraje y la dignidad de un pueblo que quiere vivir en libertad.

La Catedral sirvió de refugio. El sábado, el juicio político en el Senado siguió con la presentación de la defensa del Presidente, que debía asumir la responsabilidad por la muerte de ocho ciudadanos.

Por otra parte, los representantes de la comunidad internacional iniciaron el miércoles 24, gestiones diplomáticas para evitar una proyección del conflicto. Ante el fracaso de la gestión presidencial de frenar la violencia, quedaba demostrado con toda claridad que el ingeniero Cubas, no controlaba ya la situación.

El sábado en horas de la tarde, mientras sesionaba el Senado para tratar el juicio político, el actual canciller paraguayo, José Félix Fernández y otros, se reunían con el Nuncio y el Embajador brasileño para tratar el problema político. Entre tanto la totalidad de los gobernadores y de la gran mayoría de los municipios daban su apoyo al Congreso Nacional, así también, muchos embajadores renunciaron a sus cargos aislando y dándole sostén político a un Poder Ejecutivo cada vez más debilitado.

Frente a la inminencia de una posible destitución, en la sesión del lunes 29 de marzo del Senado, algunos embajadores acordaron proponer al presidente Cubas una salida, la menos traumática, que consistía en su renuncia y el exilio al Brasil.

Enterado el general Oviedo de esta situación pone en marcha su última carta, utilizando su conocido juego intimidatorio. Se escuchan radiomensajes llamando a un levantamiento popular, en tanto que el Arzobispo de Asunción para evitar más muertes, solicita a los jóvenes y campesinos de la plaza que abandonen la Catedral porque se planeaba una acción represiva sin contemplaciones. La respuesta fue el silencio y luego la entonación de «Patria

Querida», en señal de que seguirían permaneciendo en ese sitio.

A partir de las 17:00, varios comandos de las Fuerzas Armadas anuncian a través de comunicados que se ponen a las órdenes del Congreso Nacional. Es posible que en ese momento el Presidente, presionado por la comunidad internacional, en especial por el Presidente del Brasil, Fernando Henrique Cardoso, haya dimitido. La plaza se desbordó, la gente saludaba y las banderas en alto anunciaban el nacimiento de un tiempo de esperanzas.

¿Cuáles fueron las características del protagonismo ciudadano en la plaza?

En primer lugar, la espontaneidad. Esta es una característica que predomina en todo tipo de movimiento que tiene un cierto contenido revolucionario.

Nadie preguntaba qué hacer para poder colaborar en ese momento. La espontaneidad se reflejaba en la forma y estructura interna con que se organizaba la gente para asumir la defensa de "su” espacio simbólico, que era la plaza; pero, al mismo tiempo, las estructuras de apoyo y colaboración que se fueron formando con el protagonismo entusiasta de gran parte de la ciudadanía para respaldar y demostrar un cierto sentido de identidad con la causa de quienes, por decirlo de alguna manera, se encontraba en el frente de la lucha.

El segundo elemento o factor característico es la iniciativa. Existía entre quienes se congregaron en la plaza una gran capacidad de acción, sin una dirección jerárquica, aunque una vez conformado un grupo con una finalidad específica - seguridad, apoyo médico, alimentos, agua, etcétera - el grupo asumía con rapidez su función con la colaboración de todos.

Al protagonismo ciudadano se unían otras características que le daban al movimiento un sello peculiar: a) el sentido de vigilancia interna para evitar desbordes. El movimiento social de la plaza fue fundamentalmente no violento; b) un ambiente alegre y casi festivo. Hasta en los momentos más dramáticos no se percibía un temor colectivo sino más bien, una profunda decisión de luchar por evitar en una sociedad cuyo ejemplo de irracionalidad lo constituían los heridos y muertos del día viernes. Nadie murió por el aumento del producto interno bruto, sino por valores tales como la libertad, la dignidad y la solidaridad; c) la ruptura de la formalidad de los roles. Los obreros, los sacerdotes, los profesores, los estudiantes, los campesinos, los sindicalistas, los políticos, etcétera, no se definían por su inserción o actividad social sino por la acción que estaban realizando. Todos los que participaban eran, antes que nada, ciudadanos de la plaza. Hubo padres que fueron a buscar a sus hijos pero que al final se quedaron, no porque eran parte de una organización sindical ni de la organización campesina. Ellos expresaban el sentido de la solidaridad porque estaban sus hijos, contagiados del clima que se vivía en la plaza.

Un tercer elemento lo constituye la existencia de un objetivo concreto mediatizado con una gran carga emotiva. Uno de los factores importantes para el éxito del protagonismo ciudadano es que había un objetivo concreto. No había discusión sobre las bases ideológicas de la acción, la gente no se definía por ser de izquierda ni de derecha, ni de centro, ni tan siquiera como liberal, colorado o febrerísta o del partido de los trabajadores o del partido comunista o de cualquier otro partido. La cuestión que unía era el rechazo a un estilo de hacer política simplemente bárbaro, salvaje, inhumano con su elemento detonador que fue el asesinato del vicepresidente de la República.

Un cuarto factor se refiere más bien al actor contrario. El adversario fue autodefiniéndose como síntesis de todas las formas de perversión del estilo de hacer política que precisamente era rechazada. En el proceso mismo de confrontación, el oviedismo fue presentándose como un movimiento violento, jerárquico y manipulador. Fue desarrollando su propia dialéctica de la violencia y la máscara de un movimiento a favor de los sectores más pobres quedó simplemente como un maquillaje sin sentido.

Su capacidad de convocatoria, fundada en un esquema organizativo que combinaba la prebenda con el fanatismo, quedó al desnudo, porque nadie quería verse involucrado con un movimiento político cuyos dirigentes podrían tener las manos manchadas de sangre inocente.

Las amenazas recibidas por quienes se encontraban en la plaza de que serían barridos por 800 mil colorados, fue disminuyendo rápidamente. Al final apenas pudieron reunir entre 500 a 1.000 personas.

La quinta característica del movimiento es la ausencia de un proyecto de corto o mediano plazo, que pudiera impulsar las energías del movimiento hacia un proceso de cambio político con mayor profundidad. No fue un movimiento revolucionario, ni impulsado por unos agentes revolucionarios, ya que el movimiento carecía de un sentido de crítica a la sociedad como totalidad.  “Las revoluciones solo prenden, comienzan o triunfan cuando pretenden trastornar, derribar, todo un orden social, moral y mental... una revolución es una revolución cuando es entera, global, total y absoluta". (24)

Tampoco fue un movimiento insurreccional; el movimiento no fue concebido como una técnica para derribar, que implicarían planificación, acción concertada y objetivos precisos. El movimiento de la plaza, no sólo abarcó a la plaza sino, también, otros escenarios más amplios; Asunción, varias ciudades y pueblos del interior, desde donde los ciudadanos se solidarizaban con los que se encontraban en el frente de la contienda, constituyendo un movimiento social peculiar que se define en la coyuntura y en el mismo proceso.

Es probable que Oviedo para intentar controlar el movimiento de la plaza haya consciente o inconscientemente, definido el proceso que se vivió, como un proceso conflictivo, en el sentido de constituir un enfrentamiento bélico. Por esta razón con la finalidad de controlar el movimiento utiliza la represión policial, que sin embargo no da el resultado esperado. En el marco de su concepción estratégica, para Oviedo, los ciudadanos reunidos en la plaza son definidos como sus enemigos, deben sufrir una presión aún más fuerte, por eso utiliza a los caballos y carros hidrantes con apoyo de sectores civiles que tampoco logran el objetivo buscado. No es casual por consiguiente que el nivel de violencia haya alimentado hasta llegar al asesinato colectivo, con una estricta finalidad política.

Oviedo planteó la solución de la situación no como una competencia política, sino como parte de una guerra, de ahí su pretensión de doblegar, vencer e imponer su voluntad a sus enemigos.

El movimiento de la plaza, que empezó siendo una acción de masas, en el sentido que lo define Weber, fundado más en un fuerte proceso de contagio mutuo en un estado de "furor, desesperación " esencialmente de carácter emotivo.

Para Weber en este caso no existe acción social puesto que los que estuvieron en la plaza no orientaron "sus acciones por la acción de los otros, sino que por la observación se dieron cuenta de ciertas probabilidades objetivas, dirigiendo por ellas su conducta" (25) esta posibilidad es real en el comienzo del proceso, pero con el transcurso de los acontecimientos, sobre todo por el comportamiento del movimiento oviedista, que permitió definir al adversario, la acción en situación de masa varió para convertirse en un movimiento social con características particulares..

De acuerdo a Touraine la formación de un movimiento social exige " el cumplimiento de tres requisitos: el principio de identidad en el que fundar sus reivindicaciones, un principio de oposición, que señale al adversario y un principio de totalidad”. (26)

El movimiento social fue definiéndose en el plano político con un objetivo específico, la renuncia del presidente Cubas, el principio de oposición fue construyéndose en la medida en que el mismo oviedismo se definía a sí mismo en el transcurso del proceso como un sector político violento, con una estructura paramilitar activa y dispuesto a controlar el poder sin consideración al método utilizado para lograrlo, que incluía el asesinato masivo. Lo que no existía era un sentido de totalidad, que se suplía con una visión estrictamente coyuntural incapaz de producir el salto hacia la constitución de un auténtico movimiento social histórico que no luchaba ni contra "un modo de organización económica de la sociedad,”  (27) pero, tampoco contra un modo de organización político, o social, por esta razón obtenido el objetivo buscado, el movimiento se disuelve.

El resultado final del proceso conduce a la consolidación de los partidos políticos, organizaciones imprescindibles dentro de una sociedad democrática, pero que tienen en la sociedad paraguaya una orientación conservadora, refiriéndonos a los partidos que en cierta medida controlan el poder político, o como ejes complementarios en el caso del PLRA y el PEN o como sustento hegemónico del sistema en el caso del Partido Colorado.


PARTE IV

La percepción ciudadana sobre los hechos de marzo y la legitimidad del poder de González Macchi

Los temas que nos interesan desarrollar en este capítulo cambian el sentido del desarrollo de los temas anteriores. En este caso conoceremos, a través del análisis de los datos proporcionados por una encuesta de cobertura nacional, (28) como fueron observados por la ciudadanía los hechos de la semana trágica y como son recordados después de tres meses. Por otra parte, en base a la percepción de los hechos analizaremos la relación existente entre los hechos y su vinculación con la legitimidad del poder del presidente González Macchi.

Los datos utilizados, corresponden a la encuesta nacional realizada por la Universidad Católica en el mes de junio del corriente año, que constituyen el punto reflexión de los artículos que se presentan en este libro.

No existen dudas que los hechos políticos producidos entre el 23 y el 28 de marzo son percibidos por la ciudadanía como acontecimientos que marcan la vida de la sociedad paraguaya. No se trata, por consiguiente, de una serie de situaciones que simplemente es observada por la ciudadanía como si fuera realizada por otros, muy al contrario, lo importante es el sentido del "involucramiento” en el proceso. La renuncia del presidente Cubas, sólo es observada con indiferencia por el 4.6 % de los entrevistados. El hecho, por consiguiente no era un sentimiento ajeno a la vivencia misma del ciudadano.

El dato es relevante, porque en términos estrictamente cuantitativos, en la plaza, el número de ciudadanos que participaba de forma protagónica no pasaba de los 800 en los días más difíciles, y en los días de mayor movilización, ya con el apoyo campesino, la participación alcanzaba cuanto más a las 10.000 personas.

Sin embargo, la participación no tenía un solo espacio. Por lo menos, son claramente diferenciables: el espacio que podríamos llamar, el de los luchadores en el frente, que se encontraba en la plaza; el espacio de los ciudadanos que apoyaban aportando víveres y otros recursos, y por último el espacio más distante, pero no por eso menos importante, relacionado con los ciudadanos que ejercían una suerte de vigilancia sobre la actividad de los oviedistas y los cuales se sentían representados en la plaza. Esta ciudadanía era visible en las ciudades, pueblos e inclusive compañías del interior y en muchas ocasiones sus acciones fueron claves para evitar la reorganización de sectores colorados afines al proyecto autoritario. Era notable, como desde distintas ciudades y pueblos se abortaba la conformación de grupos, o la preparación de equipos paramilitares mediante la oportuna llamada de un oyente a una de las radios para denunciar el hecho. Por consiguiente, el sentido de participación estaba mucho más extendido como para juzgar su dimensión exclusivamente por el número de quienes se manifestaron en la plaza.

 

 

Pero al mismo tiempo, los entrevistados señalan y expresan que se sienten preocupados por el destino del país, como una muestra no de distanciamiento, sino más bien de inseguridad con respecto al futuro. Pero, la gran mayoría, el 63.0 % de encuestados, manifiestan que tuvieron una sensación de gran alegría ante la renuncia del Presidente.

Es interesante constatar cómo se observan diferencias importantes en la opinión sobre la renuncia del presidente Cubas, en función a la simpatía política del entrevistado. En efecto, mientras que al 83.3 % de encuentristas y al 78.6 % de los simpatizantes liberales, la renuncia de Cubas les produjo una " gran alegría”, este sentimiento similar sólo lo expresa el 55.5 % de colorados, alcanzando al 17 % los simpatizantes del último partido citado que dicen haber recibido la noticia con "decepción y tristeza”.

Los que no manifiestan simpatías hacia ningún partido, un 58.5 %, optan por el reconocimiento de satisfacción por la renuncia del Presidente, aunque en este caso, un 22 % de ciudadanos expresaron que el hecho les generó sobre todo preocupación por el futuro del país.

 

 

Desde el punto de vista de la relación entre la edad y el estado de emoción que produjo a los entrevistados la renuncia de Cubas se constata que el sentimiento de alegría fue cuantitativamente más significativo entre los entrevistados de 18 a 40 años, en tanto que la sensación de decepción y tristeza tiene su porcentaje más elevado, 14.1%, entre los encuestados mayores de 40 años.

La renuncia no produjo un trauma nuevo, ni tampoco una descalificación del nuevo gobierno formado, al contrario, abrió un tiempo de esperanza y respeto a la libertad.

La ciudadanía - 54.9 % - entendía que en esos momentos estaba viviendo un acontecimiento histórico, más allá de la percepción directa de la violencia- 23%- o el temor que sea nuevamente una revuelta mediatizada por la manipulación política, manifestada por el 16.3 % de entrevistados.

Sobre todo, para los simpatizantes de los partidos de oposición los hechos eran percibidos como parte de un acontecimiento histórico, así lo expresa el 62.6 y 63.5 % de liberales y encuentristas. En tanto que entre los simpatizantes colorados la opción similar alcanza al 48.2% de entrevistados.

Un dato interesante lo constituye como perciben los ciudadanos los sucesos de marzo con relación a la edad de los entrevistados. En primer lugar no se observa, como podría suponerse un vuelco total de los jóvenes hacia la categoría de acontecimiento histórico, desde luego que es el grupo etario que en mayor porcentaje opta por tal alternativa, pero también es llamativo que sean los jóvenes los que expresan mayoritariamente, en comparación a los otros grupos, que los sucesos de marzo se definen por ser fundamentalmente violentos. Esta visión implica probablemente que en general los jóvenes no esperaban una reacción tan dramática y represiva de quienes, en nombre del poder público, ejercieron esa violencia, mucho menos, de los grupos paramilitares que asumieron el control de la situación el día viernes 26 de marzo, a la noche.

Analizando el comportamiento de quienes asumieron el liderazgo de Oviedo podemos observar la persistencia en la continuidad de la aceptación de su liderazgo. En efecto, entre quienes no aceptaron la participación de Oviedo en la conjura 9.9% al inicio del proceso, después de todos los sucesos siguieron pensando igual el 8,9 %, lo que implica que todo el clima de violencia y los asesinatos de los jóvenes, más los informes de la televisión en directo no lograron alterar la visión de la realidad de los más fanáticos.

 

 

La explicación al fenómeno de persistencia, si bien solo afecta al 9 % de los entrevistados, podría deberse a que el movimiento Unace se construye sobre un típico esquema de vinculación entre el líder y la masa, produciendo lo que Max Weber denomina una dominación carismática, que se funda en la creencia, por parte de los dominados, de que el líder tiene unas cualidades excepcionales y que en consecuencia el cumplimiento de los mandatos emanados del líder constituye un deber irrenunciable. (29) Tal como señala Weber, " este reconocimiento - el deber de cumplir con el mandato del líder- es sicológicamente una entrega, plenamente personal y llena de fe, surgida del entusiasmo o de la indigencia y la esperanza". (30)

Establecida la relación, en el marco de un esquema líder-masa, esa relación se profundiza en el sentido de un aumento de la dependencia que Freud lo explica como una consecuencia del proceso de identificación con el líder, " con los símbolos y con la horda de sus propios semejantes subsumidos en la misma dependencia”. (31)

Por consiguiente la ruptura de la vinculación no es fácil. Sin embargo esa ruptura entre los seguidores más convencidos de las virtudes de Oviedo también se da aunque de una manera muy tenue, ya que el porcentaje de ciudadanos más fieles en la creencia en el tendotá (jefe), desciende aunque solamente en 1%,

La muerte del Dr. Argaña fue asociada con los sucesos políticos con un profundo sentido de violencia simbólica protagonizados por los oviedistas en los meses anteriores. De esta manera, parte de los seguidores menos involucrados en el proyecto del ex general, es decir los más distantes o tibios, probablemente vincularon a Oviedo con el clima de violencia existente o simplemente dudaron de la actitud del líder y admitieron como una posibilidad la veracidad de la acusación. Del 35% de apoyo, desciende al 16%.

El asesinato político es un acto que hiere profundamente el sentido de respeto al jefe que constituye una constante en la cultura política. Líderes déspotas han existido en la historia paraguaya, pero el asesinato es un acto extraño, salvo contadas excepciones, en la vida política nacional. Por consiguiente, ese acto generó un profundo sentido de rechazo y separación con los probables involucrados en el acto en el mismo momento del hecho. La encuesta realizada cuatro meses después de los sucesos demuestra sin embargo que alrededor del 16 % de los ciudadanos consideran los hechos de marzo como una revuelta manipulada y en otra pregunta como un movimiento sin importancia. Esto significa que después de cuatro meses del hecho la visión del proceso se ha hecho más confusa y aun cuando no se pueda afirmar que esas opciones correspondan exclusivamente a personas favorables al oviedismo, existe un 16 % de ciudadanos que dudan de las características heroicas o transparentes de los hechos de marzo.

El porcentaje indicado, 16 %, si bien no es alto constituye un referente importante como para afirmar que el tratamiento del tema no fue el más apropiado. Por otra parte el 9 % de ciudadanos fieles al oviedismo es una cifra peligrosa sobre todo dentro de un movimiento cuya estructura organizativa jerárquica y liderazgo no se discuten. Las minorías fanáticas y bien organizadas que pretenden destruir la democracia, sobre todo en periodo de crisis económicas, tienen una gran capacidad para producir procesos desestabilizadores para emerger como los salvadores de la situación.

Por otra parte, si bien es cierto que desde el inicio los jóvenes tuvieron un fuerte apoyo de la ciudadanía, conforme a los datos de la encuesta 72.2 %, con posterioridad al viernes 26, día de los asesinatos, ese apoyo aumentó al 78.5%, fundamentalmente como consecuencia del vuelco de quienes hasta ese momento se mantenían indiferentes o a favor de Oviedo.

Pero la clave, para comprender la percepción de los sucesos de marzo, radica en cómo la ciudadanía define esos acontecimientos. Para el 60 % de los entrevistados la movilización ciudadana del 23 al 28 de marzo fue una revolución democrática, en tanto que sólo un 16.9 %, no le asigna importancia alguna, el dato es bastante similar al que se observa en el caso de las personas que consideraron al movimiento como una revuelta manipulada, 16.3 % es pro-bable que las dos opciones registradas correspondan a las mismas personas.

El 18.2% define al movimiento como espontáneo y limitado. Es decir, en este caso se delimita el potencial del movimiento cuyas posibilidades de proyección se ven constreñidas por la espontaneidad.

 

 

Los simpatizantes de la oposición y quienes no tienen simpatía por ninguno de los partidos, son los que optaron decididamente por calificar los hechos de marzo como una revolución democrática, lo mismo que los jóvenes de 18 a 25 años. Los porcentajes oscilan entre el 70% y 64%, lo que demuestra nuevamente que existe un comportamiento diferencial entre los simpatizantes colorados y el resto de la ciudadanía.

La pregunta que indagaba sobre la percepción entre la calificación de los acontecimientos y los agentes impulsores nos demuestra que la idea de la existencia de fuerzas políticas desconocidas actuando en la sociedad tiene aceptación, pero no con un peso tan sustantivo como la que se registra en la opción sobre la calificación del movimiento de la plaza como una revolución democrática. Es decir, aun cuando se admite en términos cuantitativos la importancia de la idea de la posibilidad de participación de fuerzas desconocidas, este porcentaje disminuye, lo que implica que la ciudadanía adjudica a los agentes tradicionales de la actividad política un rol llamativo. Por otra parte, las opciones presentadas no son del todo mutuamente excluyentes lo que hace que las respuestas sean básicamente ambiguas.

Pero no hay dudas que son los jóvenes los observados como los grandes protagonistas de las jornadas de marzo. Por eso, en cierto sentido, la sociedad se reencuentra con sus jóvenes, no tanto en el sentido de haber producido un hecho heroico como el de haber asumido y luchado, enfrentando todo tipo de adversidad. Por eso los muertos en la jornada más que héroes del Paraguay, son considerados mártires de la democracia paraguaya. El sentido del martirologio es un tema recurrente y apasionante en la concepción política dentro de la cultura paraguaya. Más que el heroísmo, lo que se admira es el sentido de asumir la muerte con entereza y valor; más que héroes admiramos a los mártires. Sólo un 18% optó por la alternativa de que los jóvenes hayan sido asesinados como consecuencia de un pensamiento idealista. Más que la reflexión abstracta e ideológica, los jóvenes dieron un testimonio existencial; ese testimonio ha sido capaz de devolver a todos los paraguayos un fuerte sentimiento de orgullo porque los jóvenes fueron capaces de enfrentarse a la adversidad con tesón y coraje. El 77 % de los ciudadanos optó por afirmar que se sintió orgulloso de su juventud, en tanto que el 16 % consideró que la juventud simplemente fue utilizada y manipulada para la obtención de fines políticos.

 

 

Era de esperar que los jóvenes consideraran la acción de sus pares, como cargada de heroicidad, sin embargo, no fue así. Ellos se suman a la opción prevaleciente que los jóvenes que murieron en la plaza son mártires de la democracia, lo mismo que los grupos de mayor edad. Notablemente en esta pregunta la distribución de los datos es bastante homogénea.

Para intentar medir el impacto de los acontecimientos acaecidos, del 23 al 28 de marzo, el entrevistado debía responder acerca de los hechos que recordaba. No existía ningún tipo de ayuda o material de apoyo, por consiguiente, el encuestado recordaba los acontecimientos libremente, sin ayuda ni referencia indirectas. Sin embargo, el cuestionario presenta dos interrogantes en torno a la semana en estudio. Por una parte se pregunta sobre los hechos políticos del 23 de marzo, en donde el 82,6 % recuerda, la muerte de Argaña. En tanto que otros ponen el acento o en la manifestación de los jóvenes o la manifestación campesina. La muerte del Dr. Argaña constituyó una suerte de ruptura entre un antes y un después, dentro de la vida política nacional.

 

 

En referencia a los sucesos acaecidos desde el 24 al 28 de marzo, el asesinato de los jóvenes constituye el otro punto clave en los acontecimientos que fue recordado y mencionado por el 61.7 %.

Lo notable e interesante, desde un punto de vista estrictamente político, se refiere a los acontecimientos políticos institucionales que permitieron un cambio dentro del marco constitucional. Sólo el 34,6 % menciona como parte de los acontecimientos claves de la semana de marzo, el juicio político al Presidente. La peculiaridad del proceso político hizo descansar la visión de la validez del cambio sobre todo en el comportamiento y en la lucha de los ciudadanos antes que en los fundamentos de la norma jurídica que, sin embargo, fueron fundamentales como elementos que otorgaron a la acción un contenido formalmente racional, legal y legítimo.

El mitin campesino, la represión policial y la renuncia de Cubas constituyen los tres hechos que en referencia al porcentaje de recordación de los entrevistados, se ubican después de los acontecimientos antes indicados, (más de 100% porque el entrevistado podía dar más de una respuesta).

 

 

Las bases de sustentación legítima del nuevo poder político

Uno de los temas fundamentales que se debatió a lo largo de la crisis política en el lapso analizado y que todavía algunos lo discuten, se refiere al tema de la legitimidad del poder político del presidente González Macchi.

Quienes lo impugnan apelan a la tesis que su acceso al poder no fue consecuencia de un proceso electoral, sino producto de la decisión de la Corte Suprema de Justicia, a través de la interpretación de lo establecido por la Constitución Nacional, cuya redacción no era lo suficientemente clara como para evitar lecturas diferentes, también, con sustentación en la lógica que se utiliza en el campo del derecho.

