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FÉLIX CABRERA PROST (+)
21 de Noviembre de 1890 - 14 de Septiembre de 1942
 
FÉLIX CABRERA PROST (+)


Datos biográficos

CORONEL JOSÉ FÉLIX CABRERA PROST

Hijo de Don Pedro Cabrera y Doña Antonia Prost. Nació en San Pedro del Paraná el 21 de Noviembre de 1890. Su infancia y adolescencia no difirieron fundamentalmente de las de sus compatriotas de su misma escala social y económica. A veces solía recordar de los duros tiempos de su lejana niñez que consideraba sin parangón posible: "Che pero jha che chaví vaecué, jha upeicha apotí ajhavo rde mita...jhetáité mbaé atanteá che cariay guié jha na séi tapéitepe. Che co peichaguarántema..., Dice un escritor nacional a quien hizo dicha confidencia. Mientras una tos constante sacudía, su conventual austera habitación". La traducción literal de la frase en guaraní es poco más o menos como sigue: "Fui pelado y muy pobre siempre, y así voy muriendo chiquillo. Muchísimas cosas he tanteado, desde que me sentí un hombre y no pude salir en el verdadero camino. Yo ya no he de librarme de esta situación".

Y razón tenía, —agrega el escritor recordado—, porque este varón singularmente dotado para enfrentar todas las adversidades, de mente lúcida, excepcionales dotes de mando, todo esto abroquelado en la característica timidez de los auténticos valientes, fue perseguido hasta la tumba por un destino sombrío que si bien no lo esterilizó anímicamente lo convirtió en un escéptico a ratos estoico.

Al igual del hoy Mariscal José Félix Estigarribia, buscó nuevos horizontes en las filas del ejército, donde se incorporó, en Julio de 1910, con el grado de Teniente 2º.

Más, este ungido por la fatalidad había saltado de la sartén a la brasa. En mayo de 1911 asciende a Teniente 1º pero ya estábamos embarcados en el cuadrangular pororó con que celebramos —salvajemente—, nuestro primer siglo de vida independiente.

La politiquería nacional que se desenvolvía en torno a los hombres y no de las ideas, tuerce destinos, al parecer, definitivamente, comprometidos, salvando para el Chaco a dos de sus más ilustres defensores veinte años después. Impone la partida a Chile de los Tenientes Cabrera y Estigarribia en Febrero de 1913, siendo incorporado el primero al Regimiento "Pobeto", Nº 12 de Infantería, afectado al Batallón de Zapadores.

Allí profundiza sus conocimientos de las matemáticas y se embebe en las particularidades de la ingeniería militar. Sin mengua de ajenos méritos, puede considerárselo con estricta justicia como el padre de esa especialidad de nuestro ejército.

Retornó en 1915 con la salud quebranta, y por Setiembre de 1916, solicitó su retiro del Ejército. Se refugió en los yerbales, radicándose en "Capitán Bado" donde se dedicó a la agricultura y a regentear la escuelita de la localidad.

Años duros fueran aquellos que se impuso él mismo por propia decisión, cuando una nueva violencia desatada en el país el 27 de Mayo de 1922 le obliga a reincorporarse al ejercito tocándole actuar en la larga campaña bélica con energía haciendo honor a su temperamento de soldado nato. Al término de dicha contienda, —Junio de 1923— fue ascendido al grado de Capitán y destinado a Concepción "La bella flor del norte" desde donde se interna en el desierto de esmeralda donde se empeñó en una serie de exploraciones con el objeto de fundar los fortines dispuestos por el Ministerio de Guerra y Marina con el objeto de poner valla al avance boliviano que se venía desarrollando, en esa fecha ya desembozadamente. Isla Poí, Boquerón, Toledo, Corrales, Coronel Martínez, son nombres que han quedado en la historia y se hallan ligados indisolublemente a los bríos de este auténtico guerrero y fundador de fortines desde los primeros tiempos, ¿y por qué no decirlo también? de las glorias máximas estampadas en el gran libro de la historia Patria. Era un gran admirador de los artistas y él mismo tocaba con maestría la guitarra instrumento en cuyo cordaje interpretaba a los grandes clásicos.