Sin embargo desde el punto de vista jurídico el reconocimiento de la Constitución y de lo que ella dispone es la clave normal para responder a las crisis institucionales de carácter político, siempre que se cumplan dos requisitos claves: 1) Que los participantes en la relación conflictiva acepten las reglas de juego que se establece en la Constitución. 2) Que la Constitución como ley que organiza el poder del estado y las formas de acceso al poder legítimo tenga el consenso, la aceptación de los ciudadanos. Por consiguiente, quien intenta ponerse por encima de la Constitución, simplemente no podrá ejercer el poder porque no tendrá el consenso de los ciudadanos para su ejercicio.

Pero, qué pasa cuando los participantes no reconocen el imperio de los jueces o lo que es peor, la Constitución no constituye un esquema normativo que genere el necesario consenso, de manera tal, que sea ella, la única vía aceptada por los ciudadanos para acceder al poder legítimo.

Precisamente, la crisis política que analizamos tuvo un punto neurálgico clave: el rechazo por parte del presidente de la República, a la decisión tomada por la Corte Suprema de Justicia en relación de la validez de lo establecido por el Tribunal Militar Extraordinario con respecto al caso Lino Oviedo. Es decir, el Presidente rechazó la tesis anunciada en la misma Constitución Nacional que establece:" el Poder Judicial es el custodio de esta Constitución. La interpreta, la cumple y la hace cumplir.” (art. 247)

Desde luego, una sentencia judicial puede ser criticada, es más, la misma Constitución Nacional garantiza ese derecho, pero lo que no puede hacerse es desconocer el imperio de los jueces y no aceptar la decisión judicial. Si esto fuese posible, las bases de sustentación de la integración social de la sociedad paraguaya actual serían simplemente imposible.

Por esta razón, el Congreso Nacional, respetuoso de la Constitución, planteó como alternativa para resolver el conflicto, el juicio político al Presidente de la República, única vía legítima para resolver el conflicto. Pero, supongamos que el Presidente hubiera controlado el Poder Legislativo y que el juicio político no hubiera sido viable, cómo se resolvería el conflicto. De hecho al ponerse por encima de la Corte Suprema de Justicia, en el caso específico analizado, el Presidente de la República rompió con el estado de derecho, se había convertido en un dictador, y en estos casos la misma Constitución establece que "se autoriza a los ciudadanos a resistir a dichos usurpadores (se refiere al artículo anterior a quienes no cumplen con los preceptos constitucionales) por todos los medios a su alcance. En la hipótesis, que una persona o un grupo de personas invocando cualquier principio de representación contraria a esta Constitución, detente el poder público, sus actos se declararán nulos y sin ningún valor, no vinculantes y, por lo mismo, el pueblo en ejercicio de su derecho de resistencia a la opresión, queda dispensado de su cumplimiento” (art. 138). Pero, sin duda, esta resolución no puede partir de cualquier ciudadano, ni de cualquier institución, debe declararla el Poder público que tiene el derecho de hacerlo por mandato de la Constitución Nacional.

Pero, es aquí cuando aparece con claridad cómo el poder político, se funda en el consenso y en la necesidad que la violencia que garantiza su vigencia, para que tenga durabilidad y proyección, requiere que sea legal y que también sea legítima.

"La diferencia, como bien anota Bobbio, está en que la legitimidad se refiere al título del poder, la legalidad al ejercicio del poder. De aquí que lo opuesto del poder legítimo sea el poder de hecho y lo contrario del poder legal sea el poder arbitrario. La legitimidad permite la distinción entre gobernantes y gobernados, la legalidad consiente la diferenciación entre el buen gobierno y el mal gobierno” (32)

La propuesta que la Constitución garantiza el poder legítimo, tiene su fundamento en la tesis de Kelsen que explica la validez de todas las normas inferiores a la Constitución en tanto se adecúen a lo que establece la norma suprema, mientras que la Constitución halla su fundamento en el poder constituyente.

Sin embargo, desde el punto de vista sociológico, lo que le otorga validez a la Constitución y al acceso al poder, no sólo se relaciona con su origen sino también con su propia vigencia en el presente, en la vida social misma, en el respeto y aceptación que los ciudadanos prestan al cumplimiento de lo que ordena la Constitución Nacional.

El problema normativo jurídico, por consiguiente, nos lleva necesariamente a la búsqueda del consenso, y el consenso es algo más que una cuestión estrictamente jurídica.

“Dice Weber: a un ordenamiento se le puede atribuir el carácter de validez legítima, de parte de los individuos que actúan... en virtud de una legislación positiva, en cuya legalidad se cree”. Pero, en este caso, después de haber apoyado la legitimidad en la legalidad sorprendentemente Weber pasa a la búsqueda de la búsqueda de una legitimidad para esta misma legalidad, como si respondiese a la objeción "¿qué cosa significa creer en la legalidad de una legislación? ¿Bajo qué título una legislación positiva se considera válida? Y, agrega: "Esta legalidad puede valer como legítima: a) en virtud de una estipulación por parte de los individuos interesados; b) en virtud de una imposición basada en un poder legítimo de hombres sobre otros hombres y sobre una correspondiente disposición a obedecer. Ahora es claro que la legalidad no es un fundamento suficiente de legitimidad, en cuanto tiene necesidad de ser posteriormente fundada. (33)

La legitimidad de donde emerge el poder del presidente González Macchi tiene precisamente esa doble vertiente. Por una parte, el apego a la Constitución Nacional dado que sus normas justifican una forma de acceso al poder, en caso muy específicos como el que se dio en nuestra realidad política. La interpretación como acceso legítimo al poder está avalada por la renuncia del Presidente, pero por sobre todo por el proceso del juicio político que constituía la base de la legalidad en el acceso al poder. Pero, lo fundamental es que el consenso, o sea, la aceptación del procedimiento como un hecho aprobado dentro de la sociedad paraguaya, se logró con la lucha de los ciudadanos. Sin la participación ciudadana en los momentos más duros del conflicto, la legitimidad sería fundamentalmente normativa, pero no vinculada a la vivencia de los ciudadanos.

El consenso hacia la legitimidad del poder político del Presidente, por consiguiente surge, por una parte del respeto a las reglas establecidas en la Constitución. El argumento es fundamental para el caso de la comunidad internacional. Pero al mismo tiempo surge del consenso logrado por quienes en un momento de la historia paraguaya asumieron la defensa de los valores de la democracia.

La encuesta es absolutamente clara en la demostración de nuestra hipótesis. La gran mayoría de los ciudadanos manifiestan que la movilización ciudadana del 23 al 28 de marzo constituye una revolución democrática y un acontecimiento histórico. Y como no existe gesta sin un actor que lo ejecute, la ciudadanía considera que ese actor fundamental es la juventud que se jugó en la plaza. Por eso, también, con amplia mayoría, casi el 70%, se siente orgullosa de la juventud que fue capaz de enfrentar el intento de construcción de un orden autoritario, por su acción, por su ideología, por su organización.

Lo más notable es que la figura del ex presidente Cubas no aparece como el factor desestabilizante de su propio gobierno, sino por el hecho de apoyar y asumir un rol dependiente en absoluto del general Lino Oviedo. Así, lo percibe el 51.6 % de los ciudadanos entrevistados, que no relacionan al ex Presidente como responsable de haber violado la constitución nacional. El 16.1% de los ciudadanos considera que esa es la causa de la caída del Gobierno.

Es probable que nadie haya tenido tanta oportunidad de gobernar con una base social y de consenso como el ex presidente Cubas, pero prefirió ser una pieza en el tablero manejado por Lino Oviedo y convertirse en instrumento, facilitándole el acceso al poder. Un poder que se definió como despótico y simplemente incompatible con los principios y valores de la democracia.

La incompatibilidad entre la élite tradicional y la conducción carismática explica la crisis final que se resuelve en forma notable por la participación directa de quienes tienen una concepción más moderna del poder político. En el grave conflicto interno del partido Colorado, que sin duda afectó a toda la sociedad paraguaya, es la ciudadanía más deseosa del cambio hacia una sociedad con una base de sustentación fundada en los principios de la democracia, la que inclinó la balanza hacía la destrucción del poder dual, que pretendió unificar el poder carismático con el poder constitucional, lo que significa pretender unificar dos formas de ejercicio del poder fundado en valores y principios sustancialmente diferentes. El poder carismático solo se impone destruyendo la legitimidad fundada en un sistema jurídico formal respetuoso de los valores de la libertad y el respeto a la persona, y en su más perverso desarrollo solo pretende unificar en un sistema jurídico la voluntad del líder. El esquema normativo no se funda en la discusión y participación libre y en igualdad de condiciones, sino en una imposición de la voluntad del jefe.

Sin capacidad de organización, la ciudadanía que triunfó en la lucha por la democracia, no construyó el nuevo poder político, que desde su inicio quedó nuevamente en forma exclusiva en manos de los partidos políticos.



NOTAS

1. En general el problema de legitimación se trata exclusivamente desde el punto de vista jurídico. Sin embargo, la norma jurídica requiere a su vez una validez de carácter social. El problema de referencia es la clave para analizar el poder político en la sociedad paraguaya; en este sentido, la distinción realizada por Weber entre Convención y Derecho tiene una importancia singular. Al respecto véase lo referente al orden legítimo y la distinción del orden jurídico del orden convencional en: Weber, Max, «Economía y Sociedad». Editorial Fondo de Cultura, IX reimpresión. México, 1992. Págs. 25,26 y 27. Otros textos interesantes y recientes sobre el tema son: N. Bobbio y M. Bavero, «Origen y fundamento del poder político». Editorial Enlace-Grijalbo. México, 1995 y A. Wolfe, «Los límites de la legitimidad». Editorial Siglo XXI. México, 1980.

2. Encuesta. Elecciones Nacionales, 10 de mayo de 1998. 95 % de confianza, 3 % de margen de error a nivel nacional. Toma de datos del 19 al 23 de abril. Universidad Católica. Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas. Medios Independientes Asociados. 24 de abril de 1998.

3. Al respecto, véase el trabajo de Myriam Yore, "Democracia y corrupción en el Paraguay en la década de los noventa". En Transición en Paraguay. Cird. Julio de 1998. Asunción.

4. Sobre la situación del algodón se puede obtener mejor información en la Revista "Análisis del Mes", que trae todos los meses una separata sobre el tema. Análisis del Mes. Base-Ecta. Asunción.

5. Artículo de M. Stoppino sobre el tema de la manipulación en N. Bobbio y otros. Diccionario de Política. Editorial Siglo XXI. Sexta Edición. México. 1992. Pago. 927.

6. Véase: " Ultima Hora". Pág. 3. Viernes, 11 de diciembre.

7. Véase: Ultima Hora, pág. 3, viernes 11 de diciembre de 1999.

8. Véase: " Ultima Hora". Diciembre. Págs. 11 y 22.

9. Milda Rivarola. Diario "el Día". Nuestra democracia. Viernes 23. Pág. 8.

10. Transcripción de cinta grabada del programa del 8- IX- 98.

11. Idem 3- IX- 98

12. Citado por Milda Rivarola. Diario "el Día". Nuestra democracia. Viernes 23. Pág. 9.

13. Idem.

14. Jurídicamente el Régimen Político en el Paraguay se asienta sobre una dominación que siguiendo a Max Weber se denomina racional-legal, en el sentido que teóricamente la Constitución Nacional hace de marco legitimador al poder.

15. La distinción entre ética de la responsabilidad y ética de convicción puede verse en el trabajo de Max Weber denominado "La política como profesión". "Hay que comprender que toda acción éticamente orientada puede seguir una de dos máximas fundamentales diametralmente opuestas: puede seguir una ética de la convicción o una ética de la responsabilidad... ” Weber Max. Política y ciencia. Editorial Leviatán, Buenos Aires. 1989. Pág. 83.

16. Los movimientos mesiánicos tienen una profunda expresión cultural y constituyen generalmente una respuesta con base religiosa a los problemas concretos de este mundo. El mesías es el conductor del pueblo, el salvador, pero en este caso el mesianismo se utiliza como un concepto peyorativo, en el sentido en que el hombre mesiánico no cree en la acción colectiva, cree simplemente que su voluntad produce la realidad. Véase: I. Pereira de Quiroz. "Los movimientos mesiánicos". Editorial Siglo XXI. México. 1970. Un artículo interesante sobre el tema en donde el articulista desarrolla brevemente el rol de los mesías en la sociedad guaraní, pero a su vez establece una clara distinción con otros papeles es el de B. Meliá. "Entre mesías, magos y farsantes". Revista Acción. Número 180. Diciembre. 1997.

17. Noticias el Diario. Pág. 10, Miércoles 11 de Marzo de 1992

18. J. Morínigo: Obviedades al oído. Revista Acción. Número 180. Diciembre. 1997.

19. Constitución Nacional. Art 4. El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Se garantiza su protección, en general, desde la concepción. Queda abolida la pena de muerte. Toda persona será protegida por el Estado en su integridad física, así como en su honor y en su reputación. La ley reglamentará la libertad de las personas para disponer de su propio cuerpo, sólo con fines científicos o medidos.

20. Rivarola Milda: "Nuestra Democracia". Diario "el Día". 23 de abril. Pág. 9.

21. Julio César Frutos: "Él Cid Campeador". Diario "el Día", Suplemento Nuestra Democracia. 23 de abril de 1999. Pág. 103.

22. Victoria Villamayor: "El día del magnicidio". Diario "el Día". Viernes, 23 de abril. Pág. 20.

23. Última Hora, 25 de marzo. Pág. 5.

24. Peguy, citado por Decaufle Andre: "Sociología de las revoluciones". Editorial Proteo. Buenos Aires l968. Pág. 36.

25. Véase al respecto Economía y Sociedad: Weber Max. Economía y Sociedad. Fondo de Cultura Económica, México, novena reimpresión pag. 19

26. Touraine, Alan: "Sociología de la acción". Editorial Ariel. Madrid. 1969. Pág. 181.

27 Touraine, Alan: "Sociología de la acción". Editorial Ariel. Madrid. 1996. Pág. 182.

28. La ficha técnica y el cuestionario de la encuesta puede verse como anexo a los ensayos que se publica en este libro.

29. Weber Max: "Economía y sociedad". Capítulo referido a los tipos de dominación legítima. Editorial Fondo de Cultura. Reimpresión 1996. Pág. 194.

30. Idem. Pág. 194.

31. Max Horkheimer y T. Adorno: "Temas básicos de sociología". Editorial Cultrix.. San Pablo. Pág. 85.

32. Fernández Santillán, José : Prólogo al libro Origen y fundamentos del Poder de N. Bobbio y M. Bovero Grijalbo. México, 1.995 pag. 13

33. Esta larga cita corresponde a un importante artículo de M. Bover publicado con el título de “Lugares clásicos y perspectivas contemporáneas sobre política y poder " en el libro citado de Origen y fundamento del político. Pago. 53




Luis A. Galeano

UNACE Y LA CRISIS DE MARZO EN LA PERCEPCIÓN CIUDADANA

 

Introducción

La crisis de marzo de 1999 conmovió al conjunto de la sociedad nacional y, en especial, a la ciudadanía. El asesinato del vicepresidente de la República, Luis María Argaña, la matanza de los jóvenes y campesinos, el juicio político al presidente de la República, Raúl Cubas, y su propia renuncia, conformaron un cuadro crítico, angustiosa e intensamente vivido por todo el cuerpo social y político del país.

Sobre la base de los datos de una encuesta de opinión política elaborada en junio del presente año, en estas notas se analizan las percepciones que la ciudadanía tuvo sobre el papel del movimiento político, liderado por Lino César Oviedo, denominado Unión Nacional de Colorados Éticos (UNACE), antes y durante la crisis.

Es indudable que esas percepciones se sustentan en factores socioculturales y políticos complejos, que en esta oportunidad no podrán ser abordados sistemáticamente. Además, el mismo clima de conflictividad y violencia en que se desenvolvió la crisis, pudo haber incidido sobre las opiniones o los puntos de vista indagados en la encuesta.

De todas maneras, cabe señalar que, por un lado, el análisis de los datos se formula a partir de planteamientos que, aunque no posean soportes empíricos o de comprobación acabados, son presentados en términos de hipótesis o conjeturas que deberían ser puestos a prueba posteriormente. El objetivo del análisis es ofrecer un primer intento de fundamentación o contextualización de las percepciones de los encuestados en cuanto a su calidad de integrantes de la ciudadanía.

Por otro lado, se puntualiza que el análisis será encarado partiendo del siguiente supuesto general: la crisis de marzo ha sido percibida por la ciudadanía no sólo como una crisis estrictamente política, sino también como un grave problema ético. En la misma, el conflicto giró no exclusivamente sobre la supervivencia de la democracia, sino que, al mismo tiempo, se vinculó con la vigencia de valores fundamentales de la convivencia humana, como los derechos humanos y ciudadanos. El propósito es rastrear en esas percepciones, si se detectan en la ciudadanía elementos propios de una cultura democrática. Según Seyla Benhabid, la cultura democrática se afianza cuando se engarza fuertemente con la moral, pues en ese marco "sólo pueden pretender validez aquellas normas que pudiesen contar con el asentimiento de todos los afectados (los ciudadanos) como participantes en un discurso práctico". Una cultura democrática substantiva implica que "deberíamos respetarnos unos a otros como seres cuyos puntos de vista son dignos de igual consideración (...) y que, además, debemos tratarnos como seres humanos concretos”. (1)

 

La Percepción Ciudadana antes de la Crisis de Marzo

Con el propósito de identificar adecuadamente los alcances de la percepción de la ciudadanía acerca del apoyo popular que el movimiento UNACE había logrado conquistar antes del asesinato de Argaña y de la grave crisis política que conmovió al Paraguay durante el pasado marzo, en la encuesta se estableció que los entrevistados distinguieran el avance de dicho apoyo, en el ámbito de la ciudadanía en general por un lado, y en el seno del Partido Colorado, por el otro.

 

 

1. El apoyo ciudadano

Según la percepción ciudadana, el movimiento liderado por Oviedo había conquistado un alto apoyo popular antes de la mencionada crisis. Así lo evidencian los datos que a continuación se consignan:

En efecto, el 63 % de los encuestados opinó que UNACE tenía mucho o un masivo apoyo popular antes de los trágicos sucesos de marzo, aunque se debe indicar que la pregunta especificaba que mucho apoyo popular implicaba una adhesión que oscilaba entre el 26% al 40% y masivo apoyo popular, más del 40%. De todos modos la percepción del apoyo al movimiento UNACE era la que predominaba en el escenario ciudadano. En la historia contemporánea del país, pocas corrientes políticas partidarias tuvieron tan fuerte presencia como la encabezada por Lino Oviedo, no sólo en el campo del coloradismo, sino también en el de toda la arena política nacional. A través de los medios masivos de comunicación, tanto la figura de Oviedo como la de los voceros del movimiento y sus cuadros de activistas, impregnaban la opinión pública con expresiones de la más variada naturaleza, desde las que buscaban la persuasión disimulada hasta las estridentes, transgresoras o simplemente provocativas. El objetivo era llenar los principales espacios de la opinión pública y, a partir de ello, penetrar en el clima de la vida cotidiana de la ciudadanía y de la población en general, dando, sino pruebas convincentes, al menos la sensación de vigor y de implantación popular,

Y si los medios de comunicación no eran suficientes, había otros igualmente eficaces de "persuasión". En los momentos previos a la crisis de marzo, a medida que se agudizaba, por un lado, la disputa entre el argañismo y el oviedismo dentro del partido gobernante, y se agravaba, por otro, el enfrentamiento existente - por la legalidad del decreto presidencial que concedió la libertad a Oviedo - entre los sectores mayoritarios del Congreso y el gobierno de Cubas, UNACE inundó las calles de las principales ciudades con propagandas de todo tipo. La gran mayoría de las unidades del transporte público fue empapelada con propagandas de dicho movimiento. Este apelaba a los recursos del poder estatal que estaba consiguiendo controlar para obtener la "colaboración” de este sector socioeconómico, sumamente dependiente de la protección política.

En ese contexto público y privado, era muy difícil no estar convencido del arrastre popular del oviedismo. Su omnipresencia en los distintos escenarios sociales y políticos, producto de una maquinaria política manejada con suficientes recursos económicos y de poder (tal como se analiza con mayor profundidad en varios de los trabajos incluidos en el presente volumen), necesariamente imponía ese convencimiento.

Los datos del Cuadro 1, ponen en evidencia que, al distinguirse a la población encuestada por sexo, prácticamente no se observan diferencias de opinión. Hombres y mujeres coinciden sobre el apoyo masivo que tenía UNACE.

La variable edad, por su parte, introduce ligeras modificaciones, Los jóvenes (18 a 25 años) son los que, en términos relativos, atribuyen un menor apoyo popular al oviedismo. Por el contrario, son los adultos (26 a 40 años) quienes en una mayor proporción sostienen la gran inserción popular de dicho movimiento (Anexo, Cuadro 1). En principio, la menor exposición al clima político, vinculada al escaso protagonismo de las nuevas generaciones en los partidos políticos -sobre todo en los tradicionales y de mayor arraigo: el Colorado y el Liberal -, explicaría la creencia menos amplia de los jóvenes acerca del peso ciudadano de UNACE. A la inversa, habrían sido los adultos los sujetos más afectados por el clima de sobre-politización vivido antes del asesinato del vicepresidente de la República, por más que no fuesen activistas políticos.

Como era de esperar, es la población rural más que la urbana, la que dentro de un mayor margen cree en la gran popularidad conseguida por el oviedismo (Anexo, Cuadro 2). Es ampliamente conocido el hecho que Oviedo había empezado a promover acciones de asistencia social a favor de grupos carenciados antes de su intento de golpe de Estado, en abril de 1996, cuando aún era jefe militar en actividad. En esa estrategia política, brindó especial atención a varios nuevos asentamientos rurales. Después de la fecha anteriormente señalada, durante la primera fase de constitución de UNACE, las áreas más visitadas por Oviedo y sus adherentes, fueron igualmente las comunidades rurales de la mayoría de las regiones del país. A todos estos antecedentes, debe agregarse que el liderazgo de Oviedo se sustenta en la imagen del caudillo popular de notoria influencia sobre el poder estatal. En los ámbitos urbanos, por más que la propaganda era más intensa, ese estilo de liderazgo y de hacer política tuvo menos impacto e incidencia.

Una clasificación más clara de los espacios socio-políticos, posibilita identificar una adecuada diferenciación de las percepciones ciudadanas acerca del apoyo popular del oviedismo. En ese sentido, se constata que los encuestados residentes en Asunción, en el departamento Central, en los departamentos de Cordillera, Guairá y Paraguarí y en los departamentos de Concepción y San Pedro (2), otorgan peso relativamente menor (aunque siempre por encima del 50 %) al gran apoyo popular conquistado por el movimiento mencionado, en comparación a los residentes de otras regiones del país (Anexo, Cuadro 3). Los fundamentos no habrían sido los mismos en todos los casos. En Asunción y Central, probablemente el mayor avance de la modernización sociocultural habría posibilitado una percepción más matizada del poderío oviedista. En Cordillera, Guairá y Paraguarí, sobre todo en este último, el fuerte arraigo del argañismo se habría convertido en una especie de "filtro” de la percepción ciudadana acerca del oviedismo. En este punto, cabe destacar uno de los rasgos históricos importantes del oviedismo, cuyos alcances merecerían ser analizados más profundamente en otra oportunidad. Oviedo, al igual que Stroessner, inició su liderazgo dentro del coloradismo, siendo una figura externa a la oligarquía histórica del Partido Colorado. Pero a diferencia de Stroessner, en lugar de pactar y, a partir de ahí, encarar el control del poder partidario, Oviedo confrontó abiertamente con esa oligarquía, liderada en esta ocasión por Argaña, con el propósito de imponer una corriente hegemónica totalmente nueva, entregada a sus exclusivos designios. Esta estrategia oviedista provocó muchas reacciones de rechazo, no siempre manifiestas, que bien pudieron proyectarse en la percepción de los adherentes de otras corrientes contrarias y, en especial, en la de los argañistas.

En Concepción, el tradicional predominio del liberalismo podría haber influido sobre la menor ponderación del peso popular de UNACE. En San Pedro, por su parte, el creciente descreimiento hacia los grupos políticos (incluido el oviedismo) como solución efectiva a los graves problemas sociales, particularmente los que afectaban a la masa campesina carenciada, pudo también haber moderado dicha ponderación.

Por el contrario, en los departamentos de Caaguazú y Alto Paraná, por un lado, y en los de Itapúa y Misiones, por el otro, se registraron las percepciones más altas sobre el gran o masivo poderío del oviedismo en el ámbito de la ciudadanía en general (78% y 71% respectivamente). Probablemente, fueron esos escenarios regionales donde el clima social y político era más propicio para la sobrevaloración del discurso oviedista. Las clases sociales privilegiadas estaban preocupadas por la reciente ola de inseguridad que comenzaba a difundirse en los espacios privados y públicos. Dicho discurso se dirigió desde un primer momento hacia ese tipo de inquietud. Las clases no privilegiadas, los pobres del campo y de la ciudad, excluidos de los procesos regionales inequitativos de distribución de ingresos, que precisamente se verificaban en esos escenarios, también comenzaron a cifrar sus esperanzas en un liderazgo salvador, mesiánico.

La categorización de los encuestados por simpatía partidaria igualmente brinda una interesante diferenciación de las percepciones. Los simpatizantes colorados son los que más ampliamente creían, antes de la crisis de marzo, que el movimiento UNACE gozaba de un gran apoyo popular (68%). Debe enfatizarse que quienes han emitido su opinión, son simpatizantes y no exclusivamente afiliados o adherentes activos. A pesar de ser el partido político con la más alta tasa de filiación en el país, es indudable que entre los encuestados habrían figurado los más estrictamente simpatizantes del Partido Colorado. Una de las implicancias resaltantes del dato citado consistiría, en términos hipotéticos, en el hecho de que para el conjunto de los simpatizantes colorados, el apego a la identidad del partido hegemónico sustentado en liderazgos de gran fuerza y arraigo popular, continúa teniendo un valor decisivo.

Ni los simpatizantes liberales ni los independientes poseen una percepción tan matizada como la de los simpatizantes encuentristas (véase Anexo, Cuadro 4). El 53% de éstos últimos, piensa que UNACE tuvo un muy amplio apoyo popular. Por cierto, se trata del porcentaje más bajo del conjunto de valores correspondientes a todas categorías de encuestados definidas en el presente estudio. ¿A qué se debería esta "rareza" encontrada en la opinión política paraguaya? La hipótesis es que los simpatizantes encuentristas (que serían mucho más numerosos que los afiliados al Partido Encuentro Nacional) responderían más ampliamente a una identidad partidaria basada en una ciudadanía autónoma antes que en una ciudadanía heterónoma o dependiente, como es la que late detrás de la idea del partido hegemónico. Los elementos de ese nuevo tipo de cultura política serían los que influirían en la percepción de los simpatizantes del PEN al opinar sobre el arraigo popular del oviedismo.

 

 

2.      El apoyo colorado

Los alcances globales de las percepciones de la población encuestada acerca del apoyo obtenido por UNACE en el Partido Colorado, son ligeramente menores que los conquistados en el campo de la ciudadanía en general.

En efecto, del 63% de los encuestados que atribuía al oviedismo un masivo apoyo popular en el ámbito de toda la ciudadanía, se baja al 55% cuando ese grado de apoyo se reduce al ámbito del Partido Colorado. El escenario de confrontación cada vez más fuerte y conflictivo, en el cual UNACE llegó a disputar el poder partidario con las otras corrientes internas coloradas, especialmente con el argañismo, se habría constituido para la percepción ciudadana, en el referente más nítido de los alcances del arraigo conquistado al interior del partido gobernante por dicho movimiento. En otras palabras, para la opinión pública, y en particular para la opinión política, el avance de UNACE dentro del Partido Colorado no habría llegado a los niveles alcanzados en el plano más general de la ciudadanía nacional. La percepción apunta a que existían simpatizantes o adherentes de otros partidos políticos o entre los independientes, fuera de las filas estrictamente coloradas, que también comenzaban a inclinarse por el oviedismo.

Con relación a la percepción sobre el apoyo popular de UNACE dentro del Partido Colorado, se obtuvieron respuestas muy parecidas a las analizadas en la sección precedente. No obstante, se observa una especificidad relativa al clasificar a los encuestados según regiones de residencia. De nuevo son los residentes en Asunción, en el departamento Central y en los departamentos de Cordillera, Guairá y Paraguarí, quienes asignan menos peso a la adhesión obtenida por la citada corriente partidaria (Anexo, Cuadro 5). La especificidad radica, sobre todo, en que los encuestados de éste último conjunto de departamentos son quiénes prácticamente señalan que, en el seno del coloradismo, el gran apoyo de los oviedistas se equipara al bajo o escaso apoyo. De esta manera, tendería a confirmarse la hipótesis formulada previamente acerca de la incidencia sobre estas percepciones del fuerte arraigo del argañismo existente en esas regiones.

 

 

Las calles sin los oviedistas

Otro de los aspectos indagados en la encuesta de opinión cuyos datos son analizados en esta oportunidad, se refiere a los motivos por los cuales, durante la crisis de marzo, los oviedistas no salieron a las calles para oponerse a los antioviedistas. En efecto, una vez que Argaña fue asesinado y en la medida en que la disputa por el poder entre el gobierno oviedista del presidente Cubas y las fuerzas políticas opositoras adquiría niveles sumamente críticos de confrontación, una parte importante de la lucha se entabló en las calles y en las plazas de Asunción, especialmente en las ubicadas frente a los edificios del Congreso Nacional. Precisamente en el seno de esta institución se libraba la decisiva batalla del juicio político al Presidente de la República, iniciado por la Cámara de Diputados. El vertiginoso y siempre crítico curso de los acontecimientos daba a entender que la Cámara de Senadores - sobre la base de sus atribuciones constitucionales- se encaminaba a fallar en favor de la destitución de Raúl Cubas.

Los oviedistas, que hasta el 23 de marzo (día del asesinato de Luis María Argaña) se manifestaban estruendosamente por las vías y los espacios públicos no sólo de la capital, sino también, de la mayoría de las ciudades del país, desaparecieron de las calles. Cuando aparecieron en las plazas del Congreso, éstas ya habían sido ocupadas por los jóvenes y los campesinos, a los que se sumaron, temerosamente primero y posteriormente con creciente decisión, otros sectores ciudadanos. Cuando los oviedistas llegaron a esas plazas en los trágicos días que desembocaron en la matanza de los jóvenes y campesinos el 26 de marzo, y finalmente, en la renuncia del Presidente de la República el 28 de marzo, se encontraron que no eran la mayoría que ellos habían propugnado ser y que la propia ciudadanía había creído que eran, tal como se desprende de las opiniones analizadas previamente. En los momentos postreros de la crisis, los dirigentes de UNACE convocaron a sus adherentes y simpatizantes para ir a llenar las calles y las plazas de Asunción, pero esto fue en vano. Estos no acudieron al llamado. Fuera de los grupos de activistas y de choque, las calles se quedaron sin oviedistas.

Según el parecer de la ciudadanía, los motivos por los cuales las huestes de UNACE se quedaron en sus casas fueron los que a continuación se consignan:

El principal motivo por el cual los oviedistas no salieron a las calles durante la crisis de marzo, según los encuestados, fue el temor. En la encuesta no se indaga sobre los factores que habrían producido dicho temor. Sin embargo, su identificación como la causa más importante del abandono del escenario que precisamente UNACE propugnaba como uno de sus espacios de participación privilegiados, tiene una gran significación. Esta percepción tiene sus bases objetivas en los hechos vividos durante esos días de crisis. Ni bien se había conocido el asesinato de Argaña, desaparecieron de los escenarios públicos, casi por arte de magia, las propagandas y los símbolos del oviedismo. Momentos antes, como ya se mencionó anteriormente, esos mensajes y expresiones llenaban los ojos y los oídos de la ciudadanía. En las oficinas públicas se había estado difundiendo ampliamente el principal símbolo del UNACE: una herradura de caballo. La misma tarde de ese martes 23, dicho símbolo desapareció súbitamente de los atuendos de los/as funcionarios/as simpatizantes del oviedismo.

Se adelantó que los encuestados residentes, tanto en los departamentos de Caaguazú y Alto Paraná como en los de Itapúa y Misiones, eran los que asignaban el más alto poderío popular a UNACE. Como era de esperar, son ellos los que creen, en porcentajes relativamente más bajos, que el temor fue el motivo por el cual los oviedistas no salieron a las calles (el 48% -Anexo, Cuadro 6- contra el 55% del total de los encuestados -Cuadro 5-). Los de Caaguazú e Itapúa creen que otro motivo importante pudo haber sido evitar que sean involucrados en el asesinato del doctor Argaña, mientras que los de Itapúa y Misiones piensan que otra de las razones de peso sería el temor a que los líderes de UNACE estuvieran implicados. Probablemente los encuestados de Caaguazú y Alto Paraná, simpatizantes de las corrientes coloradas antiovíedistas, de los restantes partidos políticos, así como los independientes, pudieron creer que los simpatizantes de UNACE no salieron a las calles por cobardía. Sin embargo, cabe suponer que para los encuestados oviedistas (al menos para una proporción relevante), el abandono de las calles no sería un acto de cobardía, sino más bien una actitud de prudencia. Este tipo de parecer se sustentaría en el hecho de que, como se ha señalado, fue en esos departamentos donde el oviedismo logró arraigarse con mayor vigor que en otros escenarios regionales como un movimiento político de carácter popular y firmemente combativo.

El señalamiento de la posible culpabilidad de los dirigentes de UNACE por parte de los encuestados de Itapúa y Misiones, se fundamentaría en percepciones cuyos condicionamientos deberían ser destacados. En la opinión de los antioviedistas habría primado la idea de que la violencia era propugnada efectivamente por los dirigentes de UNACE, mientras que los simpatizantes de dicho movimiento no la alentaban, al menos con la misma decisión y fuerza demostrada por la cúpula dirigente. El parecer de los simpatizantes de UNACE habría coincidido, en términos apreciables, con esa misma idea. La adhesión de ellos al oviedismo se basaría, fundamentalmente, en la vigencia de un movimiento popular, capaz de atender las demandas sociales prioritarias como prometía su principal líder, pero no intransigente ni violento. Debe tenerse en cuenta que, sobre todo en Itapúa, el oviedismo pudo haber conquistado la simpatía de importantes sectores ciudadanos opositores e independientes, así como de grupos de políticos colorados seguidores tradicionales del argañísmo en los momentos cercanos a la crisis de marzo. Esos sectores, tal vez eran los menos apegados a la violencia desatada.

 

Actores sociales y políticos en contra y a favor del oviedismo

Una vez que estalló la crisis de marzo en los diversos escenarios ciudadanos, los oviedistas súbitamente se encontraron en el "ojo de la tormenta”. A partir del asesinato de Argaña y en la medida que los acontecimientos avanzaban vertiginosamente, el oviedismo no podía zafarse de un doble dilema.

Por un lado, antes que deslindar responsabilidades en dicho asesinato, en la opinión pública ganaban terreno las impresiones que por lo menos, existiría cierto grado de intervención, aunque fuese indirecta, especialmente por parte de algunos de sus principales dirigentes. La carta que el propio Lino Oviedo y otros destacados miembros de su círculo más inmediato publicaron a través de la prensa con el propósito de expresar el no involucramiento en el magnicidio, antes que disipar, más bien aumentó las dudas. Por otro lado, UNACE no tenía otra opción que estrechar filas en defensa de la debilitada y muy deslegitimada presidencia de Raúl Cubas. Y en esa estrategia apostó por la fuerza y la violencia, en vez del diálogo y el pacto político.

Los resultados y el desenlace final de la crisis son analizados en otros trabajos publicados en este volumen. El aspecto que interesa examinar en estas notas, se vincula con las percepciones que la ciudadanía se formó sobre los grados de oposición o de apoyo que los principales actores sociales y políticos brindaron al oviedismo durante la crisis de marzo.

 

 

En opinión de la mayoría de los encuestados, fue la Iglesia Católica el más decidido actor social en contra de UNACE. El 71% sostiene que ha sido dicha institución la que estuvo muy en contra del oviedismo durante la crisis. ¿Cuáles serían los factores que habrían fundamentado este notable consenso ciudadano? Por una parte, el hecho de que destacados miembros del Iglesia Católica hayan tenido directa intervención durante esos trágicos días de marzo. Entre ellos sobresalió la figura emblemática del padre Francisco de Paula Oliva, quién acompañó a los jóvenes que junto con los campesinos ocuparon las plazas del Congreso desde el inicio hasta el final de la crisis. También otras figuras importantes de la Iglesia, entre ellas algunos obispos, se pronunciaron abiertamente en contra de la violencia y, sobre todo, contra la barbarie que desembocó en la matanza de los jóvenes y campesinos en la noche del 26 de marzo. Las acusaciones apuntaban directamente a la cúpula dirigente del oviedismo. La crisis de marzo puso a prueba no sólo el avance del proceso de democratización, sino también, principios fundamentales de los derechos humanos, entre estos el más primordial: el derecho a la vida. La ciudadanía comprendió que en marzo la crisis no sólo fue política, sino por encima de todo, fue una lucha por los principios éticos primordiales de la convivencia humana. En ese cuadro político y ético, el actor más destacado contra la barbarie fue la Iglesia Católica.

Los sindicatos, los campesinos y la ciudadanía general, fueron igualmente los actores que, según los encuestados, participaron muy en contra o algo en contra de los oviedistas (Cuadro 4). Los campesinos, como se adelantó, tuvieron una destacada presencia en las plazas y en las calles de Asunción. La larga vigilia que, conjuntamente con los jóvenes, desde el inicio hasta el final de la crisis, caló en la retina y en la convicción del pueblo, afianzó la percepción sobre el rol clave por ellos desempeñado. Los sindicatos también cumplieron un papel destacado. No sólo estuvieron presentes en las manifestaciones públicas llevadas a cabo contra el gobierno de Cubas en esos días, sino además, sus dirigentes gestionaron y garantizaron las acciones conjuntas de campesinos y jóvenes. La ciudadanía en general intervino activamente en esos días; primero, apoyando a los manifestantes más combativos y luego, en los momentos culminantes de la crisis, ganando las calles y las plazas.

Igualmente los medios de comunicación son considerados como actores que intervinieron en contra de los oviedistas. En efecto, todos los medios masivos de comunicación difundieron ampliamente los graves y trágicos acontecimientos vividos durante la crisis. Más que ningún otro problema político precedente surgido en el país, la crisis de marzo adquirió un destacado perfil mediático. En ese clima, los mensajes transmitidos por la prensa tuvieron un decisivo impacto sobre la opinión pública y la ciudadanía. Cuando la violencia estalló y los manifestantes antioviedistas caían muertos, las imágenes, los relatos y los comentarios periodísticos acusaban sin ambages a la dirigencia de UNACE. Los oviedistas intentaron, desde un primer momento, ocupar los principales espacios de los medios de comunicación y en gran medida, lo habían conseguido. Sin embargo, en ese mismo "campo victorioso", experimentaron una de las derrotas más perniciosas para sus designios e intereses. Confundieron a la prensa con un campo de batalla.

La percepción de los encuestados acerca del papel de los legisladores no deja de ser aleccionadora. En efecto, para la mayoría de ellos (el 41%), durante la crisis los legisladores actuaron algo en contra de los oviedistas. Esta calificación corresponde a los legisladores pertenecientes a las corrientes partidarias o políticas contrarias al oviedismo. La ciudadanía reconoce que una parte importante de esos legisladores actuaron con presteza y decisión para iniciar el juicio político al presidente Cubas. Sin embargo, es consciente que en las filas de esas corrientes existían dudas y discrepancias importantes sobre la estrategia a seguir contra UNACE o contra el gobierno de Cubas. Las actitudes dubitativas y contradictorias de algunos diputados y senadores observadas antes, durante y después de la crisis de marzo, abonan la percepción sobre el moderado antioviedísmo. Cuando aún no se conocía su renuncia, la posibilidad concreta de que el juicio político pudiera ser desfavorable al presidente Cubas, pendía de la decisión final que debería tomar uno de los senadores del Encuentro Nacional, cuyo voto final no se sabía previamente si sería afirmativo o negativo. A ello debe agregarse que fueron muy pocos los legisladores que se jugaron en las plazas y en las calles acompañando .1 los manifestantes antiovíedístas.

La posición más importante asumida por los militares habría sido la neutral. El 35% de los encuestados opina que esta fue la postura más significativa adoptada por éstos durante la crisis de marzo. En este punto, cabe señalar que el oviedismo surgió como un "contrapoder militar que buscaba desarrollar un nuevo orden institucional” (3). Si al dato citado se agrega a los militares que explícitamente habrían estado en contra de UNACE, según la ciudadanía, existiría una importante mayoría de militares (61% en total) que no compartía ese proyecto político y que más bien se inclinaban a sostener una participación política institucional de las Fuerzas Armadas, sujeta a las leyes. El oviedismo, que surgió dentro del ejército como un movimiento político-militar, perdió otra gran batalla en ese mismo terreno.

La Policía Nacional, por el contrario, sí actuó a favor del oviedismo, según el 53% de los encuestados. Este parecer se sustenta en la percepción de la opinión pública del amplísimo destaque que tuvo la actuación de dicha fuerza a partir del mismo instante en que se conoció el asesinato de Argaña. La convicción del "favoritismo" se fortaleció aún más durante la jornada que concluyó con la matanza de los jóvenes y campesinos, cuando la prensa aportó pruebas suficientes sobre el comportamiento contemplativo de la policía hacia los seguidores de Oviedo y la dureza con la que accionó contra los antioviedistas. La lógica de la "obediencia debida" fue determinante para que la mayoría de los policías que intervinieron en las calles y en las plazas, acataran las órdenes de sus jefes. Precisamente, éstos fueron acusados como los principales responsables de esa transgresión del rol policial.


 

 

 


 

 

 

NOTAS

1. Cita de Brünner, J.J. "Globalización cultural y posmodernidad". FCE. Chile. 1998.

2. Se agruparon en una misma categoría, por un lado, a los encuestados de Cordillera, Guairá y Paraguarí, y a los de Concepción y San Pedro, por el otro, con el propósito de operar con datos estadísticos aceptables y porque los contextos sociales regionales son relativamente semejantes.

3 Véase: Morínigo, J. N., "La Plaza, El Congreso y la Corte: Claves de la legitimidad del Presidente González Macchi", publicado en este volumen.



Esteban Caballero Carrizosa

LOS PODERES DEL ESTADO DESPUES DE LOS SUCESOS DE MARZO

 

1.      Análisis de los resultados generales de la encuesta:

1.1 Los poderes del estado: mejoría, credibilidad, poder:

Los sucesos de marzo significaron el desenlace de un conflicto político que se expresaba mediante el enfrentamiento del Poder Ejecutivo con los otros dos poderes del Estado: el Legislativo y el Judicial. De ahí la importancia de analizar la credibilidad o el status de estos poderes ante la opinión pública después de los sucesos en cuestión.

 

 

Desde el punto de vista de los actores políticos que se enfrentaron en los sucesos de marzo, es muy probable que la visión de los poderes que tenían, haya sufrido un vuelco radical. El Poder Ejecutivo mejoró o empeoró mucho, y los otros poderes con igual énfasis, dependiendo de quién opinaba. Sin embargo, lo que revela la encuesta analizada es una opinión más moderada, que toma distancia de la opinión del actor político en cuanto al juzgamiento del desempeño de los poderes.

Es cierto que en la opinión de la gente, los poderes han mejorado, más que empeorado. En todos los casos existe un 31 a 35% que dice que el poder público ha mejorado algo, en contraste con el 5 a 6% que dice que ha empeorado algo. Pero una mayoría de los entrevistados mantiene una actitud de cierta indiferencia o neutralidad: los poderes están iguales (40 a 44%).

El poder donde la fuerza de opinión señala con más fuerza que ha mejorado algo, es el Poder Ejecutivo. Sobre este poder, los entrevistados opinan que el mismo ha mejorado mucho o mejorado algo en un 39%, en comparación con el 34% del Poder Judicial o el 36% del Poder Legislativo. Ello puede tener que ver con el hecho que, a pesar de que se tuviera una opinión favorable de la corriente política oviedísta, la debilidad manifiesta del presidente Raúl Cubas creaba zozobra en todos los sectores, lo que provocó la necesidad de un Ejecutivo con mayor peso político. El gobierno del presidente Luis González Macchi surgió con un apoyo político-partidario de mucho mayor envergadura.

Tres ideas pueden resumir los resultados de la encuesta en la pregunta sobre el mejoramiento o empeoramiento de los poderes. La primera es la de la indiferencia, expresada en la idea de que "todo sigue igual"; la segunda, es la de un moderado apoyo que se mantiene escéptico, es la idea que se ha mejorado algo, y la tercera es la de ausencia de un disenso activo, expresivo, ya que sólo de 7% a 9% opina que las instituciones han empeorado algo o mucho. Aquí vale la pena resaltar el hecho de que un 13% no sabe o no responde, y ello nos parece sospechoso. No habría que olvidar el hecho de que después de marzo, hubo un vuelco muy dramático en lo que a la expresión pública del oviedismo se refiere. Prácticamente desaparecieron las calcomanías de apoyo a Oviedo/Cubas de los autos, y tras la muerte de Argaña y de los jóvenes de la plaza, hubo un fuerte impulso a ocultar la adhesión a Oviedo. No obstante, no sabemos si fue "ocultar” la adhesión a Oviedo o fue un "desencanto" con "desaprobación” del oviedismo.

 

 

Cuando se pregunta sobre la credibilidad, que indaga sobre la actitud más subjetiva del entrevistado hacia el poder público, se desplaza el centro de la opinión de la indiferencia hacia la mejoría. En la pregunta anterior, donde se indaga sobre si ha mejorado el poder, y por ende se alude a una calificación más objetiva del desempeño de los poderes, había una cierta reticencia a extenderles demasiado crédito a los mismos. Sin embargo, en esta pregunta sobre la credibilidad se nota una mayor apertura del entrevistado hacia los poderes. Los porcentajes acumulados de la calificación mucho más creíble y un poco más creíble, son mayores que los porcentajes acumulados de mejorado mucho y mejorado algo de la pregunta anterior.

Este crédito de credibilidad que se ganaron las instituciones después de marzo, está seguramente relacionado con el hecho de que las mismas tomaron decisiones que tuvieron efectos muy tangibles en la vida política. Ello contrastaba con la incertidumbre y desgaste ocasionado por la crisis de gobernabilidad precedente, en la que existía una suerte de empate entre los poderes en donde ninguno podía resolver la crisis. Ese impacto del funcionamiento de las instituciones hizo que la gente creyese más en ellas. El hecho de que las Fuerzas Armadas, a pesar de todo el esfuerzo que había hecho el ovíedismo por comprometerlas en la inclaudicable defensa del presidente Cubas, se sometieran al proceso institucional de juicio político y declararan su lealtad al orden constitucional, tuvo un efecto casi histórico en cuanto a la definición del mando político en la conciencia colectiva.

 

 

Dado que el epicentro de toda la crisis de marzo fue el Congreso, no es sorprendente que en la pregunta respecto a si el Poder Legislativo tiene más o menos poder, las respuestas señalaran una clara tendencia a considerar que ese órgano adquirió más poder que antes. El porcentaje acumulado de encuestados que opinan que el Poder Legislativo tiene igual o más poder (77%) denota, desde nuestra perspectiva, la culminación de un proceso en el cual la sociedad paraguaya ha ido asimilando una nueva relación de poderes existente entre el Judicial, Ejecutivo y Legislativo. De un sistema en el que la centralidad la ocupaba el Poder Ejecutivo (presente tanto en la Constitución del 1940, como en la de 1967), se ha transitado a uno en el que el Poder Legislativo se equipara en importancia, convirtiendo al mismo sistema en un conjunto polícéntríco. Evidentemente, la Constitución de 1992 es la que consagra formalmente esta situación, y su paulatina aplicación ha ocasionado un cambio difícil de procesar. Si bien las resistencias han ido cediendo, el rumor de un fujimorazo fue siempre una idea apetecible para los sectores que han sufrido las consecuencias de este aumento de poder que ha tenido el Poder Legislativo. Sin embargo, con la crisis de marzo, se llega como a una aceptación del poder del Congreso. La idea de que no hay manera de gobernar sin el apoyo del parlamento adquiere cierta contundencia.

 

1.2: El país y el gobierno: expectativas

Al igual que en el caso de la mejoría, credibilidad y aumento de poder de los poderes del Estado, la encuesta revela una tendencia a priorizar lo positivo, en lo que tiene que ver con las expectativas respecto al país, en el momento de asumir el mando el nuevo gobierno. El 80% (ver cuadro 4) de los entrevistados recuerdan haber tenido la expectativa de que el país mejoraría rápidamente o que se trataría de mejorar lentamente en el momento del cambio de gobierno, en contraste con el 19% que tenía una visión pesimista del futuro. Es evidente que ello tiene que ver con la superación de una situación insostenible. La bicefalia del poder en el período de Cubas, con un Presidente en el que radicaba la autoridad formal y un liderazgo vaciado de autoridad institucional, pero con el poder real, chocaba con la lógica del sistema. Además, esa autoridad bicéfala era la continuación de la crisis que se generó desde el intento de golpe militar por parte de Oviedo a principios de 1996, pasando por las internas coloradas del 1997, la cancelación de la candidatura de Oviedo para las elecciones presidenciales de 1998, etcétera. El agotamiento de la sociedad por causa de la constante inestabilidad e incertidumbre política tuvo su catarsis con la crisis de marzo, y la recomposición del poder político le permitió ver una salida cuando antes reinaba total oscuridad.

Cuando la pregunta respecto a las expectativas se traslada a tres meses de haber asumido el actual gobierno, las cosas cambian y no son tan optimistas como cuando se preguntaba en el momento de subir el nuevo gobierno (ver cuadro 5). Existe un cambio moderado hacía un optimismo menos intenso, con una mayor proporción de encuestados que expresan en forma explícita su pesimismo.