El autor de estas breves notas lo conoció en el extremo norte de la República, en Bahía Negra, donde no pudo aquilatar sus méritos en razón de su corta edad pero recuerda haberlo visto rodeado de los indios Chamacocos de la Región hablando con ellos, sin duda, haciéndoles preguntas sobre las zonas en que habitaban, y los medios que serían exigidos por una explosión bélica en ese teatro.

En Marzo de 1927, se creó un curso de perfeccionamiento castrense en el cual Cabrera brilló por su clara comprensión y robusta inteligencia siendo calificado "Sobresaliente".

El Dr. Eligio Ayala, uno de los mandatarios de mayor visión política y patriótica, lo designó para su edecán, cargo ejercido por muy breves meses en razón de ser designado Comandante de la línea de fortines del sector Casado.

El estallido de la Guerra lo encontró comandando el Regimiento de Infantería Nº 5 "General Díaz", que se hallaba de guarnición en Bahía Negra. El Comandante Estigarribia quien lo consideraba como "el mejor chaqueño" había dispuesto su intervención en la guerra que se iniciaba en 1932.

Recuerdan que en pleno Chaco, apenas sostenida una entrevista con el Comandante en Jefe, había llamado a reunión de Oficiales para informar del estado de cosas, en el nuevo campo de actividades. Entre tantas expresiones célebres en guaraní lengua en la cual era un verdadero maestro, que fueron registradas para la historia son las que se mencionan en esta breve síntesis biográfica de éste héroe hasta hoy casi olvidado de todos…"Opáma umi ñemboyarú coaga guivé; che terá la ñande ruvichacuera jheivantema yayapovaerá, pyaé jha quiririjhape. Mbaé ereveta" (han terminado las bromas. Desde ahora, cuando yo o nuestros jefes ordenen deben ser ejecutados sin vacilación y en silencio. Qué tiene que agregar? Esta última expresión es la que sus subalternos han registrado como una notable característica de su personalidad porque para decirlo acostumbraba meter el dedo índice y medio, aprisionando uno de los botones de su blusa.)

Intervino en los combates de Corrales y Toledo, en los sangrientos meses iníciales de 1933, trasladándose luego al frente de Falcón. En Junio de dicho año ascendió a Teniente Coronel mientras combatía con decisión y energía, no solamente con el enemigo exterior sino con el interior que eran numerosos y se traducían en múltiples achaques.

El PC (Puesto de Combate) de éste Jefe capaz de superar todas las debilidades y flaquezas del ser humano, lo retrataba de cuerpo entero: bajo su carpa individual cuyo suelo se hallaba invariablemente limpio un coy, (hamaca usada por los marinos) una caramañola conteniendo escasa cantidad de agua y un prismático para larga vista, colgaban invariablemente de una de las ramas de algún árbol más próximo, mientras él esperaba los "partes" de los comandos subalternos. Su modesta grupa era materia de comentario entra sus ordenanzas, dado que encerraba apenas un par de mudas que era cuanto él requería como buen soldado en plena campaña bélica. Y ellos mismos le pusieron como sobrenombre "Cocidete" por ser el mate cocido el alimento con mayor frecuencia pedido por el. Y este sobrenombre quedó registrado, para mencionarlo incluso entre todos sus camaradas.