 

 

 

Desde 1947, el gobierno paraguayo no había ensayado un gobierno de coalición, en el que el gabinete ministerial fuese compartido por distintos partidos políticos. Las dificultades que se han experimentado en la concreción de una gestión política del Estado sobre la base de un gobierno de esta naturaleza, impidieron una concentración en la obtención de resultados concretos. La tónica parece ser más bien la de un desgaste por culpa de la necesidad constante de recomponer los frágiles equilibrios políticos existentes. Aparte de ello, la misma crisis, que consiste a grosso modo en una aguda recesión económica y un creciente déficit fiscal, inhabilita a cualquier gobierno para lograr cambios significativos en la vida cotidiana de la gente. Así, el contexto mismo en el que asume el nuevo gobierno es de por sí corrosivo. En tres meses, este efecto se hizo sentir, aumentando la desaprobación de un 18% (si se suma la idea de que todo seguiría igual y aumentarían dificultades del cuadro 4) a un 27% (si se suman algo pesimista y muy pesimista del cuadro 5). Aquí cabría hacer una reflexión un tanto tangencial, pero pertinente, sobre el tema de la coalición y el sistema político paraguayo.

Desde que se inició el gobierno de Juan Carlos Wasmosy en 1993, el escenario político nacional ha estado marcado por el debate respecto a los acuerdos, pactos o coaliciones entre el partido de gobierno y los partidos de oposición. Es conveniente observar este fenómeno desde un punto de vista politológico, con el fin de desmenuzar cuáles son los incentivos o determinaciones propios del sistema político paraguayo que han, hasta cierto punto, constituido la causa de esta "obsesión" por la cuestión del pacto ínterpartidario.

Existen al menos tres elementos del actual sistema político que inciden en la tendencia hacía un escenario político en el cual los partidos se ven compelidos a forjar consensos. Uno de estos elementos tiene que ver con el sistema electoral vigente. La Constitución de 1992 consagró el sistema de representación proporcional y con ello creó el incentivo a cierto grado de fragmentación del sistema de partidos. El efecto de la fragmentación se da porque en la conformación de los colegiados políticos (congreso, juntas departamentales o juntas municipales), existe un espacio para que más de dos fuerzas políticas tengan la oportunidad de obtener un número considerable de bancas, sobre todo, cuando esta norma de representación proporcional se combina con listas cerradas y bloqueadas. En un sistema de mayoría con una distribución de bancas mediante circunscripciones electorales uninominales en la que cada distrito elige un representante al Congreso, la tendencia a la fragmentación es menor, porque se deben concentrar las fuerzas políticas, ya que el ganador se lleva todo. No existe la distribución proporcional de bancas. Esta es la conocida tesis de Duverger.

El sistema de representación proporcional creó las condiciones para que el sistema de partidos pase de ser un sistema de tendencia bipartidista a ser uno de más de dos partidos relevantes, introduciéndose en el escenario el ya reconocido Partido Encuentro Nacional, Este es el segundo elemento que funge de incentivo a la formación de acuerdos. Al fragmentarse así el sistema de partidos, pasando del "bipartidismo" a una suerte de pluralismo moderado, los resultados electorales comenzaron a tener un impacto marcado por la inexistencia de mayorías absolutas en la conformación del Congreso. El caso más ejemplificador es el del período 1993-1998. Además, como se combina el sistema de representación proporcional con las primarias o internas partidarias de elección directa de candidatos, la fragmentación también se produce en el interior de los partidos con la formación y consolidación de la lógica movimentista y, si bien el sistema de partidos está formalmente constituido por tres fuerzas relevantes, estas tres fuerzas ocultan a su vez otras seis a nueve fuerzas relevantes, agudizando la dificultad de formar mayorías parlamentarias estables.

El sistema de representación proporcional y la fragmentación del sistema de partidos están, a su vez, insertos en un contexto en el que la reforma constitucional de 1992 equilibra la relación de los poderes y pone al Ejecutivo en pie de igualdad con el Legislativo y el Judicial. Por ende, la posibilidad de gobernar está íntimamente ligada a la cuestión del relacionamiento entre la Presidencia y las Cámaras del Congreso. Sí no existe tal entendimiento, se genera la consabida crisis de gobernabilidad. Ello hace que el sistema político nacional a veces se comporte como un sistema parlamentario, por la sensibilidad tan especial que debe tener el Ejecutivo con respecto al Legislativo. Ello ocasiona también una tendencia al pacto. El Ejecutivo tiene que buscar alianzas entre las fuerzas políticas representadas en el parlamento para lograr resultados en su gestión. Ello supone que para poder realmente gobernar el país, la democracia debe estar imbuida de una fuerte dosis de espíritu consociativo.

Esta búsqueda de pactos en el Congreso, de algún modo ha elevado la notoriedad de los liderazgos político-partidarios y realzado la importancia de los órganos de dirección de los partidos o de los movimientos internos más importantes, Sin embargo, el hecho de que todos los caminos conduzcan a los partidos con el fin de forjar los necesarios consensos, no puede obnubilar al sistema de partidos de tal modo que se pierdan las autonomías propias de cada una de las esferas del gobierno. Es decir, si bien el Ejecutivo debe tener una comunicación fluida con los partidos, éste no puede ser dependiente de aquellos. Un Poder Ejecutivo es una institución con determinados requisitos de funcionamiento. Un partido es un factor de gran importancia y un actor influyente en todo el sistema, pero no puede subordinar la lógica de los poderes del Estado a la fluidez e impredíctibilidad de su dinámica interna, Un gobierno de coalición siempre va estar teniendo que lidiar con esta contradicción, pero si se pierde la noción de las autonomías, la crisis de gobernabilidad que debería subsanar el acuerdo puede reaparecer bajo otro signo.

Esta situación era en cierto sentido previsible, pues desde el principio del gobierno de coalición se anunció que el mismo tenía muy poco margen de tiempo para comenzar a demostrar mejoría. Esto no quiere decir que la opinión pública ya se haya volcado en contra del gobierno de coalición. Eso evidentemente no se trasluce en la encuesta, pues se mantiene una mayoría en una posición que le da todavía crédito al gobierno, distanciándose de las opciones pesimistas.

 

1.3 La opinión pública frente a los poderes:

Si tuviésemos que hacer una suerte de síntesis de la tendencia de la opinión pública en lo que se refiere a su relación con los poderes y el gobierno, no podemos dejar de mencionar el hecho de que la misma se mantiene en una posición moderada y escéptica, aunque quiere darle una posibilidad al nuevo gobierno. Esto lo enunciamos así, porque el tenor de las respuestas tiene dicha característica.


Cuadro 6

Sinopsis de la estructura de la opinión respecto a los poderes:

Existe una clara tendencia a querer otorgarle a los poderes un moderado crédito. ¿Por qué? Porque se trata de una sociedad que se encuentra en una curva de expectativas declinante debido al desencanto con la democracia y la política, luego de casi diez años de una transición interminable. El cambio de gobierno en 1989 con el golpe que derrocó a Stroessner, encontró a la sociedad paraguaya con una enorme expectativa respecto al impacto de la democracia en el país. Después de ocho a nueve años de transición, el sentimiento ya no es el mismo. Se trata de una población escéptica y desesperanzada. En cierto sentido, la sociedad ha perdido todo tipo de ingenuidad con respecto a la dinámica política. La democracia política paraguaya está inmersa en una profunda crisis de credibilidad.


2.      Análisis de algunos cruzamientos.

2.1    Lo rural y lo urbano:

Existen dos factores que llaman la atención cuando se analizan las respuestas separándolas por área de residencia rural/urbana.

En primer lugar, el alto porcentaje de "no sabe-no responde". Mientras que el promedio nacional en esa casilla era de 10 a 13%, en la zona rural el porcentaje sube a un rango de entre 20 a 22%. Hay como una suerte de vacío en la opinión rural. ¿Qué significa ese porcentaje de no sabe o no responde? ¿Es un vacío que denota ignorancia, apatía, indiferencia, autocensura, disenso pasivo o desapego al sistema? Es difícil de interpretar.

Este tipo de respuestas por parte de la población rural, en nuestra opinión, conduce al tema de la lejanía de la vida rural. Es una población que se encuentra como desconectada del mundo político- institucional, porque de algún modo, ese mundo es visto como un escenario en el que se debaten valores, ideas, recursos y cuotas de poder que no inciden mayormente en su drama de pobreza y abandono. Asimismo, todo el bagaje conceptual de relación entre poderes, juicio político, etcétera, simplemente no cuaja con el universo conceptual de la población campesina, con bajísimos niveles de instrucción formal y poca capacidad para ligar lo local con lo nacional.

La otra característica de la opinión de las zonas rurales es la que da menos crédito a los poderes después de los sucesos de marzo. Las respuestas se concentran más en mejorado algo o un poco más creíble, como también en el muy neutro está igual. Esa tendencia a la moderación que figura en el cuadro 6, se acentúa en el caso de la zona rural. Sin embargo, eso no significa que aumenten los juzgamientos negativos o pesimistas. En comparación con las zonas urbanas, los porcentajes que responden empeorado algo o mucho, menos creíble o mucho menos creíble, son bastante parecidos.

Estas mismas tendencias hacia una mayor moderación y escepticismo, se repiten en las preguntas respecto a las expectativas acerca del futuro del país cuando subió el nuevo gobierno y después de tres meses de gobierno.

 

 

A partir del análisis de la opinión que proviene de la población rural, los contrastes con la sociedad urbana se hacen evidentes. El punto en el que dicho contraste es más conspicuo es aquel que se refiere al hecho de emitir opinión. La sociedad urbana opina más que la rural, Ello se nota por las diferencias en los porcentajes correspondientes a las casillas no sabe, no responde. Esto tiene mucho que ver con la correlación que existe entre opinión política y niveles de instrucción, acceso a información y relevancia del debate. Obviamente, las relaciones entre los poderes, las funciones y áreas de competencia de los mismos, así como las derivaciones de los procedimientos y marcos jurídicos, son más sentidas en la sociedad urbana.

De igual manera, el hecho de que entre la sociedad urbana se perciba una tendencia a una postura más optimista, nos remite a lo que de alguna manera se ha debatido ampliamente en los medios de comunicación. Nos referimos a la idea de que los sucesos de marzo movilizaron, más que nada, a la sociedad urbana y a los sectores medios.

En realidad, la opinión del medio urbano es más dinámica que la del medio rural. Esto se puede notar, inclusive, analizando las distintas preguntas de la misma encuesta. Por ejemplo, cuando se hace la diferencia entre las expectativas cuando subió el gobierno y las expectativas cuando ya pasaron tres meses de gobierno, el medio urbano aumenta su proporción de críticos o pesimistas, mientras que la sociedad rural permanece más o menos igual.

 

 

 

2.2    Género, edad, afiliación partidaria:

Cuando se analiza la encuesta en función a las categorías arriba citadas no se observan notables diferencias. El elemento menos diferenciador es el de género. No existe una diferencia marcada en las opiniones de las mujeres vis a vis la opinión de los hombres. En prácticamente todas las casillas, las mujeres se expresan en los mismos términos que los hombres, de manera que en este análisis, la perspectiva de género tiene poco efecto. La única diferencia observable es que las mujeres tienden a ser un poco más negativas con respecto al cambio sucedido en marzo. Mientras que los hombres tienden a pensar que los poderes han empeorado mucho o son mucho menos creíbles, en porcentajes que bordean el 2 o 3%, las mujeres lo hacen en porcentajes de 4 a 6%, Asimismo, las mujeres tienden a ser menos positivas, marcando por debajo de los hombres los puntos que aluden a una mejoría notable de los poderes. Son más escépticas y negativas, pero en medidas que no tienen una gran significación.

La edad tampoco tiene un efecto diferenciador demasiado notable, El grupo etario de 41 a 60 años aparece como el menos satisfecho por los cambios acontecidos. Este grupo tiende a marcar con mayor frecuencia las respuestas que aluden a que los poderes han empeorado mucho o tienen mucho menos credibilidad. Es este grupo etario que se presenta como menos confiado con el futuro del país al subir el gobierno, y el más pesimista a tres meses de gobierno. Los grupos etarios de 18 a 25 y de 26 a 40 años, prácticamente no demuestran diferencias significativas y opinan en forma semejante, demostrando una tendencia de opinión similar a la presentada en el análisis de los resultados generales.

El análisis se vuelve más interesante cuando se hacen los cruzamientos con la afiliación partidaria de los entrevistados. La variable política es la que tiene un mayor impacto diferenciador en la opinión pública respecto a los poderes. Ello, en cierto sentido, representa una obviedad dado que la crisis estuvo siempre fuertemente signada por los posicionamientos políticos, pero por eso mismo no deja de ser un tanto alarmante, pues implica que el juzgamiento del desempeño de los poderes depende más de una cuestión subjetiva que de un juicio que compara el desempeño de los poderes con lo que debería ser la función, finalidad o área de competencia objetiva de los mismos.

El hecho que los entrevistados afiliados al Partido Colorado sean los que con menor frecuencia califican al poder como que ha mejorado mucho o mejorado algo, y con mayor frecuencia contestan que ha empeorado algo o mucho, nos da la pauta de que es básicamente la ciudadanía de afiliación colorada que apoyó la corriente oviedista, la que está más descontenta con los poderes después de los sucesos de marzo. Esa opinión, que podríamos calificar de "oviedista", representa un 14 a 15% de los colorados entrevistados. Estos podrían ser descritos como los oviedistas duros, y si se pretende hablar en términos electorales, podríamos decir que representan el piso electoral del oviedismo en el seno de la ANR. A su vez, es preciso aclarar que el 47% de los entrevistados declaran ser de afiliación colorada, en contraposición al 19% de afiliación liberal y el 8% de afiliación encuentrista. Sobre este tema conviene también hablar, pues llama la atención que 23% de los entrevistados declare no tener ninguna afiliación partidaria (ver Cuadro 10).

 

 

 

 

 

La opinión de aquellos que no están afiliados a ningún partido se muestra más cautelosa respecto al mejoramiento de los poderes. Mientras que los colorados están divididos y existe un porcentaje importante de oviedistas disidentes del gobierno de coalición, los de ninguna afiliación no califican en forma negativa al nuevo gobierno, pero si son moderados en sus calificaciones positivas.

 

 

Los opositores, en cambio, demuestran mayor entusiasmo, apuntando con más frecuencia al mejoramiento de los poderes. Los entrevistados de afiliación encuentrista demuestran ser los más positivos, Esto tiene que ver con el hecho de que la base del PEN es más urbana que rural, y en ese sentido, sus partidarios están afectados por ese mayor optimismo que demostraba tener la población urbana en general, Al mismo tiempo, los réditos del gobierno de coalición fueron mayores para el PEN, pues obtuvieron el mismo número de ministerios que los liberales, siendo un partido de menor peso electoral. Por otro lado, la designación de Guillermo Caballero Vargas como Ministro de Industria y Comercio, hizo que el gobierno de coalición tuviese menos resistencia entre los encuentristas, pues este último sigue siendo una figura por encima de los movimientos internos. Esto contrasta con el comportamiento de los liberales, que han tenido mayores dificultades para insertarse de manera armónica en el gobierno de coalición. Con la caída de la figura de Laíno, el liberalismo está experimentando un nuevo equilibrio interno que no termina de madurar.

 

 

 

 

En las preguntas respecto a las expectativas del futuro del país cuando subió el gobierno y a tres meses de gobierno de coalición, se puede notar una afluencia de la opinión colorada imbuida de pesimismo, ya que el 29% de los encuestados que responden a dicho sector está algo o muy pesimista después de tres meses. Los que no son de ningún partido le siguen a los colorados en pesimismo. Evidentemente, los que menos crédito le dan al actual gobierno son los oviedistas y los que no tienen ningún compromiso partidario. Los otros son más pacientes, pero también van cayendo en el terreno del escepticismo a medida que pasa el tiempo.

 

3.      Conclusiones

¿Cuáles podrían ser las conclusiones de este somero análisis? En primer lugar, es preciso repetir lo que habíamos dicho en la primera parte del trabajo. La opinión pública percibe los poderes después de los sucesos de marzo con una actitud de moderada aceptación, tendiente hacia un centro en el que se le da una leve mejoría. Ello denota una opinión pos-entusiasmo democratizador. Es decir, una opinión que ya ha vivido diez años de proceso de transición y no tiene expectativas ingenuas respecto a los alcances de la democracia en un país como Paraguay. El crédito moderado que se le da a los poderes, proviene sobre todo de la constatación de que, bien que mal, los mismos funcionaron en la resolución de la crisis de gobernabilidad. La Corte Suprema de Justicia declaró anticonstitucional la decisión del Poder Ejecutivo de liberar a Oviedo y el Poder Legislativo relevó de su cargo al Presidente por desacatar una orden del Poder Judicial. Al mismo tiempo, las Fuerzas Armadas se mantuvieron respetuosas del orden constitucional. Este proceso elevó el status de los poderes. Sin embargo, la opinión es desconfiada y no quiere que los poderes caigan de vuelta en los desacuerdos y desavenencias que desvían la atención de la resolución de los problemas de tipo económico y social que existen.

En general, la opinión sobre los poderes se expresa a través de la población urbana, más que de la rural. Esta última está sumida en una suerte de incomprensión o indiferencia respecto al funcionamiento de los poderes. El alto porcentaje de no sabe, no responde de la población rural nos vuelve a recordar que ese sector de la sociedad todavía vive lejana de los acontecimientos político- institucionales. Igualmente, cuando opina al respecto, suele ser más escéptica que la urbana. Es evidente que los sucesos de marzo movilizaron más a los ciudadanos del área urbana que a los del área rural.

La opinión pública respecto a los poderes y el futuro del país no se divide de manera significativa si tomamos en cuenta la variable de género o de edad. Estos son los elementos menos diferenciadores, aunque existe una leve tendencia al pesimismo por parte de las mujeres y de los mayores de 40 años. Si bien marzo estuvo muy asociado al tema de la juventud, no existe una opinión y visión diferenciable del grupo de 18 a 25 años, con respecto a los del grupo de 26 a 40.

En realidad, la variable determinante es la de la afiliación partidaria. Contrastando con ese elemento, uno puede identificar donde están los sesgos hacía la opinión negativa o positiva. Evidentemente, dentro del Partido Colorado yace la opinión más crítica, pues es ahí donde se encuentra la base del oviedismo, que es el sector perdedor en los sucesos de marzo.

En la oposición se nota el sector más entusiasta respecto a los cambios, sobre todo en el caso del PEN, que se inserta dentro del gobierno de coalición de manera menos traumática y con figuras menos polémicas. Existe también un sector independiente que representa a un significativo 23% de la población encuestada, y que expresa con mayor transparencia esa opinión de centro que tiende a dar crédito, pero que es moderada en sus esperanzas.

En todos los casos, la opinión no ha extendido un crédito de muy largo plazo al nuevo gobierno. El optimismo es poco longevo y la opinión independiente, así como la que se identificaba con el oviedismo, será la primera en contestar los méritos del actual gobierno.



Roberto L. Céspedes R. (1)

LOS ACTORES SOCIALES EN EL MARZO PARAGUAYO DE 1999

Hablando con verdad, no hay medio ninguno más seguro para conservar semejantes Estados [aquellos que estaban acostumbrados a vivir con sus leyes y en república] que el de arruinarlos. El que se hace señor de una ciudad acostumbrada a vivir libre, y no descompone su régimen, debe contar con ser derrocado él mismo por ella. Para justificar semejante ciudad su rebelión, tendrá el nombre de la libertad, y sus antiguas leyes, cuyo hábito no podrán hacerle perder nunca el tiempo ni los beneficios del conquistador. El Príncipe, Capítulo V.

El clima de libertad que se vivía desde el golpe militar que derrocó al dictador Alfredo Stroessner ( 2 de febrero de 1.989) había calado más profundamente que lo previsto o estimado. Maquievelo tiene razón cuando en el párrafo antes citado expresa que la "ciudad" también se acostumbra a vivir en libertad. Esta vez, la memoria no fue frágil; sirvió para una rebelión, imprevisible, espontánea, de un volumen y, sobre todo, de una intensidad de acción y de sacrificio que nadie esperaba. Se trató de una rebelión contra el nuevo autoritarismo que esgrimía y utilizaba a la violencia como su arma de ordenamiento social y que había demostrado que no tenía límites, y menos aún, escrúpulos para llegar al gobierno y al poder. Fue una rebelión, no una revolución; porque, como decía un clásico, fue contra los abusos, no contra los usos. Se sabía a qué se oponía -continuidad de Cubas e impunidad de Oviedo- pero no, qué se proponía - después y además de la renuncia de Cubas y la cárcel a Oviedo-. Las revoluciones son portadoras de un nuevo proyecto de sociedad, y las organizaciones que las llevan a cabo deben tomar el poder y desde allí ejecutar los cambios que se proponen.

Sin embargo, la sociedad civil o ciudadanía, la mayor protagonista aunque con múltiples sujetos del cambio, al final de la jornada queda en la plaza que había defendido con "sangre, sudor y lágrimas”, hasta con la propia vida. Observa desde la plaza a los partidos políticos y al Congreso, que canalizan y concentran los resultados de la breve e intensa rebeldía ciudadana: tienden las "redes para la pesca". La sociedad carece de canales de intervención y participación; son los políticos quienes tienen el gobierno, y desde allí no crean ni institucionalizan puentes de comunicación y participación con quienes todo lo arriesgaron. No está mal que los partidos políticos y el Congreso, y la institucionalidad en general queden fortalecidos, pero tampoco está bien que nuevamente y como siempre, los protagonistas centrales -aunque no únicos queden expectantes y afuera.

La rebelión contra el proyecto oviedista, mesiánico y militarista se desarrolló espontáneamente, con el apoyo partidario y de fuerzas ajenas a éste, en tanto que la escalada de terror y violencia del oviedismo, fue una respuesta planificada a una institucionalidad que no se le subordinaba, particularmente la Corte Suprema de Justicia, la convención de la ANR, y el juicio político al Presidente de la República de parte del Congreso. La Corte exigió el cumplimiento de la ley: la Convención colorada demostró que el oviedismo era minoría ante la unión de los otros movimientos, y el Congreso decidió que se podía enjuiciar y destituir al presidente. Entonces, sólo quedaba amenazar a la Corte, atracar a la convención partidaria, y atacar al Congreso. Como esta escalada no tiene respuesta ciudadana ni partidaria, continúa hasta producirse el asesinato del vicepresidente, doctor Luis María Argaña, hecho que provoca la reacción de gran parte de la ciudadanía que súbitamente desenmascara al movimiento. El asesinato coincide con una movilización campesina y amenazas de huelga general del sindicalismo, pero esto poco importaba, porque la sociedad se mostraba inerme y "sin dar signos de poder o de querer defender la institucionalidad democrática" (Bareíro, 1999).

En esta rebelión victoriosa, los medios de comunicación social jugaron un rol fundamental, interviniendo en la acción ciudadana, así como en la creación de identidades que forman la memoria colectiva. Además de lo vivido por los protagonistas, es fundamental rescatar las imágenes que conforman la memoria colectiva, más aún, cuando esta memoria es de rebeldía contra el cercenamiento de las libertades. La percepción de la sociedad sobre los actores sociales como personajes centrales de la rebelión, se revela en esta sección de la encuesta. Esta percepción registrada no es necesariamente un fiel reflejo de cómo ocurrieron realmente las cosas, según la perspectiva de los analistas sociales; pero es lo que la gente percibió y lo que recuerda, Ambos aspectos resultan doblemente valiosos porque son partes importantes de la realidad; así como a nivel individual es central lo que percibo y recuerdo, también, a nivel colectivo es fundamental lo que percibimos y lo que recordamos.

En otras palabras; primero, la rebelión ciudadana luchó por el mantenimiento de las libertades amenazadas; segundo, los actores de la protesta se identificaron claramente, así como a sus antagonistas, aunque carecían de un proyecto alternativo; tercero, los partidos y el Congreso fueron los receptores del triunfo ciudadano; cuarto, es fundamental rescatar de la memoria colectiva la imagen de los actores en conflicto Teniendo presente lo anotado, esta sección analiza la percepción sobre quiénes fueron los actores principales del conflicto centrado en "la plaza"; el apoyo de la ciudadanía a la misma y la dimensión dada a este por los medios. Estudia, posteriormente, la visualización de los actores en conflicto, alineados según apoyaran a "los jóvenes" o a los "oviedistas". Analiza quiénes estuvieron en la plaza y seguidamente, su percepción de los actores en el campo de conflicto. Se plantea a continuación el interrogante sobre las causas que impulsaron a participar en esa acción de rebeldía. Luego, se presenta la perspectiva sobre la acción internacional en la resolución de la crisis y, finalmente, se anotan algunas breves conclusiones. Se estará "atado” al dato empírico de la encuesta porque se pretende rescatar la percepción de la ciudadanía sobre el "marzo paraguayo"; la cultura política y los mitos de ella están enraizados en estas percepciones.

El conflicto en la plaza, o en las plazas ubicadas frente al edificio del Congreso Nacional en Asunción, no fueron los únicos teatros de operaciones. Pero, "la plaza” devino en el espacio simbólico de conflicto de las distintas fuerzas sociales. Su importancia radicó en constituirse en indicador o "termómetro”, por una parte, de la tenaz resistencia ciudadana contra el oviedismo, y por otra, de la falta de apoyo de masas a esta facción; apoyo del que se ufanaba y que se demostraba huérfano, hasta llegar al asesinato de los jóvenes. La lucha y el mantenimiento de este espacio simbólico desde el inicio de la crisis, desde esta perspectiva, incidió substantivamente en la reacción de ayuda en cadena de los otros actores a la resistencia ciudadana. Distinto hubiera sido su comportamiento si se perdía la plaza; probablemente se inclinarían hacia el oviedismo o hubiesen mantenido una "neutralidad” que favorecería a éste (2). Existieron protestas, también, en varias localidades del país y en otras plazas, a medida que la rebeldía se extendía y, notoriamente, después del triunfo cívico del 28 de marzo (3). En la misma ciudad capital, no toda la gente que apoyó a la democracia estuvo en un primer momento en la plaza, ya porque no podía faltar al empleo, o porque no podía abandonar a un familiar, o porque no se lo permitían: veía el conflicto a través de la televisión. Pero fue, también, esa gente la que llamó a las radios -de las que los canales de televisión se hacían eco-, y se acercó posteriormente a la plaza por lo que vio a través de las imágenes televisivas. Alertó, también, sobre los movimientos de tanques y los posibles lugares donde podían haber francotiradores. Sectores concienciados de la ciudadanía se transformaron desde sus hogares en ojos y oídos de los "jóvenes de la plaza”. La salida de la crisis se negociaba en el ámbito internacional o en los cuarteles; la tensión se hacía mayor a medida que transcurrían los acontecimientos, que condujeron a una mayor precisión en las opciones, culminando con la demandada renuncia del presidente Cubas y la casi simultánea huida de Oviedo a la Argentina.

Sin desconocer el dolor de los familiares de las víctimas y el de los heridos, se trató de un cambio importante con un costo humano doloroso, pero numéricamente bajo: nueve personas muertas (el Vicepresidente, su chofer, seis jóvenes y un campesino), aproximadamente 200 heridos de bala, y cientos de contusos. Pero, el resultado del sacrificio fue inmenso: se derrotó al nuevo proyecto autoritario y se volvieron a abrir las puertas de la esperanza, A casi un año de los eventos del "marzo paraguayo” continúa la tenaz lucha de la memoria contra el olvido, como decía Milán Kundera.

 

1.      ¿Cuáles fueron los actores sociales más relevantes?

En el espacio simbólico de lucha por la democracia o por el autoritarismo intervinieron muchos actores, pero algunos tuvieron y/o fueron percibidos con mayor relevancia que otros. Por esta razón, la pregunta No. 7 decía :¿Qué grupos estuvieron protagonizando los hechos de la plaza? Cite los dos más importantes: 1. sindicalistas, 2. campesinos, 3. estudiantes, 4. barras bravas, 5. jóvenes pertenecientes a partidos políticos, 6. afiliados al Partido Colorado, 7. afiliados al Partido Liberal, 8. ciudadanos paraguayos en general, 9. NS/NR.

Jóvenes, estudiantes, campesinos y ciudadanía fueron los actores principales en el registro de la encuesta y desde la perspectiva de analistas sociales; no fueron los partidos políticos los protagonistas centrales y aunque su membresía estuvo en la plaza, lo hizo por cuenta propia. Las imágenes de jóvenes, que se repiten incesantemente en los medios de comunicación social, no coinciden plenamente con la composición de quienes respondieron a la encuesta haber estado en la plaza, según grupos de edad; 35.4 % de 18 a 25 años, 37.8% de 26 a 40 años y 26.8 %, de 41 a 60 años; a menos que se tenga como jóvenes hasta 40 años o que los medios hayan enfatizado en sus tomas las acciones en donde los más jóvenes tuvieron un protagonismo más relevante. Respondiendo a la pregunta, un segmento importante (28.4 %) sólo señaló una opción, en lugar de señalar a los dos protagonistas principales, lo cual dificulta el análisis; pero, las tendencias generales son nítidas. Excluyendo a este grupo, los campesinos (33.1 %), la ciudadanía (26.0 %), los estudiantes (19.7 %) y los jóvenes de los partidos (13.3 %), fueron los actores principales en la percepción ciudadana (4).

En el caso de un reagrupamiento de actores se tiene, primero, a las clases subalternas: campesinos y sindicalistas con 36.0 %; segundo, a los jóvenes: estudiantes y jóvenes de partidos con 33.0 %; y tercero, la ciudadanía siempre con 26.0 %. Son nuevos y viejos protagonistas de 1996; el ensayo se repitió esta vez con masacre y renacer. Se destaca el rol y peso de la ciudadanía (fuera de los partidos) a la que ya no se le puede desconocer. La modernización, la urbanización, el crecimiento de los sectores medios, la recesión económica y las libertades, permitieron aflorar y fortalecieron a este nuevo sujeto. Asimismo, se trata de una lucha de sectores medios urbanos en alianza con organizaciones populares rurales. Además de los citados, los otros actores tuvieron un peso marginal: sindicalistas: 2.9 % y "barras bravas": 2.3 % (excluyendo a quienes no contestaron la segunda opción). Se comprende el limitado peso de las "barras bravas”, a pesar de su protagonismo en los momentos de mayor conflictividad y de que dos, de los seis muertos, sean integrantes de la misma. El ínfimo protagonismo del sindicalismo se explica por la limitada capacidad que tiene de concentración y permanencia alrededor de un conflicto que no esté vinculado a demandas económico-corporativas y a la unidad productiva, a pesar de la huelga general que llevaban a cabo en los primeros días de la crisis.

Si bien en esta coyuntura, los campesinos tuvieron un peso preponderante y excepcional en una crisis desarrollada en el espacio urbano, el sujeto difuso pero significativo de la ciudadanía fue mayor, que el de jóvenes y estudiantes por separado. La visión de la presencia juvenil por encima de los partidos se impone; los jóvenes de los partidos representaban 13.3 %, mientras, que los afiliados a los dos principales apenas alcanzaban 1.5 %. Esta apreciación sobre los partidos se dio a pesar de la altísima composición muestral de simpatizantes de los tres partidos más importantes, y el limitado peso de quienes se definían sin partidos (5). Un mapa de la resistencia ciudadana (Colman, 1999) no incluye a los partidos, sólo a los Jóvenes por la Democracia, la coordinadora de jóvenes de los cuatro partidos (ANR, PLRA, PEN, PRF) que actúa en forma independiente de sus directivas partidarias, que tampoco tenían directivas únicas frente al oviedismo.

Al final, en las conclusiones, se presenta un análisis de las opiniones de los encuestados, (6) según sus características, teniendo así, un panorama global de las tendencias de los mismos. Se analizarán a aquellos según; el sexo, grupos de edad (18-25; 26-40 y 41-60 años); nivel educativo (primaria, secundaria y universitaria); ingresos (menos de 1 salario mínimo, de 1 a 2 SM, de 3 a 5, y de 5 y más SM); localización (urbana-rural); geografía (Asunción; Central; Paraguarí-Guairá-Cordillera; Caaguazú-Alto Paraná; Itapúa-Misiones; San Pedro-Concepción); ocupación (profesor universitario, técnico y docente; empleado privado; comerciante-vendedor; ama de casa-, agricultor; artesano-oficios varios; estudiante; varios; militar-policía; funcionario público; cuentapropista; desocupado; transportista; jubilado; rentista; y obrero); y simpatía partidaria (ANR, PLRA, PEN, PRF, otros, ninguno).

 

2.      El apoyo de la ciudadanía a los jóvenes y los medios

Dado el apoyo de la ciudadanía a los jóvenes y el protagonismo de los medios, se buscó estimarlos a través de la pregunta No. 7 a.:

Cree usted que los jóvenes que estuvieron en la plaza tenían: l. Un gran apoyo de la ciudadanía. 2. Un apoyo muy limitado pero ampliado por las radios y la televisión. 3. Muy poco apoyo. 4. NS/NR. (nuestro énfasis). Más de la mitad de los encuestados (52.2 %) percibió que la ciudadanía otorgó un gran apoyo a los jóvenes, mientras que una minoría significativa (35.7 %), señaló apoyo muy limitado pero ampliado por los medios, y sólo un décimo (9.1 %). percibió muy poco apoyo para los jóvenes que estuvieron en la plaza. Esto se traduce en que, para 9 de 10 personas, los jóvenes tuvieron distintos grados de apoyo. Así, como en la pregunta anterior el rol de la ciudadanía tiene singular importancia, aquí se verifica la relevancia de los medios en reducir o expandir la imagen y el peso que otorga la misma a un actor o un acontecimiento.

El apoyo ciudadano a los jóvenes fue real y fue expandido por los medios, aun en los casos de muy limitado soporte. En el caso de un escenario pesimista, se tendría 44.8 % que identifica muy poco apoyo de la ciudadanía a los jóvenes: pero falta la columna de apoyo moderado, con lo cual se reduciría esta perspectiva. Asimismo, al incluirse en la correlación de fuerzas a los medios como parte de la ciudadanía, la balanza se inclina a potenciarla. El cambio de visión consiste en incluir a los medios como parte de los actores sociales, que es lo que se presenta en las siguientes preguntas.

 

3.      El mapa de actores: identidades y antagonistas

La construcción del mapa de actores alineados, según los sujetos visualizados como centrales en el conflicto, conforma identidades y antagonistas de la rebelión: la encuesta no preguntó el proyecto de los actores, lo que conformaría una touraníana visión de actores y movimientos sociales (7). Con estos objetivos se presentaron dos preguntas. La primera, No. 8 decía: ¿Quiénes estuvieron a favor, apoyando a los jóvenes? Califique de 1 a 5, donde 1 es la nota más baja y 5 la más alta, (listado) 1) Iglesia Católica, 2) sindicalistas, 3) campesinos, 4) ciudadanía en general, 5) militares, 6) legisladores, 7) medios de comunicación, 8) Policía Nacional, 9) NS/ NR. Con el fin de tipificar identidades y antagonistas, se clasificó a las respuestas para cada actor en: 1, Ningún apoyo -que arbitrariamente se califica: en contra-. 2. Algún apoyo -que se anota como: en contra. 3- Neutro. 4, Poco apoyo (a favor), 5. Mucho apoyo (a favor). Para facilitar la lectura de los resultados se agruparon en cuatro categorías: En Contra, Neutro, Apoyo, y NS/NR. La segunda, No, 9, decía: ¿Quiénes estuvieron a favor de los oviedistas? Se utilizó la misma calificación y los mismos actores. Las respuestas y resultados a favor de los oviedistas se clasificaron con el mismo criterio de la pregunta anterior: 1. Ningún apoyo o muy en contra. 2. Algo de apoyo o en contra, 3- Neutro (...) Simplificando y ordenando las respuestas a ambas preguntas que tienen el mismo sentido, se obtuvieron cuatro grandes grupos: i) apoyo a jóvenes, ii) contra jóvenes (de la primera pregunta); iii) contra oviedistas, y iv) a favor de oviedistas (de la segunda pregunta). Los resultados se presentan en el siguiente cuadro que sintetiza muy apropiadamente el mapa de actores con sus identidades y antagonistas.

 

 

 

Sería casi imposible encontrar mayor consistencia o simetría en las respuestas, tal como se las ordenó. Todos los actores tienen una clara orientación; quien estuvo a favor de los jóvenes, también estuvo en contra de los oviedistas, y viceversa; las diferencias fueron de grado si se compara a un mismo actor en las cuatro áreas. La percepción uniforme de la sociedad sobre las alienaciones de las fuerzas o actores reducen el ámbito de las dudas, lo cual estaría significando una base de cultura política común que puede constituirse en hito. Sí se anotó inicialmente que era más fácil saber en contra de qué o quién se estaba, antes que, a favor de qué o quién, se puede señalar con firmeza, quiénes estaban en contra de los oviedistas, antes que a favor de los jóvenes (comparando los porcentajes).

Los polos se constituyen por los medios y la Iglesia, por una parte, y los policías y militares, por la otra; o la cultura y la fuerza, respectivamente, como símbolos de proyectos opuestos. Los medios (86.3 %) y la Iglesia (79.6 %) fueron los que más apoyaron a los jóvenes, y los que estuvieron más en contra de los oviedistas (94.7 % y 83.7 %, respectivamente). En el sector opuesto, la policía (80.4 %) y los militares (63.7 %) fueron quienes estuvieron más en contra de los jóvenes y más a favor de los oviedistas (56.8 % y 34.5 %, respectivamente). Resalta el aislamiento de estos dos actores con relación a los otros, considerando la distancia con el que los sigue (cinco o seis veces) e inclusive entre ellos mismos. Este aislamiento señala que el apoyo real del oviedismo fue exclusivamente de estos actores, como los hechos lo probaron: la acción de sus militantes se diluyó casi enseguida y tuvo que actuar la policía, a la que siguieron los paramilitares amparados por ésta. Los medios y la Iglesia quedan como las instituciones de mayor protagonismo y confiabilidad, como ya se pudo verificar en las sucesivas y recientes encuestas de 1996 y 1998. La crisis del "marzo paraguayo" las ha nuevamente potenciado. Asimismo, ambos actores, tienen una proporción menor o cercana al promedio de posiciones neutras y de quienes no saben ni responden.

La acción llevada a cabo por la policía no dejó dudas, de acuerdo a las imágenes captadas, y su peso porcentual es casi el doble que el de los militares. A éstos se los ve más en contra de los jóvenes (63.7 %) que a favor de los oviedistas (34.5 %), aunque claramente inclinados hacía este sector. Sin embargo, puede resultar consistente que no se los perciba tan a favor de los oviedistas (34.5 %) y sí, con un importante componente de neutralidad (38.3 %), ya que no intervinieron tempranamente a favor del oviedismo y en contra de la institucionalidad, y sobre todo, porque no dispararon contra la multitud de la plaza. Pero tardaron en decidir su postura institucional, factor principal en la crisis, y por esta razón, se los ubicó en contra de los jóvenes.

Se reitera el aislamiento de los sujetos que apoyaron, desde nuestra clasificación, al oviedismo. Los actores que siguen, se encuentran lejanos porcentualmente a los mismos, como puede verse en el cuadro. Se los agrupa como sujetos políticos y sociales populares. Los sujetos políticos como la ciudadanía y los legisladores son claros en su apoyo a los jóvenes y en contra del oviedismo, con resalvas en el caso de los legisladores. Esto es explicable dada la intervención por omisión, o no intervención, de los vinculados al oviedismo y el juego de no comprometerse de varios legisladores. Por esta razón, un segmento los califica como en contra de los jóvenes (11.6 %), y otro más importante, como neutros (38.7 %). Sin embargo, fue clara su oposición al oviedismo (67.1 %) y nuevamente con un importante grupo que los calificó como neutrales (29.0 %). En cambio, la ciudadanía tuvo posturas más nítidas; su apoyo mayor fue para los jóvenes (70.7 %), con marcada oposición al oviedismo (78.9 %), según la percepción de los encuestados.

Finalmente, se tiene a los actores de las clases populares (8): campesinos organizados y sindicatos. Los campesinos lucharon originalmente por la condonación de sus deudas y posteriormente, se acoplaron al movimiento de resistencia. No lo hicieron desde el comienzo, porque percibieron el asesinato del vicepresidente como una lucha de facciones de poder. La entereza de los jóvenes y la acción de la policía, así como las diferentes negociaciones realizadas, los llevó de regreso a la plaza (9). Los sindicalistas no tuvieron mayor protagonismo, según se analizó anteriormente, pero su orientación era clara: al 87.3 % se le percibía en contra del oviedismo, y sólo 54.4 % a favor de los jóvenes; 32.3 % en posición neutra, e inclusive 13.3 % en contra de los jóvenes. Al igual que los campesinos, los sindicatos asumen primero una postura de oposición al mesianismo oviedista, antes que de defensa del régimen democrático y de una alianza con otros sectores no populares, como los estudiantes, jóvenes o la ciudadanía.

 

4.      ¿Quiénes estuvieron en la plaza?

Mucha gente apoyó a «la plaza», como ya se registró anteriormente, y un décimo de los entrevistados estuvo en la misma, según la respuesta a la pregunta No. 55: ¿Ud. estuvo en la plaza en cualquiera de los días? Existen diferencias entre las percepciones de la generalidad de los encuestados y la composición de la gente que allí estuvo, tales como la edad y la simpatía política, así como las razones de su permanencia o tránsito, como por ejemplo, el sentido del deber o la mera curiosidad. Esta sección analiza a los participantes y las razones de su participación -sin desconocer el rol cumplido por quienes apoyaron a «la plaza» aunque no estuvieran allí-, detallando las características de los mismos, por su importancia como protagonistas centrales. Los sectores más modernizados fueron los más movilizados, compuestos por sectores medios y bajos; sin influencia de partidos pero con gente de partidos; no sólo o mayoritariamente con jóvenes, sino también, con otras generaciones (10). Sí bien la gente estuvo motivada por un compromiso explícito o implícito, según nuestro criterio, también un segmento importante actuó por curiosidad. Así también, la misma proporción de gente de la ANR y sin partido, se movilizaron y actuaron llamados por el deber, mientras que los militantes de otras corrientes políticas lo hicieron en mayor grado y por razones de compromiso, aunque cuantitativamente los colorados eran la mitad y un cuarto de los movilizados pertenecía, a los otros dos partidos.

Una particularidad de los rasgos de la gente que estuvo en la plaza, es la significativa y casi simétrica correlación de variables, que no se encontró en ninguna otra sección con tanta nitidez. El perfil que surge de este grupo de personas es particular, por cuanto señala una composición de «sectores de punta», o de mayor modernización, en cuanto a área de residencia, localización geográfica, educación, ingresos y ocupaciones de sectores medios y bajos. Por otra parte, se trataba de una protesta ciudadana con imágenes de jóvenes, aunque sin esta mayoría generacional, debido probablemente al rol de los medios registrando momentos críticos de violencia. Era, en muchas características, un núcleo de la elite dominante que se oponía al proyecto autoritario. Este análisis enfatiza cuáles sectores o grupos se movilizaron, antes que cuántos, porque se pretende trazar un perfil de aquellos con mayor capacidad de reacción y constructores de ciudadanía. Un décimo de los encuestados afirmó haber estado en la plaza, cifra elevada para un país históricamente desmovilizado, indicando una profunda y prolongada reacción en los días de crisis y con elevados niveles de violencia. Por las características registradas y las restricciones de género, se comprende la mayor proporcionalidad (14.7 %) y número (72.4 %) de varones que triplicaba a la femenina. La localización geográfica fue clave para llegar y estar en la plaza, razón por la cual

14.2% de los encuestados urbanos se movilizó, en comparación al 3.5% rural, comprendiendo los primeros al 87.0 % de la gente. Pero, lo destacable fue la asistencia de varias regiones del interior del país. A medida que nos alejamos de Asunción y del departamento Central se reduce sensiblemente la proporción de gente; se movilizó el 28.0 % y 13-2 % de los residentes de Asunción y el departamento Central, que representan el 42,5 % y 36.2 % respectivamente, o 78.7 % del conjunto de la gente en la plaza.

Asimismo, se encuentra mayor movilización vinculada a un alto nivel educativo y de ingresos; en el primer caso, se duplica a medida que se sube de nivel, y en el segundo, existe también más que duplicación, entre aquellos de nivel bajo y medio. El elevado nivel educativo se explica por la composición urbana y de sectores medios, en este orden: participó el 5.1 % de las personas del nivel primario, 11.0 % del secundario y 19.6 % del universitario, que representan el 17.5 %, 46.8 %y 35.7 % de los movilizados" , que eran 36.1 %, 44.7 % y 19.2 % respectivamente de la muestra -polarización que se visualiza más claramente en el primer y último nivel. El ingreso mensual revela mayor capacidad de movilización de aquellos con salarios más elevados, pero cuantitativamente se trató de un fenómeno de sectores medios-bajos. Esto es: estuvieron presentes 5.9 % de quienes obtienen menos de 1 salario mínimo (SM), 8,8 % de quienes acceden a entre 1 y 2 SM, 20.9 % entre 3 y 5 SM, y 25.0 % de más de 5 SM, que a su vez representaron 18.3 %, 44.2 %, 30.8 % y 5.8 %, respectivamente, de los movilizados. En otras palabras, el nivel de movilización de los de más ingresos cuadriplicó a los de menos, pero el 62.5 % de los movilizados correspondió a sectores bajo y medio-bajo (de menos de 1 SM hasta menos de 3 SM), o 75.0 % a sectores medio-bajo y medio (de 1 hasta menos de 5 SM). Lo mismo se registra en las ocupaciones. Los empleadores privados tuvieron mayor nivel de movilización (23.9 %). seguidos de profesores universitarios, técnicos y docentes (15.1 %), artesanos y oficios varios (12.7 %) y estudiantes (9.9 %), representación muy semejante a la proporción de la gente movilizada. En contrapartida, por las razones anotadas, se encuentra con menor participación a los agricultores (1.9 %) y a las amas de casa (2.9 %).

La movilización de gente simpatizante de y sin partidos tiene muchas aristas. La espontánea movilización ciudadana puede desbordar a la acción partidaria, pero no se lleva a cabo sin gente de los partidos, o contra los partidos, cuyo mayor o menor peso depende de determinados teatros de operaciones, como en el caso del Partido Encuentro Nacional en Asunción. Primero, quienes tenían simpatía partidaria, a excepción de los militantes del PEN, tuvieron el mismo nivel de movilización de aquella gente sin partidos. Porque sólo se movilizaron el 9.0 % de los simpatizantes del Partido Colorado (ANR), 8.1 % del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y 8.2 % sin partidos, en comparación al 25.5 % del PEN. Segundo, una elevada proporción de gente no vinculada a partidos se movilizó, e inclusive la gente vinculada a partidos lo hizo por motivos propios, antes que por acciones organizadas de sus propios partidos, particularmente en el caso de los grandes históricos partidos, ANR y PLRA, siendo la excepción el PEN, por el área geográfica y el perfil de la gente, como se desprende de las razones de la movilización que se analizan seguidamente, Entonces, la ciudadanía se expresó, a nuestro criterio, independientemente de partidos, aunque con una significativa composición de gente vinculada a partidos, precisamente por lo que sigue, Tercero, la gente simpatizante de partidos constituyó la mayoría de la plaza: 41.9 % de la ANR, 15.3 % del PLRA y 21.0 % del PEN, o 78.2 % en comparación al 18.5% de gente sin partido.

Por otra parte, se movilizó gente de todas las edades, aunque la imagen dominante fue la de jóvenes, debido a los medios y a su mayor protagonismo en los momentos de violencia (12) aunque la protesta abarcó a todas las edades. Sin embargo, resalta la elevada participación de la generación de adultos jóvenes (26-40 años) y de adultos (41-60 años); de estos dos grupos y los jóvenes (18-25 años) se movilizó aproximadamente un décimo y conformaron cada uno 35.4%, 37.8 %, y 26,8 %, respectivamente, de la gente de la plaza. Aquí se rescata la faceta de la composición familiar (Morínigo, 1999) de la protesta: padres y madres, al final del día laboral, apoyando a sus hijos y/o hijas que casi vivían en la plaza. Se trataba de adultos jóvenes y adultos que están en la etapa de mayores compromisos laborales y/o familiares y, aun así, estuvieron presentes aunque con menor dedicación e intensidad. Lo significativo es la convergencia de varias generaciones: a) jóvenes que en 1989 tenían de 8 a 15 años y no conocieron directamente la brutalidad del autoritarismo stronista, pero crecieron con las libertades que estaban siendo conculcadas y percibían la violencia como ordenador de la sociedad, b) adultos jóvenes que en 1989 tenían de 16 a 30 años y habían sufrido el rigor del autoritarismo y conocido las libertades del tiempo nuevo, y c) gente adulta de 31 a 50 años, al fin del régimen autoritario, y que defendieron nuevamente las libertades por las que habían luchado o a las que fueron sensibles prácticamente toda la vida. A todo esto, debe agregarse el protagonismo que muchos tuvieron en la defensa de la institucionalidad en abril de 1996; aquello fue el ensayo que se convirtió en drama con final de esperanza.

 

5.      ¿Por qué estuvieron en la plaza?

Y toda esta gente, ¿por qué estuvo en la plaza? (No. 56. ¿Por qué asistió a la plaza?).

Como se anotó inicialmente, se trataba de una protesta ciudadana, con el compromiso que conlleva, pero también, con la emoción del peligro, incluyendo la curiosidad que despertaba ese teatro de operaciones que era el foco de los medios, y la sensación de ser protagonistas hacedores de historia, exclusividad de particulares coyunturas, cuando muchos años y tensiones se condensan y resuelven en un lapso breve, y permiten comportamientos heroicos, como los de esos días. Se presentaron cuatro alternativas. Esto es, desde una respuesta explícita y asumida de compromiso (1. Porque creía que era su deber), pasando por un menor compromiso (3. Por los hechos que se vivieron ahí) que no debería confundirse con curiosidad (2. Por curiosidad), finalmente dejando abierta otra respuesta (4. Otros), y con (9) NS/NR.