Luego vino el desenlace victorioso de la larga Batalla "Zenteno-Gondra", que culminó en Campo Vía. A todo esto había ascendido ya por mérito de Guerra al grado de Coronel de la Nación y se hallaba con la responsabilidad del Comando de la 8ª División de Infantería. Cuando se hallaba en plena persecución del enemigo, en Puesto Sosa, con motivo del armisticio concertado después de la victoria mencionada, al autor de éste relato le cupo la oportunidad de tener nuevamente un contacto con este gran Jefe, cuando, por orden del Coronel Estigarribia le transmitió el deseo de éste Jefe, de que se posesionara de "Muñoz" antes de la media noche. Cuando el entonces Capitán Aponte le explicó la voluntad manifestada por el Cnel. Estigarribia y le entregó la confirmación escrita de la orden de referencia, el Coronel Cabrera, quien se hallaba recostado en su coy, con su cigarro sin prender entre los dedos, leyendo una revista, con una violenta reacción física, superando sus achaques que en aquel momento le estaban acosando intensamente, dijo: "itarobáma picó entonces la ñande rubichá.. la che soldado cuera i ñasarambí pá jhicuai o jhecá agotopégoto y mí jhoi ú jhaguá jha jhetá oí oye petepá vaecué yvyrejhe caneó jha ñembuajhyigüi; pero, o ordena nico ñande ruvichá, ha ña cumplí vaerá mante nico... Mbaé erevéta". y se dispuso sin perder minuto a ordenar la continuación de la marcha a pesar de todos los pesares, a su Jefe de Estado Mayor el entonces Teniente Coronel PAM Juan José Benítez, quien había abandonado el arma aérea para incorporarse a la Infantería, la suya de origen, y donde por cierto desempeñó principalísimo papel. (La traducción de los términos en guaraní: Pues entonces, ya está loco nuestro Jefe, mis soldados están dispersos por todos lados muchos, en busca de agua para calmar su sed, el resto está pegado al suelo acosado por el hambre, el cansancio al parecer dispuesto ya a morir de sed, pero que vamos a decir el Jefe ha ordenado y nuestro único deber es cumplir. Qué va a agregar).

La verdad es que la 8ª División de Infantería, a pesar de su admirable capacidad de sacrificio, no entró esa noche a Muñoz; pero, por otro lado lo hizo la 6ª División comandada por el legendario Coronel de Infantería Federico W. Smith.

Poco tiempo después se produjo el "accidente" del mal llamado Strongest, en realidad Cañada Esperanza cuyas causas y consecuencias, en los estrados de la historia se hallan aún en discusión. Fue allí que Cabrera envió un radiograma al Comandante de la Aviación en Campaña preguntando si quién era el "aviador loco que estaba volando", se refería al piloto que había recibido la misión suicida de localizar a cualquier precio la ubicación del Batallón Joel Estigarribia que en heroica resistencia estaba deteniendo al enemigo que había conseguido separarlo de su gran unidad y rodearlo luego. Su radiograma en mención terminaba diciendo admiro su valor y decisión. Es de mencionar, también, aquel mensaje dramático enviado a uno de los Comandantes de Regimiento constitutivo de su división, Mayor de Infantería Lorenzo Medina, a quien decía "La resistencia que Ud. ofrece es magnífica. Manténgase firme. Ha llegado nuestra hora de morir".

Luego llegó el término de la crucificante lucha, con la firma del Protocolo de armisticio del 12 de Junio de 1935. Por expreso pedido del Gral. Estigarribia se le encargó al Coronel Cabrera la organización del desfile de la Victoria por las calles de Asunción. Algún tiempo después, el 17 de Febrero de 1.936, se desencadenó en Asunción una revuelta militar que dio por tierra con el gobierno de la victoria.

En Octubre del mismo año, el Presidente Provisional de la República, dictó un Decreto Ley Nº 5.419, por el cual acordaba "de oficio" el "retiro temporal" del Ejército y Marina nacionales a numerosos SS.JJ. y OO. A la cabeza de la extensa lista de heroicos guerreros del Chaco, figuraba el Coronel Don Félix Cabrera. Este anciano y valeroso soldado recibía de tal suerte el "espaldarazo de la gloria" ya en las postrimerías de su vida. Cuando la nación volvió a una relativa normalidad, él estaba ya carcomido por su antiguo mal, viéndose por ello obligado a solicitar su retiro definitivo del Ejército, lo cual se le concedió, naturalmente.