Nuevamente, un décimo de los encuestados que estuvieron en la plaza no supo/respondió por qué lo hizo, evidenciando una espontaneidad no racionalizada o una curiosidad vergonzante. Una elevada proporción (30.8 %) consideró que era su deber, respuesta vinculada a una lógica expresa y asumida del sacrificio-heroísmo de la cultura política paraguaya (13). En segunda instancia, a nuestro criterio, se encuentra un compromiso que no se atreve a hacerse explícito (20.3 %) cuando se recurre a los hechos que se vivieron ahí. Entonces, la mitad de la gente de la plaza, explícita o implícitamente, asumió algún compromiso con esas libertades que se estaban perdiendo y que se verían definitivamente amputadas si triunfaba el proyecto autoritario. Sin embargo, por otra parte, un cuarto estuvo en la plaza por curiosidad, y la mitad de esta proporción por otras razones. Aun la curiosidad, en un entorno de peligrosidad y del lado de los vulnerables, implicaba algún tipo de compromiso, antes que, satisfacer simplemente esa curiosidad recibiendo la información por vía de los medios de comunicación masivos. En resumen, estar en la plaza implicó en cualquiera de los casos, alguna protesta, la emoción del peligro, incluso, la sensación de vulnerabilidad, pero a la vez, sentirse parte de un proceso, ser un actor colectivo focalizado por los medios, como fabricante de noticias (newsmaker) o hasta convertirse en un protagonista que está «haciendo historia».

El nivel de compromiso, medido a través del "llamado del deber", por una parte, y la curiosidad, por otra, constituyen los ejes principales del análisis. Esta cultura "heroica" ejercía su primacía a nivel masculino, más en la generación intermedia, de la región central del país y de partidos de oposición, de educación media y alta y especialmente de ingresos medios. Mediante la mayor asunción del compromiso, la tasa de participación de los varones duplica al de las mujeres (36.8 % y 18,8 %) y se reduce a medida que aumenta la edad, aunque con mayor énfasis en la generación intermedia por haber confrontado vivencialmente el pre y post 1989, comparados a jóvenes y adultos (33.3 %. 30.2 % y 28.2 %, respectivamente). Este mismo sentido de llamado a la acción se anuda a la proporción de movilizados de secundaria y con ingresos medios (40.0 % y 55.0 %, respectivamente) mientras, que los menos educados como los ricos tienen menor nivel de movilización (9.1 % y 11.1 %, respectivamente).

El nivel de compromiso desciende a medida que se aleja de la capital (46.0 % de Asunción, 40.4 % de Central y 15.4 % de Paraguarí -Cordillera- Guairá), sin registro en dos regiones (Caaguazú - Alto Paraná e Itapúa-Misiones) que se caracterizan por un elevado (62.5 %) compromiso menos explícito (los hechos vividos) y particularmente por variedad de causas (83.3 %), respectivamente.

El compromiso explícito ciudadano, medido por la proporción de movilizados, fue igual entre simpatizantes colorados y sin partido (22.0 % y 26.7 %, respectivamente), reiterando el limitado nivel de conciencia de estos grupos que coinciden en su perspectiva y actuación en varias ocasiones; mientras que los partidos de oposición casi duplicaron ese nivel de movilización (45.0 % PLRA y 40.7% PEN); quizás, debido a la misma fractura interna partidaria. Sin embargo, debe recordarse que cuantitativamente los simpatizantes de la ANR constituían la mitad de los reunidos y el resto se dividió en partes iguales entre gente de otros partidos y quienes no simpatizaban con ninguno de ellos. Por otra parte, el «llamado» del deber de la cultura política «heroica» fue más vivido por los artesanos y de oficios varios (42,1 %) del sector medio-bajo o bajo, seguidos de los profesores universitarios, docentes y técnicos (32.0 %) de sectores medios, y de empleados privados (29.6 %) de sectores medios y bajos. Por el contrario, en el sector típicamente joven como fueron los estudiantes se registró un menor sentido del «deber» (19.0 %) pero la mayor solidaridad implícita debido a «los hechos allí vividos» (33.3 %), y, a su vez, a una elevada curiosidad (33.3 %), solamente superada por ese mismo deseo de informarse en el mismo lugar de los hechos, que se constató en los empleados privados (37.0 %).

 

 

Por último, debe señalarse que no se encontraron diferencias significativas por localización urbano-rural, aunque una mayor curiosidad del sector urbano que pudo satisfacerla.

Finalmente, en esta sección, en el denominado «mapa de actores», se confrontan la percepción de los encuestados con la de los participantes, sobre los actores en conflicto alineados a favor o en contra de los jóvenes y de los oviedistas. El objetivo propuesto es; estimar la distancia entre lo recordado por la población, y lo vivido por los protagonistas; o entre la memoria y la "realidad", entendida ésta como lo registrado por aquellos que estuvieron en la plaza. Con este propósito, por una parte, se anotan los resultados generales de la encuesta con los de los participantes, como puede verse en los siguientes dos cuadros.

Partiendo de la presunción de que los medios homogeneizaron a la población, lo cual no necesariamente coincidiría con lo percibido por los protagonistas de la plaza, se encuentra consistente: a) una percepción real de lo sucedido, b) la polarización de la percepción sobre la actuación de los policías, de los legisladores y de los medios, y c) la continuidad en la percepción de actores claves que resulta del análisis de los cuadros. En efecto, lo que primero sorprende es la sistemática coincidencia entre la percepción de la ciudadanía y de los protagonistas, en todos los casos, tanto en quienes estuvieron a favor o en contra de los jóvenes como a favor o en contra de los oviedistas; existen diferencias de grado (o puntaje), no de orientación. En otras palabras, la alineación de los actores entre jóvenes o democracia, y oviedistas o autoritarios, es nítida para todos; lo cual es excepcional y altamente favorable a una memoria colectiva "ajustada" a la realidad. Lo percibido fue lo real. En segunda instancia, los protagonistas percibieron de una forma más polarizada, la actuación de algunos actores centrales, como la policía, los legisladores y los medios; en menor medida, la ciudadanía y los sindicatos. La policía actuó más decididamente a favor de los oviedistas, menos en contra de los mismos, y más en contra de los jóvenes. Los legisladores dieron más apoyo a los jóvenes y actuaron más en contra los oviedistas. Los medios dieron mayor apoyo a los jóvenes y menos a los oviedistas. Asimismo, resulta sorprendente que no existan diferencias de percepción ante actores claves, como los militares, o el campesinado o los sindicatos; cuyas actuaciones, por momentos, permitirían emitir opiniones más dispares entre la opinión pública en general y los protagonistas, a no ser que se considere el factor homogeneizarte de los medios.

 

6.      Las fuerzas internacionales o la globalización en la plaza

El Paraguay, en muchos aspectos, ha dejado de ser esa "isla rodeada de tierra" (Augusto Roa Bastos), impermeable al mundo exterior, cuyos ecos llegan débiles y tardíamente, porque en esta ocasión la reacción internacional se hizo sentir inmediata y substantivamente. Al igual que en el anterior ensayo de golpe, tres años antes, la acción de fuerzas externas no se inclinaron, como lo habían hecho históricamente, a favor del autoritarismo, por vía de la intervención o de la no intervención. En este caso, la regionalización del Mercosur y los poderes históricos internacionales, como el de Estados Unidos, el Vaticano y la Unión Europea favorecieron la negociación y resolución de la crisis con un mínimo costo, que condujo al retorno democrático. Lo apuntado refuerza una tesis sobre cambiantes niveles de gobernabilidad mediante los procesos de integración regional y globalización económica que constituyen un nuevo contexto histórico que ahora se anuda a regímenes democráticos (14).

La pregunta (No.62) fue: ¿Ud. cree que los gobiernos extranjeros tuvieron mucha participación en la solución de la crisis? (nuestro énfasis). Casi la mitad de los encuestados (47.3 %) cree que "sí", que gobiernos extranjeros participaron mucho en la solución de la crisis; en comparación a un cuarto (25.0 %) que opinó, "más o menos”, y apenas un 15.7 % que no cree en la participación externa. Sólo un 12.0 % no opinó; cantidades que se elevan a 53.8 %, 28.4%, y 17.8 %, respectivamente, en el caso de eliminar a la última categoría. En otras palabras, de 8 a 10 personas han percibido al país, no ya como una isla, aunque no se haga un juicio de valor acerca de esta superación de la mediterraneidad. Al igual de otras respuestas, la visualización más clara referida a la acción internacional, o conciencia de globalización como nosotros denominamos, se encuentra en personas vinculadas a circuitos del ámbito público y de mayor modernización e influencia; esto es, varones, a medida que se sube de nivel educativo e ingresos, ocupación, localización urbana y regiones geográficas, y en menor medida por simpatía partidaria o lo opuesto en caso de no identificación partidaria o no opinión. Asimismo, opiniones más firmes se complementan con menor proporción de personas indefinidas o sin opinión (NS/NR). Por otra parte, no se encuentra una asociación particular con relación a los tramos de edad, indicando la accesibilidad a la información y conciencia de la acción internacional, fundamentalmente, a través de los medios y de la comunicación informal.

 

8.      Corrupción: De las intenciones de lucha al reconocimiento de su solidez

La corrupción, definida como abuso de los recursos públicos para beneficio privado, no se anuda exclusivamente al pasado autoritario sino que hoy continúa y "goza de buena salud”, como decía en 1993 una declaración de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP). Es más, a la fórmula de Robert Klítgaard (Corrupción=Monopolio Discrecionalidad-Responsabilidad) cabe agregar la impunidad para explicar su continuidad (Continuidad de la corrupción es CC=M D-R I). Impunidad que en Paraguay significa no juicio, o juicio sin término o en estado de disolución (opá reí), o pena no cumplida. La corrupción en Paraguay es sistémica; se trata de un estado y un Estado de corrupción. Alcanza volúmenes increíbles; según su Memoria de 1996, la Contraloría General de la República (pág. 31), la estimó en más de 1.000 millones de dólares americanos equivalentes al 10.4 % del PIB, 21.8 % del Presupuesto general de gastos de la nación (PGGN) de la Administración Central y empresas y entes descentralizados, y 104.6 % del Gasto social (15).

Recientemente se han dado significativos pasos en el Estado y en la sociedad en denunciar a la corrupción antes que en castigarla, debido a la impunidad. La visualización de su negativo impacto está fundamentalmente asociado al empobrecimiento de la calidad de vida de toda la población y especialmente de la más pobre, y a la deslegitimación de nuestra frágil democracia. La corrupción es una endemia que la sociedad reconoce que se debe luchar contra la misma pero que también reconoce como sólidamente empotrada en el poder. En este caso se confrontan expectativas de cambio y reconocimiento de la solidez de la continuidad de la corrupción, a partir de las respuestas a las preguntas Nos. 42: ¿Ud. cree que después de los sucesos de marzo el gobierno de González Macchi? (acción ante la corrupción), 1. Tiene intención de luchar contra la corrupción, 2. Existe una lucha frontal contra la corrupción. 3. Todo sigue igual, y 9. NS/NR; y especialmente de la 43: ¿Ud. cree que en el nuevo gobierno los altos funcionarios (vinculación con la corrupción), 1. Siguen apoyando la corrupción, 2. Mantienen distancia de la corrupción, 3. Forman parte de la rosca de la corrupción de siempre, y 9. NS/NR. En efecto, a la primera pregunta sólo 36.6 % reconoció que "todo sigue igual" y a la segunda 64.3 % señaló el apoyo a y la participación de altos funcionarios en la corrupción.

Como al discurso de todo nuevo gobierno, como globalidad, se le otorga una inicial credibilidad, y especialmente considerando que es de «unidad nacional» con lo que se suma la ilusión de un tiempo nuevo. Pero, a la hora de concretar las intenciones del gobierno, o expectativas "inconscientes" de la sociedad, confrontándolas con el alto personal de las estructuras burocráticas vigentes, se hace patente la continuidad de la corrupción. Por lo anotado y considerando la fecha de la encuesta (junio de 1999). según respuestas a la pregunta No. 42, la sociedad aún otorga mucha confianza a, reflejando sus expectativas en el nuevo gobierno dado que 47.4 % señaló que el mismo tiene «la intención de luchar contra la corrupción» (nuestro énfasis), pero sólo 13.8'% indicó que existe «una lucha frontal» contra la misma mientras que 36.6 % apuntó que «todo sigue igual», y apenas 2.2 % NS/NR (16). Por otra parte, a la segunda pregunta, apenas 28.8 % indicó que los altos funcionarios del nuevo gobierno «mantienen distancia de la corrupción» mientras que, 17.3 % señaló que «siguen apoyando la corrupción» e inclusive 47.0 % afirmó que «forman parte de la rosca de la corrupción de siempre» (nuestro énfasis (17)) (serían, por acuñar un neologismo, los cleptoburócratas), o 64,3 % percibió la continuidad de la corrupción, y, finalmente, 6.7 % NS/NR. En otras palabras, y polarizando las respuestas, casi triplican quienes piensan que todo sigue igual en el gobierno frente a quienes perciben una lucha frontal contra la corrupción, y, más que duplican quienes estiman la continuidad en el sistema de corrupción de los altos funcionarios frente a los que consideran que los mismos mantienen distancia del sistema.

Teniendo como eje la continuidad de la corrupción se analizan las respuestas vinculadas a esta opción: «todo sigue igual» en la pregunta No. 42 y a cualquiera de las respuestas a la pregunta No. 43 porque se encuentra una proporción variada de NS/NR. Si bien existe una relativa mayor consistencia que en las otras respuestas, nuevamente, se apunta que, las personas con mayor influencia, medida por ingresos, o poder, medido por simpatía partidaria, y formación, o nivel educativo, así como más cercanos al centro geográfico son quienes perciben el problema en forma menos optimista o más realista. En contrapartida, ni los grupos de edad ni la localización urbana o rural tienen mayor impacto; un caso excepcional de homogeneidad.

Los hombres son más optimistas, o menos realistas, en las expectativas de lucha contra la corrupción aunque ligeramente más radicales en la percepción de la burocracia pública como continuadora del sistema, El nivel educativo muestra consistencia porque a mayor nivel educativo menores expectativas de cambio, especialmente del nivel primario, y mayor percepción de continuidad de la cleptoburocracia. Lo mismo ocurre con los niveles de ingreso; a mayores ingresos, menores expectativas de cambio y mayor certeza de la continuidad del sistema corrupto; en ambos casos, los más descreídos son los de sectores más altos (5 y más SM) probablemente porque conocen las altas esferas del gobierno y a su burocracia -por ejemplo, nadie (0.0 %) cree en una lucha frontal contra la corrupción y 89.3 % visualiza el apoyo a y la pertenencia a la rosca de la corrupción en la alta burocracia. De acuerdo a las ocupaciones, aquellas menos vinculadas a la esfera pública y de menores ingresos, como amas de casa o agricultores, y los comerciantes descreen más en la lucha contra la corrupción o en la distancia a la misma de los altos funcionarios. Asimismo, se observa mayores esperanzas y realismo (o inconsistencias) en sectores medios educados como profesores universitarios, técnicos y docentes, y estudiantes con altas expectativas de lucha contra la corrupción (54 %, en ambos casos), por una parte, y con elevado reconocimiento de la continuidad de la "rosca" y apoyo a la corrupción (67.8 % y 70.8%, respectivamente), a quienes deben sumarse los comerciantes (66.0 %).

La cercanía al gobierno, y el conocimiento de su maquinaria, reduce el espacio de maniobra para las expectativas; conducente a creer que «todo sigue igual» (ANR: 40.9 %, PLRA: 30.7 % y PEN: 25.2 %) o a afirmar que los altos funcionarios tienen menos distancia de la corrupción (ANR: 30.8 %, PLRA: 27.7 %, PEN: 25.2 % y NS/NR con 6.1 %, 10.1 % y 2.9 % respectivamente). La localización geográfica posee consistencia en algunas regiones, esto es, a mayor centralización, menor optimismo de cambio y certeza de continuidad del sistema, en Asunción, Dpto. Central y Dptos. de Paraguarí- Guairá-Cordillera. Porque, creen que «sigue igual»; 41.1 %, 38.4 % y 36.1%, respectivamente, o que «mantienen distancia de la corrupción» con 31.1 %. 35.4 % y 36.5 %, respectivamente. En otras regiones se encuentra mayor discrepancia, entre expectativas y realidad; especialmente en San Pedro-Concepción donde sólo 25.6 % afirmó que «sigue igual» frente a la corrupción y apenas 23.1 % que los altos burócratas «mantienen distancia» de la corrupción.

 

9.      Conclusiones y la percepción de los encuestados

Desde una visión global de contexto se anota: primero, la rebelión ciudadana luchó por el mantenimiento de las libertades amenazadas; segundo, los actores de la protesta se identificaron claramente, como a sus antagonistas, pero carecían de un proyecto alternativo; tercero, los partidos y el Congreso fueron los receptores del triunfo ciudadano; cuarto, es fundamental rescatar de la memoria colectiva, la imagen de los actores en conflicto lo escrito y lo registrado aquí, está "atado" al dato empírico de la encuesta, porque se pretende rescatar la percepción de la ciudadanía sobre el "marzo paraguayo"; la cultura política y los mitos de ella están enraizados en estas percepciones.

Además, de lo registrado como contexto, las principales conclusiones son; a) el protagonismo de jóvenes-estudiantes y de la ciudadanía, como nuevos actores relevantes, así como, el de los campesinos en esta particular coyuntura; b) el reconocimiento del rol de los medios de comunicación en potenciar el fenómeno de la resistencia; c) el reconocimiento de la acción internacional en la resolución de la crisis; d) la ausencia de protagonismo de los partidos políticos en la resistencia registrada en la plaza, aunque sí de su membresía; e) la alta consistencia entre la percepción de los encuestados y de los protagonistas de la plaza indicando una homogeneidad, que puede constituirse en hito unificador de la cultura política; f) la elevada consistencia del mapa de actores alrededor de los ejes de apoyo a jóvenes o a oviedistas, así como el aislamiento del apoyo a estos últimos: policía y ejército; g) la presencia mayoritaria de sectores medios y medios-bajos, tanto por ingresos como nivel educativo, en la plaza. Se quiere señalar, además, que la protesta no fue mayoritariamente joven, que la ausencia sindical fue significativa y, destacar la presencia abrumadora de simpatizantes de partidos, aunque no hayan actuado en sus nombres ni con sus instrucciones.

A partir de las respuestas y teniendo en cuenta las características de los encuestados, se anota un perfil de condicionantes de la percepción que recoge lineamientos fundamentales y que no son necesariamente consistentes. Se reconoce su carácter descriptivo, pero se considera válido dada la ausencia de tipologías de este tipo. Esto es, características que podrían influir en las percepciones, que a su vez, serían base de actitudes y acciones de la cultura política, definida como "la mediación de las prácticas políticas y las experiencias sociales". En resumen, se presentan algunas orientaciones que pueden sobreponerse en los ejemplos ilustrativos -y no exhaustivos- según las características de los encuestados. Según sexo; los varones suelen ser más radicales en sus opiniones en el sentido de otorgar mayor peso a las categorías más importantes de las respuestas aunque no necesariamente sean consistentes. Esto es, suelen opinar en forma más optimista (como mayor protagonismo de estudiantes y ciudadanía; sindicatos contra el oviedismo y al favor de jóvenes; expectativas en la lucha contra la corrupción, etcétera); o suelen visualizar en forma más realista (apoyo de la policía a los oviedistas, continuidad de la estructura de corrupción; globalización) los procesos que las mujeres. Casi siempre se encuentra una menor proporción de varones que de mujeres, que NS/NR o con posiciones "neutrales".

La edad carece de importancia ante la corrupción y ante la globalización, fenómenos envolventes cuya percepción depende de otros factores. Sin embargo, a mayor edad se encuentran más atados a convencionales imágenes de protagonistas (campesinos antes que ciudadanía) y más reticentes al cambio (menor ponderación al gran apoyo ciudadano a los jóvenes de la plaza o de los campesinos a éstos, menor ponderación al apoyo a los oviedistas de la policía). Asimismo, se cuenta con un mayor segmento de NS/ NR.

El nivel educativo influye significativamente. A mayor nivel educativo se está más abierto a lo nuevo (protagonismo de estudiantes, jóvenes y ciudadanía; apoyo ciudadano y sindical a los jóvenes; ciudadanía en contra de oviedistas) y más realismo (apoyo de la Iglesia y los medios a los jóvenes; menos expectativas de cambio contra la corrupción; globalización), y menor proporción de NS/NR.

Los ingresos, también, influyen claramente. En la medida que aumenta el nivel de ingresos, se tiene una mayor apertura (protagonismo de estudiantes y campesinos, apoyo de los medios a los jóvenes) y realismo (apoyo de la Iglesia y los legisladores a los jóvenes; reconocimiento de la policía y los militares contra los jóvenes; sindicatos contra oviedistas; menos expectativa de cambios contra la corrupción y continuidad de la misma; globalización). La excepción en varios casos se da con el estrato de mayores ingresos (5 y más SM) más conservador y menos optimista (elevada ponderación de una muy limitada protesta de jóvenes ampliada por medios; apoyo de campesinos a oviedistas) o abierto (apoyo de sindicatos a jóvenes, menor peso a globalización)

El lugar de residencia, urbano, es significativo al percibir con mayor realismo (mayor peso a los medios en potenciar la rebelión juvenil; ciudadanía contra oviedistas; policía contra y medios a favor de jóvenes; globalización) y apertura hacia lo nuevo los procesos (mayor protagonismo de estudiantes y jóvenes) y tener menor proporción de NS/NR. Sin peso para la corrupción, al igual que la edad. Inclusive podría señalarse que en el sector rural prefieren no opinar antes que hacerlo frente a actores de poder (legisladores, policía o militares), indicador de la continuidad de esa cultura de miedo.

La localización geográfica se presenta muy asistemática. En general, gente de Asunción, los departamentos Central, y Paraguarí- Guairá-Cordillera poseen una visión más abierta (protagonismo de estudiantes y jóvenes; apoyo de la ciudadanía a jóvenes) y realista (no tanta ponderación al muy elevado protagonismo de la ciudadanía; oposición de la Iglesia a oviedistas; menos optimismo al cambio y sí a la continuidad de la corrupción; globalización) con relación a quienes se alejan del "centro". Pero, en lugares más alejados como San Pedro-Concepción se pueden tener perspectivas influidas por los medios (muy elevado apoyo de la ciudadanía o campesinos o sindicatos a los jóvenes). Sistemáticamente se encuentra una mayor proporción de NS/NR en Itapúa y Misiones, de aproximadamente 25.0 %; seguidos de Caaguazú-Alto Paraná con 15.0 %, Paraguarí-Guairá-Cordillera con 12,0 %.

Las ocupaciones presentan dos agrupamientos. Por una parte, se encuentran aquellas más abiertas, comprometidas u optimistas con los cambios, como estudiantes, profesionales universitarios y docentes, y empleados privados (apoyo a jóvenes como protagonistas, gran apoyo de la ciudadanía a éstos; apoyo de la Iglesia y medios a jóvenes; acción de policías y militares contra jóvenes; expectativas de lucha contra la corrupción). Por otra parte, se encuentran a agricultores, amas de casa y comerciantes, más aislados, tradicionales y menos arriesgados (risk-takers); son más cerrados y menos optimistas, y tienen como parámetros los indicados anteriormente.

Finalmente, las simpatías partidarias influyen, sobre todo, en algunas áreas. El PEN partido nuevo y urbano, se presenta optimista y abierto a lo nuevo, más que los otros dos históricos, ANR y PLRA (protagonismo de estudiantes, jóvenes, ciudadanía; expectativa de cambio frente a la corrupción; globalización. Mientras que, en algunos casos la ANR se acerca en su percepción menos abierta a los cambios (ciudadanía o campesinos o sindicatos a favor de los jóvenes) o menos optimista a los mismos, a quienes carecen de partido (expectativas y continuidad de la corrupción; globalización).

Sin embargo, quienes carecen de partido se encuentran más abiertos que, incluso todos los partidos, en percibir a nuevos actores (estudiantes, jóvenes, ciudadanía y apoyo de ésta a los jóvenes). La ANR, asimismo, se presenta menos crítica a factores de poder, con relación a los otros partidos y a los sin partido (policía contra jóvenes y a favor de oviedistas), pero debe ser mediatizada por la proporción de NS/NR.

Para terminar, relataré una anécdota que me contaron y que la escribo para que no se pierda con la intención de que no se olvide. Sobre el escritorio de un compañero estaba una bolsita de polietileno con sal gruesa adentro, repartida en la plaza para combatir a los gases lacrimógenos; era su «souvenir» de marzo. Había sobrevivido a múltiples limpiezas, se resistía a ir al cesto de basuras. Obstinadamente permanecía allí. Un buen día desapareció.

Pero, para su sorpresa, no lo lamentó. Es que esa imagen estaba ya grabada en su memoria. Rescatar la memoria de la resistencia ciudadana pretendieron estas notas.


NOTAS

1. Sociólogo, consultor, docente de las Universidades Católica y Nacional, miembro del Grupo de Ciencias Sociales (GCS), email: gcs@sce.cnc.una.py; todos de Asunción

2 Las cúpulas empresariales no emitieron opinión alguna y algunas no estaban lejos del proyecto autoritario (Rodríguez, 1999), buscando prebendas personalizadas antes que corporativas; a excepción de la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC).

3. Munárriz (1999:10) señalaba: del 28 de marzo a julio de 1999, se produjeron más de treinta fuertes movilizaciones populares, prácticamente a lo largo de todo el territorio nacional.

4. Pueden verse las cronologías de Mancuello (1999) y Mendoza y otros (1999).

5. En la muestra simpatizaban con la ANR, 47.1 %; con el PLRA, 19.5 %; con el PEN, 8.4 %; y con ninguno, 23.2 %.

6. Nos referimos con este término a encuestados y encuestadas, a menos que se indique lo contrario.

7. El movimiento social se define por el accionar colectivo y organizado de un sector social que lucha contra un oponente por la dirección colectiva (orientaciones culturales).

8. Sobre el silencio y la complicidad tácita o explícita de las cúpulas empresariales con el oviedismo, y la excepcionalidad de la ADEC, que ya se apuntó, véase el análisis de Rodríguez (1999).

9. Sin embargo, la cronología de Mendoza y otros (1999) señala que la marcha campesina hasta el Congreso contó con 25,000 personas, aproximadamente, el martes 23 de marzo a las 15.00; mientras que 200 y luego 1000 campesinos regresan a defender la plaza entre las 3:30 y 4:30 del miércoles 24; el cinco por ciento de la gente que marchó. La nueva consigna común fue «juicio político al Presidente y condonación de la deuda campesina».

10. El promedio de las edades de los seis jóvenes muertos es de 30.2 años; tres de 20-29 e igual número de 30-37; tres casados con hijos, tres universitarios, un campesino y cinco del sector urbano.

11. A nivel de país, según la Encuesta integrada de hogares (EIH) 1997/8, de la población total ocupada, 55.3 % correspondía al nivel primario, 31.4 % al secundario y 9.1 % al terciario; la representación muestral bastante diferente puede sesgar parcialmente la muestra.

12. Véase lo referido a la edad y características de los jóvenes asesinados (Colmán, 1999b).

13. El abanico, por lo menos declarativo, de esta lógica es muy extenso; abarca desde ocupantes de tierras urbanas o rurales expresando que «pelearán hasta morir» hasta ahorristas estafados que reivindican «recuperar o morir», y tiene parte de sus orígenes en el nacionalismo militarista expresado en «vencer o morir». Esta lógica heroica también tiene su aspecto positivo. Munárriz (1999:11) lo llama obstinación; "decisión de estar allí, de no dejarse desalojar, de reconquistar el lugar cuando han sido expulsados de él.... La consigna siempre ha sido la misma: De aquí no nos vamos hasta que ..." (cursivas del original)

14. Stromberg (1998) lo puntualiza en el mismo título de su trabajo afirmando que la integración regional salvó a la democracia paraguaya en el intento del golpe de 1996 y señala los cambiantes niveles de gobernabilidad de los países integrados y especialmente en el caso de un país pequeño, aspecto que no se enfatiza lo suficiente.

15. Las cantidades en millones de guaraníes corrientes son: i) corrupción estimada, potencial o efectiva (nuestro énfasis), excluyendo a los entes binacionales (Itaipú y Yacyretá), se trata de 2.049.857; comparados a ii) 19.733.927 del PIB, iii) 9.385.730,6 del PGGN de la AC y entes descentralizados, y iv) 1.960.671,2 del GS compuesto por los presupuestos de Educación, Salud, Vivienda, Saneamiento, Seguridad social, Universidades, Beneficiencia (DIBEN), S.Mujer, S.Repatriados, Comité de Emergencia, INDIndígena e IBRrural; de acuerdo al estudio de la Secretaría Técnica de Planificación (1996).

16. Es una de las más bajas proporciones en respuestas de este tipo, uno de los escasos temas nítidamente percibidos.

17. Yore (1998: 301-301), basada en la encuesta de Selligson de 1996 (a tres años de iniciado el gobierno) encontró que, 34,1 % opinaba que el uso de coimas estaba más extendido que época de Stroessner, e igual porcentaje decía que se mantenía alrededor del mismo nivel, sólo 14.1 % creía que el uso de la coima se había reducido, y nada menos que 17.4 % que no opinaba. En otra pregunta, 32.8 % contestó que el pago de coima es muy común, 38.8 % que es común, o 71.6 % entre ambos; y 11.0 % que es poco común y 6.5 % que es nada común, o 17.5 % entre ambos; y 11.0 % no opinó.



 

Carlos Martini

LA COMUNICACIÓN EN EL MARZO PARAGUAYO O LA CRISIS TELEVISIVA EN EL AGORA ELECTRÓNICA

"La televisión construye la actualidad, provoca un choque emocional y condena a los acontecimientos huérfanos de imágenes al silencio, a la indiferencia. Poco a poco se establece la idea de que la importancia de los acontecimientos es proporcional a su riqueza en imágenes” (1).

"La televisión, básicamente es entretenimiento. Un diario tarda décadas en morir; pero el zapping lo fusila a uno en cuestión de segundos” (2).


El golpe que derrocó al general Alfredo Stroessner, entre la noche del 2 de febrero y la madrugada del 3 del año 1989, tuvo a la radio, en particular a la emisora Cáritas, como la gran protagonista mediática. En la mañana, fueron los diarios los que acumularon la información registrada en imágenes gráficas e información. La televisión empezaría recién a desperezarse de su dilatado letargo del autoritarismo. En el otro gran momento mediático político de esta transición, todavía con demasiadas penumbras, el de abril de 1996, las radios se llevaron las palmas. Fueron los rumores propalados a través de las radioemisoras sobre la destitución del ex general Lino Oviedo de su cargo de comandante del Ejército, aquel lunes 22 de abril, y sobre todo, el comunicado de la embajada estadounidense en la tarde de ese día, los hitos que marcaron el ritmo radiofónico de la crisis para la población. Sin embargo, los sucesos que se prolongaron desde la mañana del martes 23 de marzo de 1999 hasta las primeras horas del lunes 29 del mismo mes, tuvieron una densa, extensa e intensa cobertura televisiva, que hicieron de las plazas aledañas al Congreso un macroespacio televisivo, con sangre, tensión, enfrentamientos, expresiones fuertes, represiones y, en el clímax de la puesta en escena del espectáculo televisivo, hasta una misa en la noche del viernes 26. Las imágenes se convirtieron, no solamente en coprotagonistas de la crisis, sino que incluso llevaron el conjunto de la misma en vivo y en directo, reprisando el ya célebre modelo de la CNN en la Guerra del Golfo de 1991.

Los distintos escenarios en los que se desarrollaron los sucesos en abril de 1996 y marzo de 1999, también contribuyeron a las diferencias en las coberturas de los medios. En la crisis de abril de 1996, gran parte de los acontecimientos se procesaron en espacios cerrados y que además, no eran territorios simbólicos de manifestaciones (Comando del Ejército, Primera División de Caballería, residencia presidencial), mientras que en marzo de 1999. se concentraron en las plazas de los alrededores del Congreso, espacio que a lo largo de la transición se fue convirtiendo en espejo y caja de resonancia de los reclamos ciudadanos más diversos. Además, el nivel de dramatismo de la última crisis fue superior de entrada, al estallar con el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña. Tuvo así, desde el principio, el sabor y el color de la sangre, condimento muy propicio para la espectacularización y la dramaturgia mediática, principalmente de las imágenes.

Así, la crisis de marzo de 1999 fue básicamente televisiva. La fortuita filmación de un camarógrafo del Sistema Nacional de Televisión (SNT) de los primeros momentos, posteriores al atentado contra el vicepresidente Argaña, en la mañana del martes 23 de marzo, ya anunciaba el tono audiovisual de esa naciente fase final de la crisis política abierta en agosto de 1998 con la liberación del ex general Lino Oviedo, que tuvo otro de sus momentos de desgarradora emotividad, cuando el sábado 27, a la tarde, el Canal 13 proyectó las imágenes de Walter Gamarra disparando desde la calle 14 de mayo, filmación realizada por periodistas colombianos. Las imágenes devinieron en ejes protagónicos y quizás, hasta en factores de acumulación de oposición al desfalleciente gobierno de Raúl Cubas, en particular, las de la noche y madrugada del viernes 26 y sábado 27 de marzo. Esta es, por ejemplo, la hipótesis del periodista Mario Ferreiro, entonces en Radio Primero de Marzo, cuando señala que las imágenes del viernes a la noche fueron importantes: "Creo que eso fue determinante sobre todo en un punto, en el punto que la gente, que de buena fe estaba con Oviedo, se diera cuenta que su líder realmente había traicionado los principios en los cuales, probablemente, ellos mismos creyeron” (3).

No se minusvalora el seguimiento radial, que como se verá, fue significativo en el sector rural, pero aunque la muestra tomada para esta encuesta tiene en las zonas urbanas un peso fuerte, la diferencia entre quienes siguieron exclusivamente los acontecimientos a través de la TV es notablemente alta, como se observa en el primer cuadro.

Las plazas en los alrededores del Congreso, fueron una gran puesta en escena para un virtual set televisivo -con sangre real-, haciendo trágica realidad el concepto de ágora electrónica en las democracias expuestas de Mariano Grondona. La plaza de la democracia ateniense (el ágora) es hoy el set televisivo donde los personajes públicos se exponen diariamente al escrutinio del demos. (4) Al final del capítulo discutiremos está visión, quizás demasiado optimista, sobre la relación entre la televisión, la democracia y el público. Sin embargo, un sondeo dirigido por José Nicolás Morínigo y, revela con claridad el peso fundamental del universo de las imágenes en los sucesos de marzo, principalmente entre el atardecer de ese viernes 26 y el amanecer del sábado 27, cuando el microcentro de Asunción era el paisaje que quedaba después de una batalla.

 

De la crisis radial (1996) a la crisis televisiva (1999).

El SNT trasladó su escenario del noticiero central del sábado a la noche a la plaza, y desde los estudios del Canal 13, el viernes en horas de la noche, era Pepa Kostianovski quien llamaba a la realización de una misa, cuando el ambiente sumamente cargado ya se teñía de sangre. En los cuadros siguientes, se pueden observar la preponderancia de la televisión en la crisis,


¿SIGUIÓ USTED LOS SUCESOS DE MARZO DE UNA MANERA PERMANENTE?


POR RADIO - 6,1%

POR TV - 43,5%

A TRAVÉS DE DIARIOS - 0,5%

POR LOS TRES MEDIOS - 19,8%

POR RADIO Y TV. - 26,0%

POR TV Y RADIO - 3,4%

POR RADIO Y DIARIOS - 0,7 %


Más de cuarenta, de cada cien encuestados, siguió exclusivamente las alternativas de la crisis a través de la televisión, frente a seis de cada cien, en el caso de la radio. La prensa escrita fue irrelevante para ese público en cuanto al seguimiento de los acontecimientos, explicable por el sentido de vértigo propio de las imágenes de la TV, con el acompañamiento de la radio. Como se señalará más adelante, una dimensión esencial para interpretar la globalización es el aceleramiento, la rapidez convertida en instantaneidad. Resulta interesante destacar que, entre los que siguieron los acontecimientos tanto por radio como por televisión, fue significativa la diferencia a favor de los que nombran en primer lugar la radio (26,0% frente al 3,4%), porque ahí se encontraba ese sector del público que siguió los hechos preferentemente conectado a un transistor portátil, aunque también, cuando podía, veía las imágenes en TV.

Sí algunas horas quedan como emblemáticas del marzo paraguayo, son las que transcurrieron desde el final de la tarde del viernes 26 y la madrugada del sábado 27. Así como ningún estadounidense que tenga la edad suficiente como para recordar, olvida las imágenes del coche presidencial que aceleraba su marcha en Dallas, al mediodía del viernes 22 de noviembre de 1963, con el agonizante presidente John F. Kennedy, la visión de los francotiradores desde el Edificio Zodiac en aquella noche calurosa de marzo, quedará para siempre grabada en nuestra memoria. Probablemente en esas horas, se produjo la mayor concentración de atención mediática a los acontecimientos que estaban sucediendo. Allí sí, la plaza era el ágora sangrienta de un set televisivo.

De acuerdo a Frangoise Gaillard, profesora de filosofía de la Universidad de París, "los gobiernos administran la economía, y los medios, en particular los canales de TV, administran las emociones”. (5) Los sentimientos eran impactados principalmente, a través de esa concatenación vertiginosa de imágenes y de sensaciones de un tiempo acelerado. Se alteraron las rutinas ciudadanas entre la mañana del martes 23 y la madrugada del lunes 29 de marzo. El país era un gran teatro con tirios y troyanos disputando en el centro de un escenario, las plazas, con un público mediatizado por los medios y en especial, por las imágenes televisivas. Como se puede observar en los siguientes cuadros, también en esta dimensión, la de la modificación de las rutinas, la televisión llevó la delantera en la última semana de marzo:


¿MIRÓ TV EN HORAS INUSUALES?

SÍ, UN DÍA - 7,0   %

SÍ, MÁS DE UN DÍA -79,7%

NO, HE VISTO COMO SIEMPRE - 9,8  %

NO SABE/ NO RESPONDE - 3,5   %


¿ESCUCHÓ RADIO EN HORAS INUSUALES?

SÍ, UN DÍA - 7,6    %

SÍ, MÁS DE UN DÍA - 51,2  %

ESCUCHE COMO SIEMPRE - 26,4  %

NO SABE/ NO RESPONDE - 14,8        %


Estos datos guardan relación con el espectacular incremento de aparatos de TV en el país en las tres últimas décadas. Así, mientras en 1972, el 6,6 % de los hogares tenía un aparato de TV, esta cifra subía en 1982 al 41,5%, hasta entonces un "fenómeno típicamente urbano”. En 1992, esta penetración alcanzaba al 53,9%. (6) De acuerdo a la última Encuesta de Hogares de la Dirección General de Estadísticas y Censos, el alcance llega a más del 70% de los hogares. También es significativo que, de acuerdo al estudio citado de José Nicolás Morínigo y Oscar Serafini, la extensión de la TV por cable adquiere un nivel importante: el 20,4% de los hogares encuestados están conectados al cable. De acuerdo al mismo estudio - correspondiente a noviembre de 1998- las opiniones de los encuestados variaban en cuanto a las funciones que esperaban de uno y otro medio.

 

Prensa escrita o el asfalto y las luces de neón

La prensa escrita, como es de esperar en una crisis en que el giro rápido, instantáneo y con alta dosis de suspenso marca los sucesos, casi nada pudo hacer para competir frente a la inasible posibilidad de atrapar los segundos con la televisión, que prevaleció en el sector urbano, ni con la radio, que lo hizo en el medio rural. Incluso los medios televisivos y radiales, han ido incorporando en el plano internacional desde hace décadas la figura del analista y de la contextualización, con lo cual una posible ventaja del medio escrito, la reflexión y la mayor sistematización de la información, queda ciertamente reducida. Aunque, como se verá más adelante, la crítica fundamental del filósofo italiano Giovanni Sartori es que, en especial, la TV genera solamente una ilusión de información completa porque reduce la comprensión al ver, simplifica los acontecimientos y atrofia la amplitud del conocimiento. En el homo videns, "el lenguaje conceptual (abstracto) es substituido por el lenguaje perceptivo (concreto) que es infinitamente más pobre: más pobre no sólo en cuanto a palabras (al número de palabras), sino sobre todo en cuanto a la riqueza de significado, es decir de capacidad connotativa". (7) En los siguientes cuadros se puede apreciar la diminuta presencia de la prensa escrita en el seguimiento de la crisis de marzo y ver que su mayor peso estuvo, de lejos en las zonas urbanas.

 

 

Este cuadro debe interpretarse teniendo como fondo el primero. Es decir, no debe olvidarse que del total de encuestados, menos del 1% siguió exclusivamente la crisis a través de la prensa escrita y, de ese ínfimo porcentaje, la gran mayoría (83.3%) pertenece a zonas rurales.

 

TV con público femenino

Así como el universo rural es preferentemente radial, en cuanto a géneros, la TV fue preferida por las mujeres. Los varones fueron, en cambio, los que preferentemente combinaron los tres medios. Es decir, las mujeres siguieron la crisis a través de la TV con el acompañamiento de la radio y, en menor medida que los varones, con el complemento de la prensa escrita. Los varones, a la hora de la exclusividad, prefirieron la radio, y también son mayoría cuando la combinaron con la TV.

 

 

Del total que siguió la crisis solamente a través de la radio, dos de cada tres son varones. Resulta interesante señalar, que en un estudio hecho sobre la radio en Paraguay ya citado, y que abarcó una encuesta con una muestra de tres departamentos (San Pedro, Guairá y Caazapá), se encontró que más varones que mujeres prefieren escuchar solos la radio. Mientras el 25% de todos los encuestados (varones y mujeres) prefieren escuchar la radio sin otra compañía que la misma radio, el 28% de los varones prefiere escucharla en soledad, frente al 20% de las mujeres. Esta encuesta fue realizada exclusivamente en áreas rurales de los citados departamentos. (8)

 

Los adultos jóvenes combinaron los medios

Mientras que en la franja etaria de mayores de 41 años se halla el porcentaje más alto de los que prefirieron la radio, los que tienen entre 26 y 40 años fueron mayoría en cuanto a preferencia por la TV. También en esta franja están los que combinaron todos los medios, y por consiguiente, los que recurrieron a medios de prensa escrita. Otro dato interesante es que, salvo los que combinaron TV/Radio y Radio/TV -que en el total son muy pocos, como se puede apreciar en el primer cuadro-, en todas las demás combinaciones, los jóvenes de entre 18 y 25 años son los que menos siguieron, vía los medios, la crisis de marzo. Aquí probablemente se ratifique lo que se observa constantemente en otros estudios, la preferencia de los más jóvenes por la música, y por lo tanto, por el mundo de las FM.

 

 

La radio, un medio popular

De acuerdo a la escala de salarios mínimos, se notan diferencias claras en la preferencia por la radio por parte de quienes acceden a menos de un salario mínimo, demostrándose una vez más el carácter popular de este medio. Esta situación cambia inmediatamente en el rango entre uno y dos salarios mínimos.

 

 

Entre la compañía y la información

FUNCIONES DE LA RADIO CATEGORÍAS PRINCIPAL Y MUY PRINCIPAL

INFORMACIÓN - 63 %

DISTRACCIÓN  - 65,7%

APRENDIZAJE  - 37,7 %

COMPAÑÍA - 65,6 %


FUNCIONES DE LA TELEVISIÓN CATEGORÍAS PRINCIPAL Y MUY PRINCIPAL

INFORMACION - 72,4  %

DISTRACCIÓN  - 67,3  %

APRENDIZAJE  - 44,8  %

COMPAÑÍA - 58,4  %

Fuente: Morinigo-Serafini; 1998.


La radio es entonces, sobre todo compañía y distracción, mientras que la televisión es para los encuestados, la posibilidad de información. Y durante los sucesos de marzo, el público buscó principalmente seguir la crisis a través del medio audiovisual. No era compañía principalmente lo que requería el ciudadano, sino la inmediata novedad con imágenes de la batalla en las plazas de los alrededores del Congreso.

"Una noticia -dice Vincent Giuliano, presidente de la consultora estadounidense The Electronic Publishing Group- no es algo que se escribe al atardecer, se imprime por la noche y se lee por la mañana. Es una comunicación viva que debe actualizarse y modificarse cuantas veces como el suceso lo requiera". (9) Esta descripción es exacta para dibujar el cuadro del tráfico de la información en este final de milenio en que, por ejemplo, ya son diez mil los diarios que tienen una versión digital en Internet y, a diferencia de sus ediciones en papel, modifican la noticia a medida que va teniendo variaciones en una suerte de competencia con la TV y la radio. Por ejemplo, el Wall Street Journal actualiza sus informaciones cada hora en su versión en Internet.

Vicente Brunetti sintetiza adecuadamente los componentes específicos de la radio y la TV. Señala que esta última "fascina, casi sin límites, e implica un mínimo esfuerzo para captar un mensaje que se cierra sobre sí mismo, que es completo, Que tiene algunos efectos hipnóticos debido a la posición física que adopta el espectador televidente. El aspecto negativo y perjudicial es que reduce considerablemente el proceso de reflexión propia y eso consolida la actitud acerca de que hoy sólo existe lo que tiene imagen, y sólo es noticia lo que tiene imagen,”

"Mientras que la radio, debido a sus costos mínimos (para el usuario) puede alcanzar los más recónditos lugares y está muy afianzada, no sólo en los sectores populares de las grandes ciudades, sino también en todo el sector rural. La prueba más evidente de esto es que se siguen creando sin cesar emisoras comunitarias de alcance local, pero con una estrecha relación con la gente del lugar.”

"El poder del discurso radial consiste en no estar atado ni subordinado a otra imagen como en el caso de la TV.”

"La única imagen, o conjunto de imágenes que filtra el discurso radial, es el que cada destinatario tiene de las palabras que escucha, debido a que la significación de las palabras es una asignación realizada por el radio escucha, en su mente, en función a lo que comprende, a lo que sabe, a su experiencia de vida, a su forma de entender el mundo y según eso, ofrecer sus respuestas.” (10)

Las horas nocturnas en los medios

A LA NOCHE, USTED SIGUIÓ LOS ACONTECIMIENTOS PREFERENTEMENTE A TRAVÉS DE:

LA RADIO - 7,7%

LA TV - 67,5%

AMBOS - 24,8 %


¿A TRAVES DE CUAL RADIO SIGUIO LOS ACONTECIMIENTOS A LA NOCHE?

CARDINAL FM  - 8,7%

ÑANDUTÍ - 20,3  %

PRIMERO DE MARZO - 6,9%

CARDINAL AM - 22,0  %

RADIO UNO - 7,2%

NANAWA - 3,0 %

COCUE POTY - 2,2    %

ITAPIRÚ - 5,9%

Observación:

1. todas las demás emisoras no alcanzaron el 2%

2. los datos sobre porcentaje de audiencia se refieren exclusivamente a la semana del 23 al 28 de marzo de 1999 y no reflejan el nivel de audiencia preferencial de esas radios.


¿A TRAVÉS DE CUÁL CANAL SIGUIÓ LOS ACONTECIMIENTOS A LA NOCHE?

CANAL 9   - 41,1%

CANAL 13 - 24,9%

CANAL  4  - 12,1%

TODOS LOS CANALES  - 7,3 %

CABLE - 0,5%

CANAL 9 Y 13 - 9,1%

CANAL 4 Y 9 - 3,1%

CANAL 4 Y 13 - 1,6%

Observación: Se refiere exclusivamente a la semana del 23 al 28 de Marzo y no reflejan el nivel de audiencia preferencial de los canales de T.V.


Dos de cada tres encuestados siguieron exclusivamente el devenir de los acontecimientos nocturnos a través de la TV. Como señalábamos más arriba, la noche tuvo una densidad de situaciones de alta conflictividad, emoción y ansiedad, como no ocurrió durante las horas matutinas y vespertinas. Los dos primeros días de la crisis, el martes 23 con el asesinato de Luis María Argaña y el miércoles 24 con la aprobación del proceso de juicio político al presidente Cubas en la Cámara de Diputados, y posteriormente las noches del viernes 26, la madrugada del sábado 27, la vigilia ciudadana de la noche del sábado 27 y la sucesión rápida de negociaciones y presiones desde la tarde del domingo 28, hicieron del espacio de las noches territorios mediáticos privilegiados. Además, aunque las rutinas de una parte de la población se habían alterado sustancialmente, varios de los días de la crisis fueron laborales y por consiguiente, las posibilidades de seguir a través de la TV los acontecimientos fueron menores durante el día.

En cuanto a las radios, de todos los oyentes de Cardinal, el 56,3% pertenece al área urbana frente al 83,3% de los oyentes de Ñandutí, situación que se vuelve inversa con el público rural. El 16,7% de los que siguieron los acontecimientos a través de Radio Ñandutí pertenece al área rural frente al 43,7% en el caso de Cardinal.

Diferencias parecidas también se notan entre los canales 9 y 13. De todos los que observaron exclusivamente el SNT, el 59,7 % está en el sector urbano frente al 70,1 % del canal 13. En cambio en el área rural, el 40% siguieron el 9 frente a un 29.9 % del 13.

 

La espiral de la indignación mediática

Una de las interrogantes que deja abierta la posibilidad de un estudio futuro sobre este sondeo es el papel, como factor de convocatoria y reforzamiento, de las posturas opuestas al oviedismo de los medios de comunicación y en particular, de las imágenes que se transmitían en la noche del viernes 26, acompañadas por las posturas sumamente cuestionadoras al poder de entonces por parte de los periodistas que estaban en los estudios.