Pero sólo su recia contextura moral le había venido ayudando a resistir y retardar el indeclinable desenlace.

A este héroe entre los héroes, le alcanzó la muerte el 14 de Setiembre de 1942, en San Lorenzo, un rincón muy alejado de aquel en el cual él había visto por primera vez la luz del día.

Fuente digital: http://generalyegros.com (Registro: Agosto 2011)

 

 

 

FÉLIX CABRERA

Hijo de Pedro Cabrera y Antonina Pros, nació en San Pedro del Paraná en 1890. Por algunos años fue maestro; se Incorporó a la milicia como Tte. 2º en comisión; en 1923, era Capitán. Asignado a la guarnición de Concepción. Fue el fundador de los fortines "Cnel. Martínez", en 1927, y "Boquerón", en 1928; era uno de los mejores conocedores del Chaco. Comandante del sector Bahía Negra, a comienzos de 1933 fue destinado con su RI 5 “Gral. Díaz", para integrar la VI División de Infantería. El "Gral. Díaz" y el "Piribebuy" trataron de recuperar "Corrales", uno de los fortines paraguayos capturado por los bolivianos en represalia por la acción de Pitiantuta. Frustrado el intento, las Unidades paraguayas aguantaron el contraataque, para constituirse en posición defensiva en Puesto Betty.

Por el determinismo de factores, convenientes a la organización de la defensa, el Comando del II Cuerpo de Ejército al que pertenecía, dispuso el traslado de todos los efectivos a Toledo. A casi dos semanas a partir del 25 de febrero, la III División boliviana embistió infructuosamente contra el bastión paraguayo y a nivel de mando de Regimiento, la serenidad, decisión y energía del mayor Félix Cabrera, fue el símbolo de la victoriosa resistencia. Y con él los jóvenes, tenaces y valientes oficiales; Atilio J. Benítez, José Segundo Da Costa, Juan F. Alvarenga, Juan A. Jara Caballero, entre tantos. En junio, Félix Cabrera fue promovido al grado de Tte. Coronel, y el Mando Superior le confió la jefatura de la VIII División de Infantería. Eran sus unidades regimentarias el RI 16 "Mcal. López", al mando del Tte. Coronel EA Garay; el RI 17 "Yatayty Corá", al mando del Mayor E. González Durand; el RI 19 "Gral. Escobar", al mando del mayor Alcibíades Irrazábal; el RC 9 "Cap. Bado", al mando del mayor Nicolás Korsakoff.

Al mando de la D VIII, actuó con la eficiencia que le era propia desde frente a Falcón, Pozo Favorito, Puesto Ríos, hasta el espectacular y victorioso desenlace en Campo Vía, y persecución del enemigo. Luego su Unidad integró el ICE, al mando del coronel Gaudioso Núñez, que se desplazaba por la picada Lóbrego. Fue entonces que la desafortunada conducción de la II División de Infantería desequilibró toda la misión operativa del ICE. Y fue la serenidad y energía del coronel Cabrera y el coraje y sacrificio de sus jefes y oficiales subalternos; el mayor Lorenzo Medina, al mando del "Mcal. López"; el cap. Joel Estigarribia, los capitanes Ernesto Scarone y Vicente Politeo Smith del "Pitiantuta", el teniente Demetrio Cardozo, entre otros, los que hicieron posible que Strongest no fuera un desastre.

Luego, y por estrictas razones de salud, el coronel Félix Cabrera fue evacuado a retaguardia. Falleció en 1942; casado con Gervasia Aria Romero, dejó descendencia.

Fuente: BREVE HISTORIA DE GRANDES HOMBRES. Obra de LUIS G. BENÍTEZ. Ilustraciones de LUIS MENDOZA, RAÚL BECKELMANN, MIRIAM LEZCANO, SATURNINO SOTELO, PEDRO ARMOA. Industrial Gráfica Comuneros, Asunción – Paraguay. 1986 (390 páginas)

 

 

 





 

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