Al respecto, Otter señala: "los medios de comunicación pueden cumplir tanto una función de sostenimiento del sistema político, que es lo que se intenta en las democracias, o de desestabilización del mismo. Esos fenómenos se notan con el colapso de imperios totalitarios, a cuya erosión contribuyó la información transnacional transmitida electrónicamente y que terminó por acelerar la caída. Jens Reich, activista de los derechos humanos en la ex República Democrática Alemana (RDA) -la ex Alemania comunista- remarca la enorme influencia de la televisión en los días previos al colapso del régimen comunista en esa parte de Alemania, que inició la caída de todo el imperio soviético y trajo consigo profundos cambios del ordenamiento político en el ámbito mundial”. Reich señala la existencia de una "interacción masiva entre el desarrollo real de los acontecimientos y la apariencia electrónica.”

"Esa interacción pudo crearse solamente debido a que los medios de comunicación, y sobre todo los electrónicos, estuvieron presentes. Pero al mismo tiempo, también es cierto que, inversamente, allí donde no está la lente de las cámaras, donde no está la prensa, se facilita el juego de las dictaduras y se incrementa la posibilidad de que al menos temporalmente puedan sustraerse a ser sancionadas por una opinión adversa. Ahora, la misma experiencia se repitió en el marzo paraguayo” (11). La oscuridad ante la prensa de la cocina del poder es el máximo deseo de quienes lo ostentan. Jorge Luis Borges escribe en El Aleph, la "mente es porosa al olvido"; así también, los anillos del poder hoy tienen, mediante la penetración mediática, suficientes poros para que ingresen los controles de la ciudadanía.

En las noches de la crisis y especialmente, en la del 26 al 27, ese papel del ágora electrónica, el dios romano de las puertas, Jano, el de las dos cabezas, operaba con una doble lógica, la del testigo y la del protagonista con toma de partido. La periodista Stella Ruffinelli, del Canal 9, describía esta realidad al señalar: "yo creo que, en lo que se refiere a análisis, opinión, reflexión y orientación, incluso nos pasábamos. Con el paso de los días había un mayor compromiso en los medios en el sentido de analizar lo que estaba ocurriendo". (12)

En esas horas se produjo lo que podríamos denominar una espiral de la indignación mediática, y las posturas críticas y abiertamente desafiantes al desfalleciente gobierno de Raúl Cubas se extendían y reforzaban al telespectador testigo, que cada vez se sentía partícipe de estar -aunque sea virtualmente- en las plazas.

A las escenas de jóvenes que caían bajo las balas de los francotiradores no se podía competir desde la transmisión radial y menos desde un medio escrito. En vivo y en directo, la batalla de las plazas frente al Congreso -el set televisivo- con la urgencia de las transmisiones, el sudoroso rostro de los cronistas, la crispación, el miedo y el arrojo de entrevistados en la plaza -que eran los héroes de las películas que soñamos protagonizar-, y la puesta en escena de la dramatización audiovisual, aumentaba el clima de rechazo al desfalleciente Cubas. "El noticiero televisivo ha impuesto poco a poco una concepción cabalmente distinta de la información, debido a su ideología del directo y del tiempo real. Informar es, a partir de ahora, "mostrar el transcurso de la historia” o, en otros términos, servir de vehículo para que el individuo asista (si es posible en directo) al acontecimiento (...) El tiempo de la información también ha cambiado. La cadencia óptima de los medios es ahora la instantaneidad (el tiempo real), el "directo" que sólo la televisión y la radio pueden practicar." (13)

 

La mirada del papel: la prensa escrita

Casi el 50 % de los encuestados afirmó no haber comprado la prensa escrita en esos días, lo cual revela en forma consistente, que la crisis no significó una búsqueda extra de la población de información y análisis en los medios escritos. Y dentro de los que no compraron, casi el 70% pertenece al área rural.


¿OUÉ PERIÓDICOS COMPRÓ ESA SEMANA?

ABC - 12,6%

NOTICIAS - 4,5%

POPULAR - 2,1   %

ÚLTIMA HORA - 2,6%

EL DÍA - 0,4 %

LA NACION - 0,4   %

NO COMPRÓ - 47,8%

NOTICIAS - ÚLTIMA HORA - 7,5   %

ABC - ÚLTIMA HORA - 6,0   %

OTROS - 6,1   %

Observación: Nótese la importancia de "Última Hora” en las combinaciones.


En esta era de la globalización electrónica, lejos quedan aquellas doscientas copias de la Biblia que realizara Gutemberg entre 1452 y 1455, y que abrieron el escenario de la revolución en las comunicaciones. Hoy, "un escáner tridimensional se encarga de copiar basta el último pliegue del cuerpo de la persona. En diecisiete segundos, un sistema de cámaras de vídeo, espejos y rayos láser hace todo el trabajo.". (14) Y si en tiempos de normal desarrollo de acontecimientos, la prensa escrita ya tiene dificultades para competir con los medios electrónicos, de allí que también ingrese rápidamente a sus versiones «on line» en Internet, en momentos en que el vértigo es la nota dominante del escenario público, Más aún, cuando la prensa escrita concentra gran parte de su venta en Asunción y Central (casi el 60 %, de acuerdo al estudio de José Nicolás Morínigo y Oscar Serafiní de finales de 1998), y que el perfil del comprador es de "sector alto, de educación secundaria y universitaria, con una edad que oscila de 20 a 40 años y que vive en el área urbana". (15)

La escenografía de la espectacularidad no es la de la prensa escrita. Salvando las distancias, resulta interesante esta reflexión de Garl Bernstein, uno de los investigadores del Washington Post en el caso Watergate, que en 1974 le costara la presidencia a Richard Nixon.

"La cultura opositora del periodismo se descontrola demasiado a menudo, aunque me apresuro a añadir que la calidad de nuestros funcionarios públicos ha caído tan bajo que casi invita a lo otro. Desde Watergate, el público también se ha vuelto justificadamente descreído respecto de sus políticos, porque el debate público ha sido degradado por los intereses partidarios y corrompido por el dinero".

"Por encima de eso, lo que surge en buena parte de la prensa de Washington, es una suerte de combate dirigido a generar controversia más que a aclarar, que es lo que tiene que hacer el periodismo. La noción de 'la mejor versión de la verdad que se pueda conseguir’ y el respeto por el contexto escapa cada vez más. Las empresas informativas son cada vez más reacias a comprometer dinero, tiempo y esfuerzos en reportajes arduos que no generen sensación y escándalo. Siempre hubo algo de eso en nuestro periodismo, pero nunca tanto. Es un error generalizar. The New York Times de hoy, The Washington Post y, en cierto sentido, The Wall Street Journal, tal vez sean los mejores diarios que existieron en la historia del periodismo. Pero ya no ocupan el centro de gravedad en la cultura mediática.

"La mayor parte de la gente ahora se informa a través de la televisión. Mientras que antes la televisión seguía a la prensa escrita, especialmente a The New York Times, ahora la prensa escrita suele seguir a los medios electrónicos y hasta a Internet.". (16)

En los momentos de aceleración de la crisis se produce una hipermovilidad de los sucesos que favorecen, en cuanto a su seguimiento, a la radio y a la TV. Es decir, más allá de la limitada penetración de la prensa escrita, la frenética temporalidad de los acontecimientos de la última semana de marzo favorecía a los medios de la instantaneidad. Además, no debe olvidarse que estos últimos han incorporado la contextualización, la interpretación, el análisis y la opinión, y casi todos los analistas políticos de la prensa escrita están presentes también en radio y TV.

 

Credibilidad en las imágenes o el impacto de la inmediatez

En el estudio ya citado de José Nicolás Morínigo y Oscar Serafini de finales de 1998, la credibilidad en los distintos tipos de medios tuvo diferencias apreciables, como se puede ver en el cuadro siguiente:


MEDIOS DE COMUNICACION MAS CREIBLES

TELEVISIÓN - 45,90 %

RADIO - 26,00 %

PRENSA ESCRITA - 16,80 %

NS/NR - 11,30%


Morínigo y Serafini plantean la explicación de estos datos, más que en la credibilidad, en el análisis en la fuerza de la inmediatez. "La vigencia de la televisión como medio para la construcción de la realidad social, ha generado dos perspectivas radicalmente distintas para su evaluación. Para la una, la televisión es un instrumento que pone en seria limitación la posibilidad del pensar. Para la otra, la televisión amplía el horizonte y permite a los seres humanos compartir un sentido de contemporaneidad.”.

"Desde la primera perspectiva, la televisión es el recurso de la imagen que se integra a una sociedad que está pasando de una cultura oral a otra visual, sin pasar por una cultura de la palabra escrita,".

"Al parecer, la credibilidad que otorga la televisión no es la credibilidad resultante del análisis, sino del impacto, en consecuencia, es más creíble aquello que parece más inmediato, más concreto, más comprobable; en una palabra, estamos hablando de la sustitución del concepto por la imagen. Los televidentes no se preguntan acerca de los niveles de credibilidad de los hechos mostrados, sino simplemente sucumben ante la evidencia de las imágenes mostradas”.

"La ilusión de la inmediatez creada por la pantalla de la televisión es resultado de un lenguaje basado en la proximidad, en el primer plano, en los pantallazos que capturan el instante y retienen lo fugaz, condensando el tiempo y volviendo intenso el drama".

"Y es gracias a esa inmediatez que la verdad es sustituida por su efecto, por aquella dimensión que infunde en el espectador la ilusión de lo que la cámara de televisión pone casi al alcance de su mano.”. (17)

Esta es la línea de interpretación de Pierre Bourdieu y Giovanni Sartori, entre otros. El eje argumental radica en la diferencia entre la comprensión racional, producto de la reflexión que requiere lectura, y las impresiones que impactan a través de las imágenes.

Sí bien este creciente predominio de la cultura audiovisual se está desarrollando desde hace varios años, se puede colocar a los años sesenta como un parteaguas en Occidente con la llegada del satélite comercial que comienza a hacer realidad a escala planetaria la aldea global de Marshall Mc Luhan.

 

Imágenes y sonidos en la memoria

Ante la pregunta sobre lo que recuerda de imágenes de TV o de comentarios en la radio como fundamental para salir a favor de los jóvenes, las respuestas varían considerablemente. Se puede decir, en síntesis, que de la radio se recuerdan los pedidos de solidaridad con los jóvenes y de la televisión, las imágenes vinculadas a la represión y a los francotiradores. Debe considerarse que la pregunta enfatizaba no solo en el recuerdo, sino en la orientación favorable a los jóvenes, eso explica el peso de porcentajes diferenciales en relación por ejemplo, con el impacto de la muerte del Dr. Argaña.


RECUERDOS DE LA RADIO

ENFRENTAMIENTOS - 11,7%

RENUNCIA DE CUBAS - 2.9   %

FRANCOTIRADORES - 2,9   %

LLEGADA DE TANQUES - 7,1 %

MUERTOS Y HERIDOS - 8,3   %

REPRESIÓN POLICIAL - 17,1 %

TRANSMISIÓN DE LA MATANZA - 2,1  %

PEDIDO DE APOYO A JÓVENES - 25,8 %

JÓVENES EN LA PLAZA - 3,8   %     

APOYO DE PARLAMENTARIOS - 0,4 %

OVIEDO ORDENA REPRESIÓN  - 2,5 %

APOYO DE PERIODISTAS A JÓVENES - 2,5 %

VALENTÍA DE JÓVENES - 4,2 %

ASESINATO DE ARGAÑA - 2,1 %

Observación: Principales menciones


RECUERDOS DE LAS IMAGENES DE TV OUE EL ENCUESTADO CONSIDERÓ COMO FUNDAMENTAL PARA APOYAR A LOS JOVENES

REPRESION POLICIAL - 48,6 %

DISPAROS DE WALTER GAMARRA - 5,8 %

FRANCOTIRADORES - 12.8%

MATANZA DE JÓVENES - 18,7 %

MUERTE A ARGAÑA - 3,6 %

RENUNCIA DE CUBAS. - 0,7%

VALENTÍA DE JÓVENES - 4.0 %

SALIDA DE TANQUES - 2.1 %

REUNIÓN CON EL PADRE OLIVA - 1,1 %

Observación: Principales menciones


En la memoria de los encuestados aparecen claramente diferenciados los recuerdos en relación a la TV y a la radio, En el caso de la primera, la represión policial, la matanza de los jóvenes y los francotiradores se destacan, y se observa que la suma de esos acontecimientos ocurrió en casi su totalidad durante las horas nocturnas y, en particular, en la noche del viernes 26 y la madrugada del sábado 27. La radio, en cambio, es recordada como clave de vehículo de solidaridad -pedido de ayuda a jóvenes- y, en menor medida, como transmisora de enfrentamientos.

 

A modo de conclusión

Cuando en 1926 el escocés John Baírd presentaba la televisión ante el Royal Instítute de Londres, estaba muy lejos de imaginar que aquel invento marcaría una de las notas distintivas de este siglo de la comunicación: el creciente peso de la audiovisualizacíón en la cultura. La era de la información, la marca de fábrica de este siglo moribundo, es la de las imágenes globalizadas, la del tránsito desde la rapidez a la instantaneidad y la del acelerado desarrollo de las nuevas tecnologías de la información. Según la UNESCO, en 1970 existían 298 millones de aparatos de TV en el mundo y en 1993, el número era de 855 millones. (18) América Latina contaba con el 5 % de los aparatos en 1970 y pasó a 9 % en 1993. En cuanto a Internet, se pasará de los 150 millones de usuarios actuales a unos 700 millones en el 2001.

La globalización o la mundialización es, en gran medida, el reino del vértigo en la velocidad, desde los flujos de información hasta el capital financiero. "El movimiento financiero mundial alcanza hoy un promedio de 1,3 billones de dólares; en 1970 no pasaba los 10 mil millones de dólares. Es un crecimiento exponencial que representa casi cien veces más anualmente que todo el comercio internacional". Peter Drucker habla de la "economía simbólica que se ha superpuesto a la economía real”. (19)

En el escenario de la comunicación en esta "aldea global” (Marshall Mc Luhan), el siguiente cuadro ilustra esa cara acelerada de la globalización.


TIEMPO QUE TARDÓ CADA MEDIO EN LLEGAR A 50 MILLONES DE USUARIOS

RADIO - 38 AÑOS

COMPUTADOR PERSONAL - 16 AÑOS

TELEVISIÓN - 13 AÑOS

INTERNET -4 AÑOS

Fuente: Índice de Desarrollo Humano. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. 1999.

Se trata de una carrera muy desigual. El 91% de los usuarios de Internet está concentrado en el 19 % de la población mundial. Estados Unidos tiene más computadoras que el resto de los países en conjunto y, mientras el 26,3% de la población estadounidense está conectada a Internet, esto ocurre solamente con el 0,8% de la de América Latina y el Caribe. No debe extrañar. Esta brecha es el reflejo grotesco (en expresión del PNUD) del abismo que separa a incluidos y excluidos: en 1960, la distancia entre el 20% más rico y el 20% más pobre era de 1 a 30, y hoy es de 74, al mismo tiempo que el patrimonio de las 200 personas más ricas del mundo aumenta a un ritmo de 500 dólares por segundo. Unidos en el mundo del satélite y fragmentados entre opulentos y miserables. Es la gran contradicción de este nuevo orden de la posguerra fría, con injusticias viejas y agravadas.

En 1965, al instalarse el primer satélite de uso comercial, se inicia en realidad la era de la información globalizada, que llega a una de sus máximas expresiones con la transmisión en directo de la Guerra del Golfo en 1991, a través de la cadena estadounidense CNN. Y se van difuminando gradualmente las fronteras entre la información, el espectáculo y el entretenimiento: una guerra, un campeonato de fútbol, la entrega de los Oscar o los funerales de Ladi Di se transmiten en la misma clave hoy denominada infotainment (neologismo a partir de la unión de las palabras information y entertainment) o la "mezcla galopante en la presentación de información en forma divertida". (20) El show del espectáculo condiciona la información tanto en la TV abierta como en la TV por cable.

Paraguay no fue una excepción en esta etapa final del siglo en la penetración del medio televisivo. Basta con recurrir a los datos de la última Encuesta Nacional de Hogares de la Dirección General de Estadísticas y Censos. "Entre todos los bienes duraderos que se encuentran en los hogares paraguayos, los más importantes son la cocina (75,5%) y el televisor (74,0%). Sorpresivamente, en el interior del país, con 58,0%, la tenencia de un televisor supera aún la importancia de la cocina. En las zonas rurales, solamente el 55% de los hogares cuenta con una cocina.”. (21) En tanto en el año 1972, el 6 % de los hogares tenía un aparato de TV. (22) En la capital de la República, mientras el 92,3% tiene al menos un aparato de TV, el 85,3 % cuenta con heladeras (23). Sí bien es cierto que es mayor la penetración de la radio (según el estudio citado de Vicente Brunetti, de cada diez hogares, al menos ocho tienen un aparato de radio), el dato que resalta es el crecimiento de la presencia de la TV.

Entre las visiones más críticas hacia la televisión sobresale hoy la del filósofo italiano Giovanni Sartori. El autor de "Homo videns. La sociedad teledirigida" señala: "el dato de fondo es el siguiente: el hombre que lee está decayendo rápidamente, bien se trate del lector de libros como del lector de periódicos. En España, como en Italia, un adulto de cada dos no lee ni siquiera un libro al año. En Estados Unidos, entre 1970 y 1993, los diarios perdieron casi una cuarta parte de sus lectores. Por más que se quiera afirmar que la culpa de este veloz descenso es la mala calidad o la equivocada adaptación de los periódicos a la competencia televisiva, esta explicación no es suficientemente aclaratoria. Nos lo aclara más profundamente el hecho de constatar que sí en Estados Unidos la sesión televisiva de los núcleos familiares ha crecido de las tres horas al día en 1954 a más de siete horas diarias en 1994, quiere decir que después del trabajo, no queda tiempo para nada más. Siete horas de televisión, más nueve horas de trabajo (incluyendo los trayectos), más seis o siete horas para dormir, asearse y comer, suman veinticuatro horas: la jornada está completa.".

Cuentas aparte, tenemos el hecho de que la imagen no da, por sí misma, casi ninguna inteligibilidad. La imagen debe ser explicada, y la explicación que se da de ella en la televisión es insuficiente, Si en un futuro existiera una televisión que explicara mejor (mucho mejor), entonces, sobre una integración positiva entre homo sapiens y homo videns, se podrá reanudar. Pero por el momento, es verdad que no hay integración, sino sustracción y que, por tanto, el acto de ver está atrofiando la capacidad de entender.”(24)

Exactamente en la misma línea, Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, en directa referencia a los noticieros afirma: "muchos ciudadanos creen que cómodamente instalados en el sillón de su living y mirando en la pantalla de televisión una sensacional avalancha de acontecimientos -hecha sobre la base de imágenes fuertes, espectaculares- pueden informarse seriamente. Esto es un error mayúsculo. Por tres razones: primero porque el noticiero, estructurado como una ficción, no está hecho para informar sino para distraer; segundo, porque la rápida sucesión de noticias breves y fragmentadas (una veintena por programa) produce un doble efecto negativo de sobreinformación y desinformación; y finalmente, porque querer informarse sin esfuerzo es una ilusión que remite al mito publicitario antes que a la movilización cívica. Informarse fatiga. Ese es el precio que un ciudadano paga para tener el derecho de participar con inteligencia en la vida democrática". (25)

Otro tanto sostienen, por ejemplo, Pierre Bourdieu -el fast thinker televisivo pretende en treinta segundos explicar un acontecimiento complejo, pero en realidad lo simplifica excesivamente- o Umberto Eco, para quien sobreinformación es igual a inanición informativa. Estos cuestionamientos no son nuevos al fenómeno de la imagen. Hace varias décadas, ya Max Horkheimer, filósofo neomarxista de la Escuela de Francfort, cuestionaba al cine y reivindicaba al teatro, ya que el primero tiene un ritmo tan acelerado que impide la reflexión. (26) Uno de los más influyentes filósofos del siglo XX, Martín Heidegger tenía una visión pesimista sobre este aceleramiento informativo: "Cuando un suceso cualquiera sea rápidamente accesible en un lugar cualquiera y en un tiempo cualquiera; cuando se puedan "experimentar" simultáneamente, el atentado a un rey en Francia y un concierto sinfónico en Tokyo; cuando el tiempo sea sólo rapidez, instantaneidad y simultaneidad (...) volverán a atravesar todo este aquelarre como fantasmas las preguntas: ¿para qué?, ¿hacia dónde?, ¿ y después qué?". (27)

La audiovisualización llegó para quedarse, con la instantaneidad del zapping, la fragmentación de la capacidad de concentración, la banalidad del espectáculo sin fondo. Esta época, en palabras del filósofo nihilista, Emile Cioran, tan infinitamente intensa como vacía de substancia, es la de las imágenes y la de las nuevas tecnologías de la información, en un globo quebrado entre incluidos y excluidos. Y en marzo paraguayo, las imágenes fueron protagonistas. Allí cumplieron una función de control y movilización. ¿Cumplen a menudo tan benéficas funciones?



NOTAS

1. Ramonet, Ignacio. "Informarse Fatiga". Le Monde Diplomatique. Buenos Aires. Nº l. Julio, 1999

2. Grondona, Mariano. "En la TV siempre se hace daño". La Nación de Buenos Aires. Suplemento Espectáculos. 15 de agosto de 1999.

3. Otter Schumacher, Thomas. "El rol de los medios de comunicación en la crisis política del marzo paraguayo". O un "marzo" para los medios. Serie Enfoques. No 19. Julio, 1999. Asunción. Publicación trimestral del CEPPRO. Pág. 53.

4. Grondona, Mariano. "La corrupción". Editorial Planeta. Buenos Aires. 1993. Pág. 27.

5. Schettini, Adriana. "El fin de siglo, entre dilemas y urgencias". La Nación de Buenos Aires. 10 de enero de 1999. Suplemento Espectáculos. Pág. 4.

6. Morínigo, José Nicolás; Serafini, Oscar. "Encuesta sobre credibilidad de los medios de prensa y percepción sobre las instituciones en el Paraguay". Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Centro de Investigación para el Desarrollo (CIRD). Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos. Medios Independientes Asociados (MIA). Noviembre de 1998. Pág. 13.

7. Sartori, Giovanni. "Homo Videns. La sociedad teledirigida". Taurus. Madrid. 1998. Pág. 48.

8. Zarza, Rogelia. "Medios de comunicación en el área rural. Resultados del sondeo de opinión campesina". Editorial Centro Paraguayo de Cooperativistas (CPC). Proyecto de Educación a Distancia. Asunción. 1996. Pág. 50.

9. Mediavilla, Daniel; Sánchez, José María; Vinagre, Rubén. «¿Revolución en el periodismo?». Diario Nuestro Tiempo. Periódicos en la red. Enero/Febrero de 1999. Universidad de Navarra. España. Pág.77.

10. Brunetti, Vicente. "El Tam-Tam de las tribus urbanas". Manual de comunicación para el oyente de radio. Universidad Nacional de Asunción. Facultad Politécnica. Dirección de Co-operación al Desarrollo y Ayuda Humanitaria (DDA). Suiza. Asunción. 1996. Pag. 87.

11. Otter Schumacher. Op. cit. Pág. 47.

12. Otter Schumacher. Op.cit. Pág. 51.

13 Ramonet, Ignacio. Op.cit. Pág 40.

14. Milla, Guillermo. "Las ropas y telas del futuro serán inteligentes y protegerán del sol". Clarín. 11 de setiembre de 1999. Pág. 60.

15. Morínigo, José; Serafini, Oscar. Op.cit. Pág. 16.

16. Gardels, Nathan. "EE.UU, sexo y política. La gran locura americana". Clarín. 23 de agosto de 1998. Suplemento Zona. Pág. 13.

17. Morínigo, José; Serafini, Oscar. Op.cit. Pág 19.

18. Brunetti, Vicente. "El Tótem de rayos catódicos". Manual de comunicación para el perceptor de televisión. Universidad de Asunción. Facultad Politécnica. Dirección de Cooperación al Desarrollo y Ayuda Humanitaria (DDA). Suiza. Asunción. 1998. Pág. 209.

19. Lanús, Juan Archibaldo. "Es necesario generar utopías nacionales". Entrevista de Graciela Iglesias. La Nación de Buenos Aires. 1 de febrero de 1988. Sección Enfoques. Pág. 7.

20. Priess, Frank. "La comunicación frente a la expansión de los mercados. La comunicación pública. Una perspectiva alemana". Diálogos de la comunicación. Revista teórica de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social. No 48. Lima. Octubre de 1997. Pág. 29.

21. Diario ABC Color. Asunción. 25 de abril de 1999. Suplemento Económico. Pág. 6.

22. Morínigo, José; Serafini, Oscar. Op.cit. Pág. 13.

25. Semanario Tiempos del Mundo. Asunción. 9 de setiembre de 1999. Cuerpo A, pág. 2.

24. Sartori, Giovanni. Op.cit. Págs. 50 y 51.

25. Ramonet, Ignacio. Op.cit. Pág. 40.

26. Touraine, Alain. "Crítica de la modernidad". Temas de Hoy. Madrid. 1993. Pág. 201.

27. Savater, Femando. "Las preguntas de la vida". Ariel. Barcelona. 1999. Págs. 187 y 188.



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